El desperdicio alimentario es un problema global y puede ocurrir en todos los eslabones de la cadena alimentaria: en la granja, en las industrias de procesamiento, en la fase de distribución y en múltiples sectores, incluidos aquellos donde menos se esperaría: los centros sanitarios y los eventos científicos.

En estos espacios, donde la atención a la salud, el conocimiento y la innovación son prioritarios, el impacto del desperdicio de alimentos suele quedar relegado a un segundo plano. Sin embargo, su magnitud es importante y tiene consecuencias tanto ambientales como sociales, en clara contradicción con los principios de sostenibilidad, responsabilidad social y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, es un problema ético y nutricional, porque supone desperdicio de una cantidad considerable de alimentos en buenas condiciones y se plantea el impacto ambiental que esto genera, en términos de la cantidad de recursos naturales, como el agua, la tierra o los recursos marinos utilizados para la producción de estos alimentos que no se consumen. Del mimo modo, la mala gestión de los desechos de alimentos no utilizados, contribuye al cambio climático, ya que en este proceso genera  gases de efecto invernadero (como metano y dióxido de carbono).

En los centros sanitarios, la gestión de las comidas es un desafío de cierta complejidad: menús adaptados a dietas especiales, y la variabilidad en las necesidades de los pacientes pueden generar excedentes. Hay estudios publicados que indican que entre el 20% y el 30% de los alimentos preparados en los hospitales terminan desechado, una cifra alarmante si consideramos que la alimentación es parte esencial del proceso de recuperación de los pacientes.

Por otro lado, en congresos y eventos científicos, la planificación de los servicios de catering también se enfrenta a una paradoja similar: la necesidad de ofrecer opciones de calidad y variedad, frente a la incertidumbre del número exacto de asistentes que deciden quedarse o no quedarse a comer genera grandes cantidades de comida, no consumida que, por normativa sanitaria, no puede reutilizarse ni redistribuirse. El desperdicio de alimentos en estos espacios no es un simple residuo: es una pérdida de recursos naturales como agua, energía y suelo, y contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero. Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor de CO₂ en el mundo.

Los centros sanitarios y los organizadores de eventos tienen la responsabilidad de ser ejemplo en la gestión responsable de los recursos, promoviendo prácticas que minimicen el impacto negativo y maximicen el beneficio social.

La reducción del desperdicio alimentario está relacionada directamente con algunos ODS de la Agenda 2030, entre ellos, el ODS 12: producción y consumo responsables, el ODS 13: acción por el clima, el ODS 2: hambre cero y el ODS 3: salud y bienestar.

‘La filosofía Danshari fomenta la apertura al cambio, promoviendo una cultura en la que se valore la innovación y la mejora continua’

Reducir el desperdicio alimentario en centros sanitarios y en eventos es un desafío que requiere compromiso, innovación y una gestión responsable. Alinear acciones con la Agenda 2030 no solo es una obligación ética, sino también una oportunidad para liderar el cambio hacia una sociedad más justa, sostenible y consciente del impacto de sus decisiones.

Los centros de salud y los espacios de conocimiento tienen la capacidad y la responsabilidad de ser ejemplo en la transición hacia un modelo más respetuoso con el planeta y con las personas.

Recomendaciones que pueden ayudar a reducir el desperdicio alimentario

En centros sanitarios

  • Optimizando la planificación de menús:
  • Usar herramientas de predicción de demanda (basadas en el número de pacientes, dietas especiales, alta hospitalaria).
  • Revisar periódicamente los menús y adaptar las raciones para que se ajusten a las necesidades reales de los pacientes.
  • Realizar encuestas para conocer las preferencias alimentarias de los pacientes.
  • Formando y sensibilizando al personal:
  • Capacitar a cocineros, nutricionistas y personal de planta sobre el impacto ambiental y social del desperdicio.
  • Fomentar una cultura de “cero desperdicios” en la cocina y en las unidades de hospitalización.
  • Registrando y analizando los datos de desperdicio:
  • Implementar sistemas de seguimiento para identificar qué alimentos se desperdician más y en qué etapas (preparación, servicio, consumo).
  • Donación segura de excedentes:
  • Establecer acuerdos con bancos de alimentos o entidades sociales para redistribuir comidas no servidas, siempre que la normativa sanitaria lo permita.
  • Priorizar la redistribución de alimentos como frutas, yogures, panes o productos envasados con fecha de caducidad amplia.
  • Compostaje de residuos orgánicos:
  • Cuando la redistribución no sea posible, implementar programas de compostaje para transformar los residuos alimentarios en abono, cerrando el ciclo de los alimentos

En congresos y eventos científicos

  • Ajustando las previsiones de catering:
  • Hacer un cálculo realista de asistentes, considerando la experiencia de eventos anteriores y la tasa de no presentación.
  • Implementar el registro previo obligatorio para planificar mejor la cantidad de comida.
  • Priorizar menús basados en productos locales, de temporada y de origen sostenible.
  • Incluir opciones vegetarianas y veganas, que suelen tener menor impacto ambiental.
  • Optar por raciones individuales o porciones ajustadas.
  • Colaborar con entidades sociales para la redistribución de alimentos no consumidos.
  • Disponer de envases reciclables para que los asistentes puedan llevarse la comida sobrante (iniciativas tipo “food to go” o “zero waste box”).
  • Sensibilizando a los asistentes:
  • Diseñar campañas (carteles y mensajes) sobre la importancia de no desperdiciar alimentos.
  • Calcular la huella de carbono del evento, incluyendo el desperdicio de alimentos, y compensarlo apoyando proyectos sostenibles.

Bibliografía

  1. Departament de Territori i Sostenibilitat & Agència de Residus de Catalunya. (2012). Un consumo más responsable de los alimentos. Propuesta para prevenir y evitar el despilfarro alimentario. De la Generalitat de Catalunya i Departament de Territori i Sostenibilitat, pp. 1–40. Disponible en https://www.ucm.es/data/cont/doCV/3-2019-04-09-3-2016-07-08- guia_consum_responsable_ES.pdf
  2. FAO. (2020). La pérdida y el desperdicio de alimentos deben reducirse a fin de aumentar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del medio ambiente. De la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Disponible en https://www.fao.org/news/story/es/item/1310444/icode/
  3. FAO. (2021). Objetivos de Desarrollo Sostenible. De la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Disponible en https://www.fao.org/sustainable-development-goals/overview/es/
  4. Gobierno de España. (2021a). Anteproyecto de Ley para combatir el desperdicio de alimentos en España. La Moncloa.. Disponible en https://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/Paginas/enlaces/111021-enlacealimentos.aspx
  5. Gobierno de España. (2021b). El Gobierno impulsa la primera ley en España para combatir el desperdicio de alimentos. Del Gobierno de España. Disponible en https://www.mapa.gob.es/es/prensa/ultimas-noticias/el-gobiernoimpulsa-la-primera-ley-en-españa-para-combatir-el-desperdicio-de-alimentos-/tcm:30- 577752