New Medical Economics celebró un nuevo grupo de trabajo y debate centrado en una cuestión tan crucial como actual: “El futuro de la asistencia sanitaria: telemonitorización, telemedicina y nuevos modelos sanitarios”. Un evento en formato online que reunió a profesionales del sector y que contó con el patrocinio de Masimo, referente internacional en tecnología de monitorización clínica.
La jornada fue moderada por José María Martínez García, presidente de New Medical Economics, y la mesa redonda por Pau Imaz Boada, gerente estratégico sénior de Automatización Hospitalaria y Monitorización Remota de Pacientes (RPM) en Masimo.
El encuentro contó con la participación de profesionales de primer nivel como: Glòria Bonet Papell, jefa del Servicio de Hospitalización a Domicilio (HAD) en el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol (Badalona) y vocal de Comunicación de la Sociedad Española de Hospitalización a Domicilio (SEHAD); Iván Valero López, coordinador de la Unidad de Hospitalización a Domicilio del Hospital Universitario del Henares (Madrid); Óscar Díaz-Cambronero, coordinador de la Unidad de Medicina Perioperatoria del Hospital Universitari i Politècnic La Fe (Valencia); y Ana María Angulo Chacón, responsable de la Unidad de Hospitalización a Domicilio del Servicio de Pediatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid).
Una transformación necesaria, impulsada por la tecnología y centrada en el paciente
La sesión fue inaugurada por José María Martínez García, quien destacó el papel transformador de la digitalización, la inteligencia artificial y los nuevos modelos sanitarios. «La telemonitorización, la telemedicina y la atención basada en valor no son futuribles: son ya pilares de la asistencia si queremos garantizar sostenibilidad, calidad y equidad», señaló.
Martínez subrayó además la necesidad de adaptar los marcos normativos y la formación profesional a esta nueva realidad. «La asistencia sanitaria está migrando desde lo reactivo hacia lo predictivo, y desde el hospital hacia el hogar. Es un cambio profundo que debemos liderar desde la evidencia y la coordinación».
La jornada comenzó con la presentación de Pau Imaz Boada, quien explicó cómo la solución Masimo SafetyNet permite monitorizar al paciente desde urgencias hasta el alta domiciliaria mediante una app conectada a sensores fiables e interoperables.
«La clave no es solo la tecnología, sino el trabajo conjunto con los profesionales sanitarios para integrar esta herramienta en los procesos clínicos reales», recalcó. Además, destacó que con esta solución «se han conseguido reducir ingresos en UCI, disminuir eventos adversos y aumentar la adherencia a los programas asistenciales».

De izda. a dcha: Óscar Díaz-Cambronero; Glòria Bonet Papell; Pau Imaz Boada; José María Martínez García; Iván Valero López; y Ana María Angulo Chacón.
Experiencias en hospitalización a domicilio
Glòria Bonet Papell, jefa del Servicio de Hospitalización a Domicilio del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol (Badalona), expuso cómo su Servicio evolucionó en los últimos años hacia un modelo plenamente integrado, digitalizado y multiespecialidad, tras más de dos décadas de experiencia. “Referente a la telemedicina y a la biometría remota, afirmó que” lo nuestro no es una prueba piloto es una forma de trabajar”, afirmó con rotundidad, subrayando que la hospitalización a domicilio es una alternativa real, segura y eficaz, y que las nuevas tecnologías ayudarán a equiparar aún más dicha modalidad de ingreso con la hospitalización convencional.
Bonet detalló que su Servicio atiende a una población de referencia superior a 400.000 habitantes y que, gracias a una firme apuesta institucional por la transformación digital, han logrado monitorizar en remoto a más del 40 % de sus pacientes mediante un sistema mixto que combina dispositivos conectados (reloj, tensiómetro, báscula, termómetro) y una app institucional interoperable desarrollada en colaboración con la dirección de transformación digital del ICS.
Respecto a la app (eSalut), Gloria Bonet explicó que la han adaptado a las necesidades de la HAD, “a través de ella tenemos información de cómo está el paciente por la mañana y por la tarde, y hemos construido diferentes verticales según patología prevalentes (EPOC, infecciones agudas, postoperatorios quirúrgicos, cuidados geriátricos, etc.). Cada una incorpora cuestionarios interactivos adaptados, y contenidos de educación sanitaria, incluyendo vídeos sobre autoadministración o cuidados específicos. Además, con el programa SESHAT de biometría remota, programa financiado por el CatSalut, tenemos seguimiento automatizado de constantes básicas”.
Por su parte, Iván Valero López, coordinador de la Unidad de Hospitalización a Domicilio del Hospital Universitario del Henares (Madrid), abordó durante su intervención el papel clave que juega la telemonitorización continua en el domicilio como herramienta para reducir la incertidumbre clínica, aumentar la seguridad de los procesos asistenciales y optimizar los recursos del sistema.
Con un enfoque eminentemente práctico y clínico, Valero explicó cómo su unidad, pese a llevar apenas tres años en funcionamiento, ha logrado incorporar la tecnología de monitorización continua de forma estructurada en dos grandes líneas asistenciales: pacientes con insuficiencia cardíaca aguda o crónica descompensada y pacientes con enfermedades infecciosas complejas que requieren vigilancia estrecha en domicilio, como neumonías, bacteriemias o endocarditis.
“Con datos objetivos y seguimiento 24/7, damos altas más seguras y evitamos visitas innecesarias”, afirmó. Esta monitorización se realiza mediante sensores no invasivos que recogen en tiempo real variables como frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, saturación de oxígeno y temperatura. Los datos se integran en una plataforma digital que emula los registros de enfermería tradicionales, lo que facilita su interpretación por parte del equipo clínico.
“La percepción subjetiva del paciente es importante, pero a menudo insuficiente para detectar descompensaciones reales”, recalcó Valero. Como ejemplo, compartió casos en los que se detectaron bradicardias de hasta 35 latidos por minuto durante la noche, que no fueron referidas por el paciente al día siguiente por no haber notado síntomas. “La tecnología complementa, no sustituye, nuestra intervención clínica. Nos permite ver lo que el paciente no dice y anticiparnos a lo que podría pasar”, subrayó.
Además de los datos fisiológicos, la unidad emplea cuestionarios digitales personalizados que el paciente responde a través de la app móvil, cuyas respuestas generan alertas automáticas cuando se detecta deterioro clínico o desviaciones respecto a la evolución esperada. Este sistema ha permitido, por ejemplo, priorizar visitas, ajustar tratamientos a tiempo y tomar decisiones con mayor confianza, incluso durante las noches, cuando el servicio está cubierto por otros dispositivos asistenciales como el SUMMA.
Valero destacó también el valor añadido que perciben los propios pacientes y cuidadores: “Están en casa, con sus rutinas, pero sienten que el hospital sigue acompañándolos”. La continuidad asistencial se refuerza con llamadas diarias, seguimiento presencial y análisis retrospectivo de las gráficas generadas, lo que ha contribuido a una mayor satisfacción de los usuarios y mejores tasas de recuperación funcional.
Finalmente, defendió la necesidad de seguir avanzando hacia una monitorización longitudinal y predictiva para pacientes crónicos, integrando estos sistemas entre niveles asistenciales y con Atención Primaria. “Si somos capaces de anticipar una descompensación antes de que aparezca, estaremos verdaderamente transformando la asistencia sanitaria”, concluyó.
Ana María Angulo Chacón, responsable de la Unidad de Hospitalización a Domicilio del Servicio de Pediatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), compartió en el encuentro la evolución y resultados de una de las pocas experiencias consolidadas de hospitalización a domicilio pediátrica en nuestro país. Su unidad, puesta en marcha a finales de 2023 dentro del Área Materno-infantil del centro, ha atendido a más de 350 niños en su primer año de funcionamiento, lo que ha supuesto cerca de 1.800 estancias hospitalarias evitadas.
“Nuestros pacientes están en casa, pero con la misma exigencia asistencial que en planta”, indicó Angulo, subrayando que la calidad y la seguridad no se negocian por el hecho de estar en el entorno domiciliario. La unidad forma parte del programa global de hospitalización a domicilio del Gregorio Marañón, en el que también están integradas las secciones de adultos, salud mental infanto-juvenil y hematología. En el caso pediátrico, el equipo está formado por médicos pediatras y enfermeras de alta especialización, y cuenta con el respaldo transversal de todas las especialidades quirúrgicas y médicas del hospital.
La mayoría de los pacientes ingresados en esta modalidad proceden de los servicios de Oncohematología (43 %) y Pediatría Interna (37 %), seguidos de Infectología y Cuidados Intensivos. Las patologías más frecuentes incluyen infecciones fúngicas invasivas, bacteriemias, bronconeumonías, broncoespasmos y seguimiento post-UCI en recién nacidos o pacientes crónicos complejos. “No se trata de alta precoz, sino de continuar en casa un ingreso que sigue siendo hospitalario, con todos sus estándares clínicos y de seguridad”, puntualizó la doctora.
Una de las claves del modelo ha sido la implementación del Sistema de Alerta Precoz Infantil (SAPI) en el propio domicilio, una herramienta habitual en planta hospitalaria que permite detectar precozmente signos de deterioro clínico mediante la recogida estandarizada de parámetros fisiológicos y observacionales. Las familias registran en una hoja estructurada variables como frecuencia respiratoria y cardíaca, nivel de conciencia, uso de oxígeno y percepción de dificultad respiratoria. “El SAPI en casa nos permite reaccionar rápido si algo cambia. Si supera el umbral, se activa una valoración médica inmediata”, explicó Angulo.
La otra gran fortaleza del programa es su protocolo estricto de educación sanitaria a cuidadores y padres, con el que se garantiza la correcta administración de medicación, el uso de dispositivos (como bombas de perfusión subcutánea) y el seguimiento clínico del menor. “El éxito del modelo depende en gran parte del compromiso y formación de las familias. Por eso dedicamos tiempo, materiales adaptados y acompañamiento continuo”, subrayó.
Experiencia en medicina perioperatoria
Óscar Díaz-Cambronero, coordinador de la Unidad de Medicina Perioperatoria del Hospital Universitari i Politècnic La Fe (Valencia), expuso cómo su centro ha conseguido integrar la telemonitorización en todo el proceso quirúrgico, desde la consulta preoperatoria hasta la recuperación funcional del paciente tras el alta. Su intervención puso el foco en la importancia de diseñar circuitos asistenciales innovadores, basados en datos individuales y decisiones proactivas, especialmente en el contexto de la cirugía mayor oncológica.
“Las complicaciones quirúrgicas son la tercera causa de muerte en el mundo. Si no somos proactivos, llegamos tarde”, advirtió Díaz-Cambronero, apelando a un cambio cultural en la medicina perioperatoria, que permita anticiparse a los eventos adversos en lugar de simplemente reaccionar a ellos. Para ello, en La Fe han desarrollado un programa integral de rehabilitación preoperatoria domiciliaria en el que el paciente es monitorizado desde semanas antes de su intervención con dispositivos tipo wearable que registran en continuo frecuencia cardíaca, temperatura, niveles de saturación de oxígeno y otros parámetros biométricos relevantes.
Lo innovador de este enfoque no reside únicamente en el uso de la tecnología, sino en la metodología basada en el perfil basal personalizado de cada paciente. “Evaluamos desviaciones respecto al basal individual, no normas poblacionales. Si un paciente se desvía más de un 20 % de su media previa, se genera una alerta. Estamos hablando de medicina realmente personalizada”, explicó.
Este modelo permite identificar precozmente alteraciones en la evolución postquirúrgica, optimizar las decisiones clínicas en tiempo real y reducir la necesidad de reingresos o estancias prolongadas. Además, el programa incluye una estrecha colaboración con la Unidad de Hospitalización a Domicilio, que se encarga del seguimiento presencial y telefónico durante los primeros días tras el alta, con acceso a todas las variables monitorizadas integradas en la historia clínica electrónica del hospital.
Finalmente, Díaz-Cambronero apuntó que este modelo no solo mejora los resultados clínicos, sino también la experiencia del paciente, quien se siente más acompañado y empoderado. “El paciente se convierte en protagonista activo de su proceso, y nosotros en guías que lo acompañamos con información, criterios y herramientas de valor”, concluyó.
Más integración, interoperabilidad y redefinición de roles
La mesa de debate abordó aspectos clave como la fatiga por alertas, la integración entre niveles asistenciales o el rol de los cuidadores como actores clave del proceso. Todos los participantes coincidieron en que «la tecnología debe estar al servicio de una asistencia más cercana, más humana y más sostenible».
Díaz-Cambronero concluyó: «No hablamos de un dispositivo más, hablamos de integrar procesos de forma estructurada. La medicina perioperatoria debe basarse en datos, y eso solo lo da la monitorización continua».
Hacia una asistencia conectada, personalizada y segura
Este grupo de trabajo dejó claro que la transformación del modelo sanitario pasa por: extender la hospitalización a domicilio como una opción real y eficaz; monitorizar con continuidad y fiabilidad desde urgencias hasta el alta domiciliaria; personalizar la atención con datos objetivos y seguimiento clínico individualizado; formar equipos multidisciplinares con nuevos perfiles, como la enfermería digital; y apostar por la interoperabilidad y la integración de los datos clínicos entre niveles.
José María Martínez García clausuró la jornada con una reflexión final: «La combinación de talento clínico, tecnología y compromiso asistencial puede mejorar radicalmente la forma en que cuidamos. La clave está en conectar saberes, procesos y herramientas con foco en el paciente».