La salud mental de los médicos ha sido un tema de creciente preocupación en el ámbito sanitario, especialmente tras la pandemia de la COVID-19. La responsabilidad que recae implícitamente sobre el médico, en combinación con altos niveles de estrés y ansiedad, desencadena desgaste emocional y físico, depresión y agotamiento profesional (burnout).

La calidad del sistema sanitario depende en gran medida de la salud de sus profesionales, por lo que se ha convertido en un problema social y de salud pública.

El burnout, según el estudio Evidence Relating Health Care Provider Burnout and Quality of Care (1), está asociado a una disminución del desempeño profesional, reducción de la calidad de la atención prestada, problemas de seguridad del paciente y una menor satisfacción de los usuarios.

Los síntomas del burnout son:

Despersonalización: distanciamiento y rechazo al paciente.

Falta de realización personal: actitud negativa hacia uno mismo y al trabajo, pérdida de interés, aislamiento e ideas de incompetencia personal.

Cansancio emocional:  sentimiento de agotamiento ante las exigencias del trabajo, por el que se siente desafección.

Irritabilidad, baja productividad y escasa autoestima.

Según el último estudio de la Escuela Nacional de Sanidad: Prevalencia del síndrome de burnout en médicos que trabajan en España: revisión sistemática y metaanálisis (2), uno de cada dos médicos españoles presenta síntomas de burnout.

Un “médico quemado” tiene menor capacidad para brindar una atención óptima, lo que puede derivar en errores médicos, trato menos empático a los pacientes y, en casos extremos, el abandono de la profesión.

El dato preocupa… ¿así está la mitad de los médicos de España?

Las principales causas incluyen la sobrecarga laboral, el exceso de tareas burocráticas, la falta de apoyo, los salarios insuficientes, las dificultades de conciliación, las jornadas muy prolongadas y la dificultad para desconectar durante el tiempo libre.

Además, el insomnio crónico se asocia a mayor riesgo de depresión, ansiedad y burnout. Según la Sociedad Española de Sueño y Sleep Medicine Review se estima que el 30-40% de los profesionales sanitarios sufren algún trastorno del sueño, y llega al 50% en los médicos que realizan guardias de 24 h. Existen evidencias de que las secuelas de la COVID-19 y el trabajo por turnos pudieran desencadenar o agravar los trastornos del sueño, ejerciendo efectos bidireccionales con trastornos médicos y mentales coexistentes (3).

Por otro lado, la exposición a situaciones traumáticas y la presión constante pueden desencadenar insomnio, abuso de sustancias y estrés postraumático.

Según el registro “Physician Burnout & Depression Report 2022: Stress, Anxiety and Anger” de Medscape, existe mayor prevalencia en mujeres, ha aumentado desde la pandemia y las especialidades con mayor prevalencia de burnout son:

Urgencias.

Cuidados intensivos.

Ginecología y obstetricia.

Infecciosas.

Medicina familiar y comunitaria.

El estudio “Prevalence of burnout among GPs: a systematic review and meta-analysis” (4 y 5) recomienda entre sus conclusiones ofrecer un enfoque uniforme para desarrollar soluciones adaptadas, y poner fin a esta pandemia silente.

La pandemia de la COVID ha agravado la situación en los últimos años. Según el estudio “Repercusiones de la COVID-19 sobre la salud y el ejercicio de la profesión de los médicos de España” (6), realizado por la Fundación Galatea y la Organización Médica Colegial, el 75% de los médicos considera que su carga de trabajo actual es superior a la que tenían antes de la pandemia, lo que ha contribuido al aumento del burnout. Además, un tercio de los médicos reconoce que su estado de salud mental no es bueno, y un 16% manifestó padecer depresión o ansiedad diagnosticada en el momento de la encuesta. Una cuarta parte de los encuestados dormían menos de 6 horas y un 35% presentaba insomnio. En 2022, un 60% de los médicos eran usuarios de los servicios de Salud Mental frente al 24% de 2020.

Aunque esta situación ha motivado el incremento del uso de servicios de apoyo psicológico, aún existe mucho camino por recorrer en la notificación. Las dificultades para aceptar la enfermedad mental, la normalización de los síntomas y la automedicación, son barreras para la detección precoz. Este contexto dificulta el diagnóstico, el control de las enfermedades mentales y puede desencadenar problemas de adicción a sustancias.

Los médicos consumen un 30-40% más hipnosedantes que la población general debido a la alta carga de trabajo y los trastornos del sueño (Revista Española de Salud Pública, 2020).

Las turnos prolongados-guardias de 24 h alteran los ritmos circadianos, producen insomnio y a su vez, aumentan el riesgo de consumo. El fácil acceso a fármacos implica que el abuso de drogas sea un riesgo ocupacional potencial de hombres y mujeres.

La organización Alianza por el Sueño (7) trabaja activamente en erigir la higiene del sueño como pilar fundamental para la salud y bienestar del trabajador

Según la European Journal of Public Health, 2021, 1 de cada 5 médicos que consumen benzodiazepinas lo hace de forma continuada y durante más de 3 meses. El riesgo de dependencia es mayor en especialidades de alta presión como urgencias, UCI, anestesiología y psiquiatría. Las principales razones para el uso de benzodiazepinas en profesionales sanitarios son: insomnio post-guardia o turnos de noche (65% de los casos), manejo del estrés laboral y carga emocional (45%) y automedicación por fácil acceso a fármacos (35%).

Estudios de diferentes países revelan que la medicina es una de las profesiones con mayor riesgo de suicidio. La insatisfacción laboral es una de las causas más destacables, y que se ve agravada por las condiciones de trabajo, además del estrés y la responsabilidad (8 y 9).

La Fundación Americana para la Prevención del Suicidio (AFSP) alerta de que los médicos buscan ayuda en menor medida que otros profesionales, y las tasas de suicidio consumado son más altas.

El riesgo de suicidio médico es más elevado que el de población general porque, aunque comparten los mismos factores de riesgo que el resto de la población, tienen desafíos propios de la profesión como son: el burnout, rasgos de perfeccionismo y competitividad, así como, el acceso a medicamentos peligrosos. El estrés por la incertidumbre clínica y el temor al fracaso son rasgos de la “cultura médica” (10).

El estudio noruego “La prevalencia de ideación suicida y los intentos de suicidio entre médicos. Resultados de un estudio transversal de una muestra nacional” concluye con la hipótesis de que los médicos no dan un «grito de ayuda», sino que tienden a materializar sus impulsos suicidas (13).

‘Cuidar la salud mental del médico es una emergencia urgente, porque ningún médico debe sufrir en silencio’

Existen diferencias entre países, por lo que se debe seguir investigando, pero se ha podido evidenciar que, dentro de la profesión, el suicidio es más frecuente en las mujeres. Un estudio publicado en The  BMJ encontró que las médicas tienen un 76% más de riesgo de suicidio que la población general. Se revisaron 39 estudios observacionales publicados desde 1960 hasta el 31 de marzo de 2024, que abarcan un total de 20 países, principalmente de Europa, Estados Unidos y Australia.

En España, un estudio del CGCOM reveló que el 23 % de los médicos hombres y el 22 % de las médicas han tenido ideas suicidas, y entre el 1 % y el 2 % han intentado suicidarse. Se registraron 115 suicidios entre 2005 y 2024. Las especialidades con mayor riesgo de suicidio son: anestesista, psiquiatría y cirugía (14).

En conclusión, aunque existen diferencias en las características del suicidio según las poblaciones estudiadas, las experiencias desagradables recientes como son el acoso laboral, burnout y conflictos laborales han demostrado ser factores de riesgo en la ideación suicida de los médicos. El acceso a medicamentos, la presión laboral y la dificultad para buscar ayuda por el estigma profesional han sido identificados como factores que agravan el problema.

En resumen, la salud mental de los médicos es un problema global y que debe abordarse con urgencia. La prevención y el acceso a apoyo psicológico son fundamentales para proteger la salud y la vida de los profesionales médicos. Además, el bienestar físico y mental es importante no sólo a nivel personal, sino también para garantizar que los pacientes reciban atención clínica de alta calidad.

Es necesario iniciar campañas de sensibilización sobre la salud mental y adoptar medidas preventivas. La política sanitaria (15) debe ir dirigida estratégicamente también hacia la salud de los profesionales, para abordar:

Cambios en el patrón laboral (descansos, conciliación, medidas organizativas, diversificación del trabajo con tareas docentes…).

Respeto de los descansos, higiene del sueño y la desconexión digital

Jornadas laborables saludables: stop guardias 24h.

Control de la sobrecarga laboral, a través de auditorías.

Intervenciones mixtas (colectivas e individuales). El burnout como un problema asociado intrínsicamente a la actividad sanitaria.

Sistemas de selección, incentivación, estabilidad en el empleo acordes con la motivación profesional.

Desburocratización. Preservar la autonomía del médico.

Reconocimiento profesional.

Reconocimiento como profesión de riesgo.

Evaluaciones periódicas de riesgos psicosociales de los puestos de trabajo.

Screening y acceso a apoyo psicológico dentro de hospitales y centros.

Programas de bienestar y manejo del estrés dirigidos a profesionales sanitarios.

Detección y prevención de la conducta suicida.

También las estrategias para mejorar el bienestar mental pueden favorecer la prevención:

Fomentar el autocuidado: priorizar el descanso, la alimentación saludable y el ejercicio.

Crear espacios de apoyo: facilitar redes de comunicación entre colegas, actividades de tiempo libre colectivas y servicios de salud mental accesibles.

Promover cambios estructurales y organizacionales que promuevan la salud mental, el bienestar y las consecuencias del insomnio. Ajustar las cargas laborales y fomentar un ambiente de trabajo saludable.

Reducir el estigma: normalizar el hecho de que los médicos también necesitan ayuda y apoyo psicológico.

Cuidar la salud mental del médico es una emergencia urgente, porque ningún médico debe sufrir en silencio.

Bibliografía

  1. Evidence Relating Health Care Provider Burnout and Quality of Care: A Systematic Review and Meta-analysis. https://www.acpjournals.org/doi/abs/10.7326/m19-1152
  2. Prevalencia del síndrome de burnout en médicos que trabajan en España: revisión sistemática y metaanálisis
  3. La relevancia del insomnio entre los trabajadores sanitarios: Análisis post-pandémico COVID-19: https://www.mdpi.com/2077-0383/14/5/1663
  4. Physician Burnout & Depression Report 2022: Stress, Anxiety, and Anger  https://www.medscape.com/slideshow/2022-lifestyle-burnout-6014664?reg=1&icd=login_success_email_match_norm#4
  5. Prevalence of burnout among GPs: a systematic review and meta-analysis: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34990391/
  6. Repercusiones de la COVID-19 sobre la salud y el ejercicio de la profesión de los médicos de España. 2022-2023 https://www.fpsomc.es/notas-de-prensa/informe-del-estudio-de-impacto-de-la-covid-en-la-salud-estilos-de-vida-y
  7. Alianza por el sueño https://alianzasueno.com/
  8. Suicidio:https://medicinaysaludpublica.com/noticias/psiquiatria-y-psicologia/medicas-enfrentan-un-76-mas-de-riesgo-de-suicidio-que-la-poblacion-general-segun-estudio/24543
  9. La profesión médica y suicidio: https://www.psychologytoday.com/us/blog/use-your-brain/202505/the-medical-profession-and-suicide
  10. https://www.cambridge.org/core/journals/european-psychiatry-ed-espan-ola/article/abs/la-prevalencia-de-ideaci-o-n-suicida-y-los-intentos-de-suicidio-entre-medicos-noruegos-resultados-de-un-estudio-transversal-de-una-muestra-nacional/DFB37303C9E4861032261189024EC75E
  11. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0465-546X2014000100015
  12. Prevención del suicidio en médicos: https://scielo.isciii.es/pdf/mesetra/v59n231/especial.pdf
  13. Desgaste profesional: tiempo para la política sanitaria: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911124000360

Sheila Justo Sánchez, Vicepresidenta de Amyts (Asociación de Médicos Titulados Superiores de Madrid)