#SaludSinBulos, con la colaboración de Doctoralia, ha presentado el I Estudio sobre Bulos en Salud cuyo objetivo es determinar hasta qué punto los bulos sobre temas de salud están teniendo un impacto en la salud de los ciudadanos y qué soluciones se pueden aplicar para contribuir a frenarlos y erradicarlos. Para alcanzar este objetivo se diseñó una encuesta online que fue distribuida durante los meses de octubre y noviembre de 2018 entre profesionales de la salud de distintas especialidades de toda España. Una de las grandes preocupaciones actuales son las denominadas fake news. Dentro de este capítulo de desinformación masiva juegan un papel muy importante los bulos de salud que se transmiten sin freno por todos los canales de comunicación actuales. Se da por cierto que 2 de cada 3 fake news tienen que ver con temas de salud y calidad de vida de las personas, lo que supone un gran riesgo en cuanto a salud pública a nivel global. Este impacto ha llegado a reducir la tasa de vacunación en abundantes países, a incrementar el coste de la cesta de la compra en sustancias sin utilidad práctica para la mejora de la salud familiar y a provocar tantos otros efectos colaterales que los profesionales sanitarios intentan resolver en sus consultas. El presente estudio se centra precisamente en el papel, la opinión y la actitud que los profesionales sanitarios tienen frente a estos bulos de salud y sus agentes de transmisión.

Situación actual de los bulos en salud en España

Más de la mitad de los encuestados ha detectado un incremento en el número de bulos de salud que circulan entre los pacientes, atribuyendo principalmente este incremento a los nuevos canales de comunicación inmediatos (Whatsapp, redes sociales, etcétera) que permiten la difusión más rápida de los bulos y en menor medida al eco que dan a este tipo de informaciones los medios de comunicación tradicionales (TV, radio, periódicos) que contribuyen a la difusión de estos bulos sin contrastar previamente su veracidad.

El rol de los canales de comunicación en la difusión de los bulos

Los canales de comunicación inmediatos y de cercanía, como Internet, las redes sociales, el círculo cercano y las aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp son los principales canales a través de los cuales estos bulos llegan a los pacientes. Los medios tradicionales, sin embargo, siguen teniendo un papel –aunque no tan relevante– a la hora de transmitir también estos bulos: según los profesionales entrevistados, un 9% cree que los bulos también llegan a través de la TV, un 7% de la prensa escrita y un 4% a través de la radio. De hecho, un 92% de los profesionales de la salud considera que los medios de comunicación no son suficientemente rigurosos a la hora de contrastar la información de salud que comunican. En cuanto al papel de Internet, la gran mayoría de los profesionales no confía en este canal como una fuente fiable de información sobre salud. Los principales motivos para esta desconfianza son, por una parte, la falta de validación de la información que hay en Internet y, por otra, el hecho que en Internet circulan muchos bulos de salud.

El papel del profesional de la salud ante los bulos de la salud

El 82% de los profesionales afirma utilizar datos o argumentos científicamente respaldados para desmentir los bulos de salud que llegan a su consulta. Sin embargo, 2 de cada 3 todavía no recomienda recursos 2.0 como páginas web o aplicaciones para que así los pacientes puedan consultar sus dudas sobre salud de forma independiente.

¿Qué podrían hacer los diferentes actores para cambiar la situación?

En esta línea, el 93% de los profesionales considera que hace falta más medidas de seguridad tanto en las redes sociales como en Internet para verificar y limitar la información de salud que se facilita, para asegurar que sea certera.

Conclusiones

Los resultados de la encuesta sugieren que los médicos y profesionales sanitarios lidian diariamente con gran cantidad de pacientes que acuden a su consulta con dudas sobre bulos de salud. Es un tema que crece día a día, motivado por el gran uso y credibilidad de las redes sociales y las TICs en la vida de las personas. La falta de filtrado o desmentido rotundo inicial de los bulos también contribuye a su diseminación, y esto acaba llegando a las consultas de los profesionales de la salud. Por otro lado, los especialistas también atribuyen una falta de criterio a los medios tradicionales la hora de publicar o difundir contenido. La opinión generalizada es que los medios de comunicaciones tradicionales si bien no originan, sí reutilizan los bulos de salud como fuente de audiencia, sin ser suficientemente rigurosos y críticos con el contenido. El profesional sanitario suele rebatir de forma presencial, en su consulta, el bulo, pero no suele ir más allá. La falta de confianza en Internet y redes sociales como fuente de información fiable contrasta con la escasa participación como validadores y emisores de información en Internet por parte de los médicos y profesionales sanitarios. Esta desconfianza se traslada también a los recursos profesionales de los que podrían hacer uso ellos y sus pacientes. El estudio recoge la sensación de los profesionales sanitarios de un cierto abandono por parte de las administraciones y entidades de control deontológico y ético de su deber de velar por la información que recibe la ciudadanía sobre el cuidado de la salud. Es una llamada a recibir más apoyo para poder combatir los bulos en salud, que llenan su tiempo de consulta.