Como continuación a nuestra última columna, y teniendo presente que el sentido ético es fundamental para el desarrollo de los negocios y que en sanidad este sentido ético cobra una especial relevancia, la transparencia, por ende, también posee una relevancia superior. Para ello, la forma más eficaz es lo que ya se viene haciendo en las empresas sanitarias, sea del tipo que sean: involucran a sus grupos de interés y fortalecen sus relaciones en base a la confianza. Las empresas que establecen códigos como herramienta para la gestión de la ética empresarial son empresas que están a la vanguardia, que son competitivas y que tienen claro que no son sostenibles si no son transparentes.
La ética en las empresas y en la sanidad
La incorporación de la ética y la transparencia como factores de competitividad a las empresas permite que estas puedan desempeñar su labor en un entorno favorable que incentiva la inversión y que facilita la generación de alianzas con actores que comparten su misma visión de desarrollo sostenible; por lo que la ética y la transparencia se convierten en factores claves del desarrollo empresarial. Y para ello, la comunicación es un elemento clave para generar la información relativa al “buen hacer” en sanidad y la adecuada rendición de cuentas al paciente/ciudadano/cliente.
En cuanto a la ética y transparencia en el ámbito sanitario, si consideramos que la comunicación es un aspecto esencial para cualquier actividad, cuando hablamos de salud pública o privada este aspecto se torna esencial y es imprescindible manejarla con rigor y sensibilidad. Desde siempre los profesionales sanitarios han realizado siempre una importante función social con un componente moral y moral que se ha visto reflejado en los actuales y distintos códigos puestos en marcha por las asociaciones profesionales y el resto de los colectivos sanitarios ya que el compromiso con la salud es, sobre todo, un compromiso moral.
Así pues, tenemos que hablar de los conceptos de Responsabilidad Social Empresarial y reputación corporativa, que junto a los códigos éticos que reflejan los compromisos y valores de las distintas organizaciones y que con ellos han generado de nuevo confianza, además de recuperar e incrementar el prestigio y el reconocimiento de las mismas por parte de los ciudadanos.
El punto de partida es el mismo: la ética y transparencia, pero bajo un ámbito más reglado y controlado por lo que el sistema sanitario determina, por tanto, un nuevo modelo de profesional de la salud, así como de las asociaciones que les representan para poder responder mejor al cambio social que la población demanda.
Los códigos éticos están adquiriendo cada vez un mayor protagonismo en el ámbito de la salud. Las normativas deontológicas establecen las normas de acuerdo a las cuales un colectivo se considera responsable de la conducta de sus miembros, a la vez que aportan recomendaciones para orientar hacia la excelencia en el ejercicio profesional con unas exigencias básicas sometidas a la disciplina corporativa.
Un buen código supera en definitiva la normativa legal, que siempre es norma de mínimos y no de máximos. Se implementa mayores garantías en favor de la ética pues establece un nivel de exigencia que va más allá de la ética que determina el Derecho e impone los límites que los comportamientos profesionales no deberían traspasar, aunque la ley no los haya establecido. Resulta evidente que los códigos no tienen fuerza de ley, pero si tienen esta fuerza entre quienes voluntariamente lo han asumido. Y en muchas ocasiones forman parte de los contratos suscritos entre los trabajadores sanitarios, o entre proveedores y empresas, por lo tanto adquieren el valor de obligado cumplimientos entre las partes.
Así pues, ahora los códigos de buenas prácticas en transparencia ya son una realidad que implica una mejora en el sector sanitario, que funcionan como herramienta estratégica, y como medio de control para una cultura ética y moral.
A los profesionales en sus relaciones con los diferentes colectivos con los que se relacionan y trabajan, pero, sobre todo pretenden mejorar el prestigio de la profesión o del sector que los establece.
Pero si hablamos de códigos éticos en el ámbito sanitario, la razón de su existencia es el compromiso con el paciente, la manifestación de la voluntad de los sectores empresariales que desarrollan su actividad en el ámbito sanitario de que todas sus relaciones con los profesionales e instituciones sanitarias son éticas, profesionales y no generan ningún incentivo para los mismos, distinto del que deben perseguir, dar la mejor solución de salud para su enfermedad.
Por qué un nuevo Código Ético
Construir un entorno sanitario eficiente que permita el acceso universal a las mejores soluciones de salud está en el ánimo de todos; y avanzar en los estándares éticos del sector de la tecnología sanitaria en Europa es una prioridad desde hace tiempo. En este sentido y durante varios años, Fenin ha participado en los foros organizados por MedTech Europe, patronal europea del sector de tecnología sanitaria a la que pertenece, en los que ha defendido la necesidad de abordar nuevas políticas y modelos que pudieran favorecer y proteger las relaciones del sector de la tecnología sanitaria con los profesionales e instituciones con los que se relaciona.
Tras un largo periodo de reflexión, en diciembre de 2015, MedTech Europe decidió aprobar un nuevo código absolutamente innovador que debía ser transpuesto por todas las asociaciones nacionales de los distintos estados miembros. Esta nueva normativa establece reglas estrictas, claras y transparentes que regulan la relación de esta industria con los profesionales y organizaciones de la salud. Un gran cambio gracias al que se ha podido dar un salto cualitativo en términos de ética y transparencia en lo que a las relaciones con los profesionales se refiere.
‘La ética y la transparencia se lideran como objetivos y factores claves del desarrollo empresarial’
Desde ese momento el objetivo de Fenin fue transponer la nueva normativa europea a las particularidades del sector en nuestro país y para ello se crearon las estructuras necesarias que permitieran trabajar en un documento base que sirviera como punto de partida para el análisis compartido entre empresas y sociedades científicas, en calidad de organizaciones directamente implicadas en la formación de los profesionales sanitarios. El resultado de este esfuerzo de adaptación, análisis y debate ha sido el nuevo Código Ético del sector de tecnología sanitaria que fue aprobado por la Asamblea General y la Junta Directiva de Fenin el 20 de diciembre de 2016 y que ha entrado en vigor el pasado día uno de enero de este año 2018.
La nueva normativa ética del sector de la tecnología sanitaria española nace con vocación de universalidad y con el objetivo de proteger más y mejor la reputación de todo el sector, de las empresas y de los profesionales sanitarios, además de mejorar la transparencia y reforzar la separación en la toma de decisiones de los profesionales sanitarios y de los gestores.
Con este Código, Fenin quiere ofrecer a la Administración, a las sociedades médico-científicas, a los profesionales sanitarios, a los pacientes y a la sociedad en su conjunto las mejores garantías de comportamiento ético y responsable de las empresas del sector de tecnología sanitaria. Y con este propósito se han generado nuevas formas de colaboración con los agentes del sistema sanitario y que también van a incidir en una mejor introducción de la innovación tecnológica y en una mejor formación de los profesionales de cara a su utilización de forma eficiente y segura.
Uno de los cambios más relevantes es la desvinculación de las empresas en la selección de los profesionales sanitarios que se beneficiarán de sus ayudas a la formación, asumiendo este rol los hospitales donde desarrollan su actividad clínica o sus sociedades científicas, en definitiva, se aporta una nueva garantía de independencia a la formación médica.
Un nuevo modelo de relación
A través de un conjunto de normas, el Código fija las bases de un nuevo modelo de relación entre las empresas y los profesionales e instituciones del sector sanitario que garantiza una mayor transparencia e independencia en estas relaciones.
El sector instaura así un cambio sin precedentes en la relación establecida entre las empresas e instituciones y los profesionales lo que supone un cambio de paradigma que aporta beneficios para el sistema sanitario y, en consecuencia, para la sociedad en general.
Sello ético y unidad de ética y cumplimiento
El Código introduce por primera vez el concepto de “Sello ético” como garantía de aquellos implicados en la formación médica independiente de gestionar con rigor las ayudas a la formación del sector. Este sello es el reconocimiento público del cumplimiento de unos procesos y revisiones independientes de los fondos a la formación otorgados por las empresas del sector a los que, de manera voluntaria, se someten los organizadores de eventos, ya sean sociedades científicas, hospitales u otras organizaciones, para acreditar que dedican íntegramente los fondos recibidos de las empresas a la formación de los profesionales.
Además, y con el objetivo de informar, formar y ayudar a garantizar el estricto cumplimiento del nuevo reglamento se crea la “Unidad de Ética y Cumplimiento”, nueva estructura cuyo fin es responder consultas y solventar las incidencias que se puedan plantear en la aplicación del Código, así como revisar su cumplimiento.
Fenin es consciente de que la formación médica continuada es imprescindible para que los profesionales sanitarios se mantengan en la vanguardia del conocimiento, haciendo así posible que el Sistema Nacional de Salud siga siendo uno de los más prestigiosos del mundo en este campo.
Y no podría ser así sin que existan relaciones entre la industria y los profesionales sanitarios ya que de ellas depende, en buena medida, que se genere el conocimiento científico con impacto en los resultados en salud, lo que supone un beneficio incalculable, tanto a nivel social como económico. Por lo tanto, la nueva normativa del sector de la tecnología sanitaria se ha realizado bajo la premisa de proteger de forma ética estas relaciones y se ha elaborado con el consenso y la participación de las empresas asociadas, de las sociedades médico-científicas y del resto de agentes implicados.
En la actualidad, las empresas del sector trabajan e innovan para poder ofrecer a los profesionales sanitarios más de medio millón de tecnologías, terapias y servicios cuyo objetivo es diagnosticar cada vez más precozmente, tratar y curar más enfermedades, controlar y cuidar mejor a los pacientes y cubrir las necesidades del sistema sanitario en su conjunto. Es fundamental que las relaciones entre los profesionales y la industria garanticen una formación óptima para la utilización adecuada y segura de la tecnología y por lo tanto, aseguren que se aprovechan al máximo las posibilidades que ofrece, se desarrollan en un marco ético y responsable. La tecnología sanitaria ha revolucionado la práctica médica y mejorado la esperanza y calidad de vida de la población. Sin ella, conceptos como la medicina predictiva o personalizada no serían posibles; con ellas es menos complicado lograr una gestión eficaz y eficiente de los recursos y limitar la utilización de tratamientos innecesarios o poco efectivos.
En definitiva, seguimos y seguiremos dando pasos para garantizar la ética y la transparencia en el sector sanitario, este ha sido, es y será el compromiso del sector de la tecnología sanitaria.