La gestión sanitaria está viviendo una auténtica transformación gracias a la inteligencia artificial (IA). Lo que antes parecía intangible o imposible de medir ahora puede cuantificarse y analizarse con un grado de precisión sin precedentes. Desde predecir enfermedades hasta personalizar tratamientos, la IA ha irrumpido en el sector salud con fuerza. Sin embargo, una de sus áreas más prometedoras, y quizá menos exploradas, es su capacidad para poner en valor la experiencia del paciente y vincularla directamente con resultados clínicos y económicos.
La IA y su rol en la transformación sanitaria
La IA ha demostrado ser una herramienta indispensable para analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real. En el ámbito sanitario, esto permite:
Identificar patrones en el comportamiento de los pacientes.
Optimizar procesos operativos y recursos clínicos.
Predecir complicaciones o necesidades futuras.
Pero más allá de estas aplicaciones técnicas, la IA está empezando a abrir un nuevo horizonte: medir el impacto de trabajar con la experiencia del paciente como eje central. Durante años, la experiencia del paciente se ha considerado un concepto subjetivo, difícil de cuantificar y, en consecuencia, relegado a un segundo plano frente a indicadores clásicos como mortalidad, reingresos o tiempos de espera. Con la IA, esta perspectiva está cambiando.
Impacto en salud y economía
La experiencia del paciente no es solo una cuestión de empoderamiento o humanización; también tiene implicaciones directas en los resultados de salud y en la sostenibilidad económica de los sistemas sanitarios. Cuando se trabaja desde la experiencia de paciente, entendemos muchos determinantes que suceden fuera del hospital, pero que afectan claramente al desempeño de éste. Ejemplos pueden ser las decisiones no informadas que toman los familiares de pacientes polimedicados con insuficiencia cardiaca que se intuyen, pero no se conocen desde el sistema, la banalización de la migraña “de eso no se muere nadie” con impacto en el uso de urgencias o bien la falta de seguimiento de pacientes cardiológicos por procesos insuficientemente coordinados.
La literatura nos muestra abundante evidencia sobre cómo abordar la experiencia del paciente produce impactos en salud y económicos. Y la causa es porque es desde allí que se mejoran los procesos con información con la que los profesionales normalmente no cuentan. Los efectos son bien conocidos y en esta columna se han descrito numerosos casos donde:
Se reducen las vistas a urgencias y la hiperfrecuentación.
Se incrementa la adherencia terapéutica y disminuyen así eventos adversos y hospitalizaciones.
Se involucra a los pacientes y familiares de manera más activa en su autocuidado, lo que facilita la prevención.
La IA permite analizar estos datos en profundidad y encontrar correlaciones entre la experiencia del paciente y los indicadores mencionados. Por ejemplo, mediante algoritmos de aprendizaje automático, es posible predecir el riesgo de reingreso de un paciente en función de sus respuestas a cuestionarios de experiencia. Asimismo, se pueden identificar áreas específicas donde mejorar la atención podría generar ahorros significativos.
Los PREMs como base de los cuadros de mando
Los PREMs (Patient-Reported Experience Measures) son herramientas diseñadas para capturar la percepción de los pacientes sobre la atención que reciben. Estas medidas, recogidas a través de encuestas y cuestionarios estandarizados, permiten dar voz al paciente de manera estructurada.
Tradicionalmente, los PREMs se han utilizado como un indicador complementario, pero gracias a la IA, pueden convertirse en el motor principal de cuadros de mando inteligentes que integren también indicadores clásicos como tiempos de espera, tasas de complicaciones o resultados financieros. La combinación de estos datos ofrece una visión holística de la atención sanitaria y permite tomar decisiones basadas en evidencia.
Y es fácil entender por qué: normalmente la experiencia de paciente se captura a través de estudios cualitativos (normalmente en forma de mapas de experiencia o patient journeys), es decir, de narrativas. Los PREM transforman esas narrativas en cuestionarios y los cuestionarios generan datos. Hasta ahora esos datos se manejaban estadísticamente, pero la inteligencia artificial permite correlacionarlos con resultados reportados por pacientes (PROM), información clínica, sociodemográfica, etc.
Caso Naveta Health
Un ejemplo destacado del uso de PREMs integrados en cuadros de mando es el Proyecto Naveta, desarrollado por Naveta Health en colaboración con la Asociación de Farmacia Hospitalaria de Illes Balears (FARUPEIB). Este proyecto ha revolucionado la atención farmacéutica en hospitales al incorporar herramientas digitales y de IA que monitorizan la experiencia del paciente en tiempo real.
Mediante cuestionarios PROM (Patient-Reported Outcome Measures) y PREM, la plataforma permite recoger datos clave sobre la percepción del paciente respecto a su tratamiento, información recibida y bienestar general. Estos datos se analizan en cuadros de mando que ofrecen a los gestores y profesionales una visión clara de las áreas de mejora.
“Gracias a los cuadros de mando basados en PREMs, no solo hemos mejorado la satisfacción de los pacientes, sino que también hemos podido detectar puntos críticos en la atención, optimizando recursos y reduciendo reingresos”, afirma Gabriel Mercadal, vocal en Baleares de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria y director de Naveta Health.
Los resultados destacados del proyecto incluyen: la monitorización de más de 2.500 pacientes en tiempo real, una mejora en la adherencia terapéutica del 20%, así como una reducción significativa en las consultas innecesarias, generando ahorros tanto en tiempo como en costes.
Cuadros de mando basados en IA en reumatología
Otra experiencia de alto interés es el trabajo que está desarrollando la empresa Insyca en el ámbito de la reumatología. Así, han elaborado un cuadro de mando en el que confluyen datos clínicos con PROM, PREM, encuestas de satisfacción (mediante procesamiento de lenguaje natural) y datos económicos. Auxiliadora Martín, CEO de Insyca asegura que “al cruzar datos de todas estas fuentes hemos podido comprobar, por ejemplo, que trabajar con un enfoque de decisiones compartidas medido en PREM, tiene impactos reales en el gasto farmacéutico. Por ejemplo, hemos observado que las decisiones compartidas mejoran significativamente la adherencia terapéutica, lo que permite optimizar el uso de medicamentos biológicos y reducir tratamientos innecesarios o sobredimensionado”.
Además, este enfoque ha permitido a los equipos clínicos identificar áreas de mejora en la coordinación de cuidados, como el seguimiento de pacientes con patologías complejas, reduciendo hospitalizaciones evitables. Finalmente, la integración de herramientas de IA ha facilitado la generación de informes en tiempo real, lo que agiliza la toma de decisiones y mejora la planificación de recursos tanto a nivel clínico como financiero.
Evidencia y evoluciones futuras
La experiencia del paciente ya no es una idea “nice to have” o una mera estrategia comercial de la sanidad privada. Estudios recientes muestran que invertir en este ámbito genera beneficios concretos en salud y economía. Por ejemplo, iniciativas centradas en la experiencia han demostrado reducir tasas de reingreso en un 15% y mejorar los resultados terapéuticos de enfermedades crónicas.
Sin embargo, hasta ahora existía un gran desafío: medir el impacto de manera precisa. Aquí es donde la IA marca un punto de inflexión. Gracias a su capacidad para analizar grandes volúmenes de datos y detectar correlaciones complejas, podemos avanzar hacia un modelo en el que la experiencia del paciente se integre completamente en la gestión sanitaria. Por primera vez, es posible vincular directamente las iniciativas centradas en el paciente con resultados financieros y de salud, lo que permitirá justificar inversiones y diseñar estrategias más efectivas.
En este sentido, los cuadros de mando basados en experiencia del paciente representan un salto adelante en la gestión sanitaria. Integrar los PREMs con datos de salud y económicos gracias a la potencia de la IA no solamente supone tomar decisiones más informadas, sino contar con una poderosa herramienta de gestión para integrar la experiencia de paciente como un elemento clave de la cadena de valor, ya que podremos medir con precisión su impacto en salud y económico. De este modo no solo mejora la calidad asistencial, sino que también garantiza una mayor sostenibilidad económica.