La participación activa de pacientes y profesionales sanitarios ha cobrado relevancia en los últimos años, en la búsqueda de oportunidades de mejora de la calidad de los servicios de salud, de empoderamiento de los pacientes y de fomento de una relación más colaborativa entre todos los actores involucrados.

En este sentido, los que llevamos tiempo promoviendo la participación conjunta de pacientes y profesionales para desarrollar proyectos dentro del ámbito de social y de la salud, hemos detectado que uno de los mayores temores de profesionales y pacientes cuando se trata de desarrollar un proyecto de participación es no saber cómo hacerlo.

Estos proyectos pueden presentar diversas barreras y desafíos, como la resistencia al cambio, la falta de tiempo o recursos y la desconfianza entre los participantes. En este artículo se plantea cómo la formación puede proporcionar herramientas y estrategias para anticipar y planificar la manera de abordar estas barreras de manera efectiva, y fomentar un entorno en el que todos pueden contribuir de manera significativa.

Comprensión de la participación activa

El primer contenido debe ser dar a conocer que la participación activa implica una percepción diferente de los pacientes y los profesionales. Se debe tener consciencia de que los primeros no son meros receptores de atención, sino que pueden aportar su experiencia conviviendo con problemas de salud y que los segundos dejan de ser meros dispensadores de atención para, además de aportar su conocimiento técnico, aportar su experiencia tratando este mismo problema.

Para que tanto pacientes como profesionales sanitarios comprendan este concepto, es necesario explicar lo que significa realmente participar, cuáles son los beneficios y cómo se puede llevar a cabo de manera efectiva. Sin una comprensión clara, es probable que los esfuerzos de participación se queden en la superficie y no logren el impacto deseado.

Generar un marco de confianza

Desarrollo de habilidades de comunicación

La comunicación efectiva es un pilar fundamental en cualquier proyecto de participación. Todos los participantes deben ser capaces de expresar sus ideas, preocupaciones y expectativas de manera clara y respetuosa. La formación puede incluir talleres sobre habilidades de comunicación, escucha activa y resolución de conflictos, habilidades necesarias para crear un ambiente de confianza y colaboración, donde todos se sientan cómodos compartiendo sus opiniones.

Fomento de la empatía y la comprensión mutua

También debemos aportar herramientas para fomentar la empatía entre pacientes y profesionales sanitarios, que es la base de la comprensión mutua. Para conseguir que los participantes se sientan valorados y escuchados, es necesario que todos sean conscientes de las experiencias y desafíos que afrontan los demás actores tanto en su día a día, como en el momento en que se abren a colaborar en proyectos conjuntos.

Establecer los límites

Debemos aprender a definir cuáles van a ser los límites de lo que realmente podemos trabajar en común. Esto implica plantear claramente las normas sobre cómo se llevará a cabo la participación para gestionar las diferentes expectativas.

Disponemos de un entorno macro que nos define un marco de referencia, como la cartera de servicios, que no podemos modificar. La formación en participación debe considerar el contexto de las políticas de salud. Es importante que los participantes comprendan cómo sus esfuerzos se alinean con las políticas y directrices nacionales e internacionales.

También debemos alinear la participación con el entorno meso, representado por la gestión de los recursos del propio proveedor de salud, que tiene sus propias priorizaciones.

Pero aún así queda mucho trabajo por realizar sin, por ejemplo, reivindicar nuevos medicamentos o recursos materiales. Conocer estos límites ayuda a que el esfuerzo dedicado vaya encaminado a aquellos ámbitos en los que realmente podemos influir.

Generar un entorno de participación

Establecer objetivos comunes

Cualquier proyecto de participación requiere que todos los involucrados trabajen hacia objetivos comunes, con metas claras y compartidas. La formación debe abordar esta necesidad que no solo mejora la eficacia del proyecto, sino que también aumenta el compromiso de todos los involucrados.

Recursos necesarios

Un espacio seguro para la participación

Esta área puede incluir temas como la confidencialidad, el respeto y la no discriminación. En el espacio de formación, además de proporcionar las herramientas para generar este espacio donde se sientan cómodos participando, fomentamos la interacción, la discusión y el intercambio de ideas entre los participantes, lo que también forma parte del aprendizaje.

Capacitación en métodos de participación

Existen diversas metodologías y enfoques para la participación. La idea es que, con el conocimiento