Últimamente, se ha hablado mucho de que los jóvenes no se comprometen y, además, no quieren asumir las responsabilidades que vienen de los puestos de liderazgo. Yo no puedo estar más en desacuerdo con esa afirmación.

Recientemente, en la tragedia ocurrida en Valencia el pasado mes de octubre, donde la DANA arrasó completamente más de 65 municipios, donde la tragedia se cobró más de 200 víctimas mortales, donde las calles quedaron sepultadas por el lodo… allí estuvieron los más jóvenes. No dudaron en andar kilómetros para, con las herramientas a su alcance, ayudar a los vecinos. A las pocas horas de la catástrofe, una marea humana de voluntarios llegaba a la zona cero. Yo, personalmente, me emocioné y sentí con satisfacción que mis reflexiones sobre el compromiso de los jóvenes no iba desencaminadas. Esos jóvenes que estaban arriesgando su salud, que regresaban a sus hogares agotados tras horas de duro trabajo, nadie puede decirme hoy que no están comprometidos.

Los jóvenes están comprometidos, pero no con los valores y el estilo de vida de los baby boomers. Lo que ocurre es que miran hacia arriba y no ven el atractivo a esos puestos de dirección. Y sinceramente, si alguien ha estado equivocado, hemos sido nosotros. Hoy este fenómeno ya tiene un nombre «Conscious unbossing» o desjerarquización consciente. Este es el nuevo concepto que ya está impactando en tu empresa.

En mi opinión, está en crisis el modelo tradicional en el que el estatus en sí mismo era el reconocimiento que las personas esperaban como respuesta al esfuerzo. Hoy la recompensa es la calidad de vida. No se está dispuesto al estatus si el precio es tan alto como el que han pagado generaciones anteriores.

‘Construir marcas que impacten positivamente en la sociedad es un atractivo no solo para el talento sino para el compromiso’

¿De qué se trata entonces? Se trata de crear nuevas culturas corporativas donde se apueste por la flexibilidad, el bienestar y un liderazgo compartido que sirvan a un propósito.

Construir marcas que impacten positivamente en la sociedad es un atractivo no solo para el talento sino para el compromiso. Para ello, las marcas deberán apostar por dejar una huella positiva en el entorno, tener una cultura humano-céntrica y apostar por la diversidad y la inclusión en sus equipos.

El talento y el liderazgo buscarán entornos innovadores donde las aportaciones y el desarrollo personal importen y donde se trabaje en entornos y equipos ágiles.

Los futuros líderes no solo buscan un plan de carrera, sino un crecimiento continuo basado en la comunicación transparente y en el desarrollo, donde se hable de mentores más que de jefes.

Y por supuesto, el bienestar, no es una opción. El ambiente de trabajo, la flexibilidad, la cultura, la personalización de la experiencia y el cuidado físico y mental no entran en la negociación.

Nadie se va de una gran marca, de un gran proyecto y de un gran liderazgo. Si observamos los movimientos que hoy en día el talento sufre, es porque no les damos respuestas a sus necesidades de desarrollo. Y no se las damos porque estamos con culturas del siglo XX.

Construir marcas que vivan la cultura con propósito no es una opción.