Queremos en esta columna, exponer, de forma muy general, el posicionamiento del sector de la industria farmacéutica en relación con la transparencia, con la exigencia de acceso a la información que implica, y la ineludible rendición de cuentas que lleva aparejada este término “transparencia”.

La industria farmacéutica, tiene a día de hoy, desde una perspectiva basada en la transparencia de la vigente Ley 19/2013, y el derecho de acceso a la información, una deuda pendiente con la transparencia. No obstante, no podemos ignorar que, por un lado, en nuestro país existe una cierta cultura, en el sector sanidad en general, y más en industria farmacéutica, de resistencia a dar una información, que, hasta no hace mucho, se considera innecesaria para con el ciudadano.

No obstante, lo anterior, tenemos que destacar que está habiendo grandes avances en los últimos 10 años. No podía ser de otra manera ante una sociedad que exige ciudadanos proactivos, junto con una protección jurídica implantada en España, y que procede de la Unión Europa, para la rendición de cuentas/información del ciudadano/ transparencia. Así como muestra de ese “avanzar” existe un Código de Buenas Prácticas que inicio su camino en el año 2014, y, su versión más reciente fue actualizada en junio de 2023. Promovido por la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica, que, sin duda, supone un paso un paso importante, ya que incorpora hacer públicas las transferencias de valor (cualquier pago o contraprestación directa o indirecta) que se realice a profesionales u organizaciones sanitarias para aportar transparencia a esta práctica habitual en el sector.

Sin embargo, a pesar de esta, y otras iniciativas creadas por algunos agentes dentro del mundo farmacéutico, tenemos que indicar que, hoy en día, cinco años después de la adopción de una resolución (la WHA 72.8) de la Asamblea Mundial de la Salud sobre transparencia en los mercados farmacéuticos, persisten desafíos en la disponibilidad de información sobre precios, costos de investigación y desarrollo (I+D) y mecanismos de reembolso, entre otros.  La idea es que esta “opacidad” en estos aspectos afecta a la equidad en el acceso a medicamentos, e impide conseguir el objetivo llamado de “salud global” definido por la Unión Europea.

Se exige por ello, actualmente, por parte de la sociedad civil, un mayor nivel de exigencia, y la normativa de desarrollo europea impone la necesidad urgente de avanzar en la transparencia de los mercados farmacéuticos.

Son tres los aspectos clave que debemos destacar en relación las demandas en transparencia en la industria farmacéutica: la falta de información sobre costes de I+D y precios netos como barrera para el acceso, la necesidad de fortalecer las autoridades nacionales responsables de aplicar la legislación sobre transparencia, y la importancia de la cooperación internacional para lograr avances sostenidos.

En la actualidad, la transparencia en el precio y las condiciones de financiación de los medicamentos es uno de los temas que están a la orden del día en el sector farmacéutico. Son muchos los laboratorios que muestran su preocupación por este debate social y jurídico que ha ganado intensidad en los últimos años.

En la siguiente columna seguiremos avanzando en la exposición de este delicado e interesante tema transparencia/industria farmacéutica.