Mucho se ha escrito respecto del papel de las empresas de tecnología médica como “socio necesario” para acompañar los aumentos de demanda asistencial durante la pandemia del COVID-19.

Entre los desafíos a los que se han enfrentado las compañías del sector de la industria de dispositivos médicos podemos incluir la dificultad de abastecimiento de insumos y la reducción del personal. Esto ha afectado tangencialmente la liquidez de muchas empresas, sobre todo de las pymes que actúan como proveedor preferencial de cercanía de muchos hospitales públicos y privados.

Las empresas de tecnología sanitaria han puesto todos sus esfuerzos para compensar estas dificultades, adaptar sus productos e implementar nuevos desarrollos para el diagnóstico y tratamiento de los infectados. Asimismo, cabe destacar la rapidez con la que investigadores y emprendedores provenientes de diversas áreas de trabajo debieron enfocarse en los retos planteados por la urgencia sanitaria. Pero no han sido pocas las dificultades que se han encontrado para articular las soluciones con la demanda.

Por supuesto, que no todo es una nefasta realidad con un futuro sin luces, ya que la pandemia ha supuesto un gran impulso para la innovación, la transformación de los sistemas de Salud, la actualización de la base instalada y la optimización de los procesos en la industria médica.

Dentro de este entorno, el personal de las empresas dedicadas a la fabricación y/o distribución de equipamiento médico (así como las que se adaptaron para proveer insumos para la lucha contra COVID-19), han estado acompañando el esfuerzo extraordinario del personal sanitario como el “socio” que es, conscientes de la repercusión que cada tarea concluida con éxito tiene, en última instancia, sobre la sociedad. Nos podremos encontrar al personal destinado a la instalación de equipos de diagnóstico o tratamiento, al destinado a la formación en nuevas tecnologías, a los responsables de aplicaciones clínicas de las empresas, y al personal de los departamentos logísticos, técnicos y de distribución, incorporados en el día a día de este especial entorno hospitalario.

Este grupo de colaboradores externos a la institución hospitalaria, pero actor importante dentro de la sanidad, han dedicado muchas horas a montar respiradores, sistemas de monitorización, bombas de infusión, camas, puertas, soluciones de aislamiento, o soluciones de telemetría, etcétera. Muchos ingenieros de campo han recorrido kilómetros por toda la geografía de España para reparar equipos médicos, para que equipos de laboratorio, gasómetros, equipos de diagnóstico por imágenes se mantuvieran en funcionamiento, minimizando los tiempos muertos y facilitando el trabajo del personal sanitario. Este colectivo ha estado expuesto de forma cercana al COVID-19 al desarrollar su tarea dentro de las Unidades de Cuidados Intensivos, Plantas de Neumología, Áreas de Pacientes Infecciosos, Áreas de Radiología destinadas a paciente COVID, … Incluso, sabemos de equipos completos de técnicos que han dedicado interminables horas para ejecutar nuevas instalaciones hospitalarias de gases medicinales, de aire acondicionado, de comunicaciones, etc. todas ellas demandadas en tiempo récord.

Pero, a pesar de que el desarrollo y la distribución de una vacuna eficaz y segura contra la COVID-19 ha ocupado un lugar central en la respuesta de la Comisión Europea al coronavirus, del gobierno nacional y de los gobiernos autonómicos, dentro de la estrategia de vacunación planificada no se ha incluido a este “socio necesario”. Entre los grupos que deben tener acceso prioritario a las vacunas no se ha incluido a los trabajadores de empresas de tecnología médica como profesionales sanitarios.

Las empresas de tecnología sanitaria han puesto todos sus esfuerzos para adaptar sus productos e implementar nuevos desarrollos para el diagnóstico y tratamiento de los infectados

Como manifiesta FENIN, “el papel de la Tecnología Sanitaria está siendo fundamental para combatir esta pandemia, y el de los profesionales del Sector está siendo crucial para lograr producir y suministrar en condiciones complejas y de alta demanda los productos sanitarios considerados esenciales, así como para proporcionar un importante soporte a los profesionales sanitarios. Por ello, Fenin ha solicitado a la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad que, como trabajadores de un sector esencial, algunos grupos de profesionales de la industria de Tecnología Sanitaria sean incluidos en la relación de colectivos prioritarios de vacunación de la Estrategia de Vacunación frente a COVID-19 en España que el Ministerio ha desarrollado”.

FENIN ha incluido en el colectivo tanto a los “trabajadores que pueden entrar en contacto con pacientes o áreas potencialmente infectadas en centros sanitarios, residencias y domicilios y que son imprescindibles en la asistencia a los profesionales sanitarios en el ejercicio de su actividad: asistencia en el quirófano, ingenieros de mantenimiento preventivo y correctivo de equipamiento electromédico, aquellos que calibran equipos para que los diagnósticos sean precisos y los tratamientos sean seguros y eficaces”, como a “los empleados de las empresas de Tecnología Sanitaria con funciones directas de fabricación y distribución de productos sanitarios y de diagnóstico críticos”, que permiten garantizar los procesos de producción, distribución y suministro continuo de las tecnologías y terapias que tienen impacto directo sobre los pacientes afectados.

No solo FENIN la realizado esta solicitud, sino MedTech Europe que es el representante de las empresas fabricantes y distribuidores de tecnología médica ante las instituciones europeas

¿Pueden las autoridades sanitarias entender que el personal sanitario que se encuentra a pie de cama no es solamente el personal contratado por las instituciones sanitarias? ¿Qué condicionantes pueden dar fuerza a esta posición? ¿Qué argumentos se usan para dejar fuera de los grupos de acceso prioritario al trabajador de la industria de equipamiento médico? ¿Saben las autoridades cuánto tiempo tarda una empresa en reemplazar a un técnico especialista formado? ¿El coste de la no vacunación del personal de tecnología médica expuesto es asumible por la industria tecnológica médica y por el sistema sanitario?

Tal vez es necesario reflexionar, reevaluar, reconsiderar y confirmar o modificar posturas para permitir que un porcentaje de este colectivo, que en España agrupa alrededor de 25.000 trabajadores, pueda verse protegido manteniendo la asociación invisible pero patente entre ambos sectores.