El 6 de junio de 2025, se celebró en la sede del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) el Encuentro de Expertos “Retos del siglo XXI: Programas de Optimización del Uso de Antimicrobianos (PROA) Hospitalarios”, una jornada organizada por New Medical Economics con la colaboración del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) y el apoyo de Advanz Pharma y Pfizer como patrocinadores.
El evento, de carácter presencial y con emisión en streaming, reunió a representantes institucionales, gestores, profesionales clínicos, microbiólogos y farmacéuticos hospitalarios para analizar el estado actual de los equipos PROA en la Comunidad Valenciana, sus desafíos estructurales y las claves para fortalecer su impacto en la calidad asistencial.
La sesión inaugural del Encuentro de Expertos comenzó con la intervención de Jaime Giner Martínez, presidente del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF), quien dio la bienvenida institucional como anfitrión del encuentro. Giner destacó el compromiso de la profesión farmacéutica con el uso racional del medicamento y el papel estratégico de los farmacéuticos en el seno de los equipos PROA: “El farmacéutico debe estar en el centro del PROA, junto al microbiólogo, el clínico y el gestor. Solo así podremos construir una cultura sólida en torno al uso prudente de antibióticos”, afirmó. Además, subrayó que el MICOF seguirá impulsando iniciativas que conecten la gestión sanitaria con la seguridad del paciente.
A continuación, intervino Marciano Gómez Gómez, conseller de Sanidad de la Generalitat Valenciana, quien remarcó la importancia de no concebir los equipos PROA como una exigencia normativa, sino como una herramienta esencial para proteger la calidad asistencial. “El PROA no debe verse como una obligación normativa, sino como una herramienta de seguridad del paciente. Es una garantía de calidad asistencial, no una carga para los profesionales”, señaló.
Gómez defendió que el futuro del sistema sanitario valenciano pasa por una gobernanza clínica basada en datos, trazabilidad y resultados, e insistió en que los equipos PROA deben tener estructura, visibilidad y respaldo en todos los departamentos de salud. “Necesitamos pasar de la medicina defensiva a una medicina basada en resultados. Y el uso racional de los antibióticos es una pieza clave en ese cambio”, concluyó.
Por último, José María Martínez García, presidente de New Medical Economics, agradeció la acogida y puso en valor la capacidad de estos encuentros para generar conocimiento útil. “Estamos ante una pandemia silenciosa, sin titulares, pero con consecuencias devastadoras. El PROA es nuestra primera línea de defensa, y debe ser visible, evaluable y apoyado desde todos los niveles”. Martínez reafirmó el compromiso de NME con la gestión sanitaria basada en evidencia, la formación continua de los profesionales y la creación de espacios de diálogo que impulsen una sanidad más segura, eficiente y centrada en el paciente.
Primera mesa: estrategia y marco normativo
La primera mesa del Encuentro de Expertos titulada “Estrategia y marco normativo”, estuvo moderada por Francisco Rodríguez Lucena, coordinador del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) en la Comunidad Valenciana y responsable del Servicio de Optimización Terapéutica, Medicamentos Innovadores y Terapias Avanzadas de la Dirección General de Farmacia. A lo largo del debate, se expusieron los avances, limitaciones y líneas de acción prioritarias para integrar los equipos PROA de forma estructural en el modelo sanitario valenciano.
Participaron como ponentes Elena Gras Colomer, directora general de Farmacia; Asunción Perales Marín, directora general de Atención Hospitalaria; y Francisco Javier Roig Sena, jefe del Servicio de Vigilancia y Control Epidemiológico de la Dirección General de Salud Pública.
Elena Gras Colomer abrió la mesa explicando que el objetivo de su Dirección es dotar a los equipos PROA de estabilidad, visibilidad y capacidad operativa. Reivindicó el papel de la farmacia como eje coordinador de una estrategia que debe ser transversal y basada en resultados. “El PROA debe estar integrado en el ADN asistencial de cada hospital. No puede ser un apéndice técnico o voluntarista. Necesita estructura, liderazgo clínico, herramientas tecnológicas y capacidad real de intervención en la práctica clínica”, afirmó.
Por su parte, Asunción Perales Marín abordó el reto organizativo desde la perspectiva hospitalaria, remarcando la importancia de que los comités clínicos y farmacoterapéuticos sirvan como soporte estable para los PROA. “Queremos que los equipos PROA estén presentes en los espacios de decisión clínica, que participen en los procesos de evaluación, en la definición de protocolos y en el diseño de estrategias de calidad asistencial”. También incidió en la necesidad de garantizar que estos equipos cuenten con tiempo protegido y reconocimiento en las estructuras internas de los departamentos de salud.
Desde el área de Salud Pública, Francisco Javier Roig Sena insistió en que el uso racional de los antibióticos debe abordarse desde una lógica poblacional y preventiva. “La vigilancia epidemiológica tiene que estar integrada en el ciclo clínico. Los datos deben llegar a quien prescribe, pero no de forma cruda, sino contextualizada, visual y útil para tomar decisiones”. Roig alertó de que, sin interoperabilidad entre sistemas, sin indicadores comprensibles y sin perfiles técnicos que actúen como nexo entre laboratorios, farmacia y asistencia, los equipos PROA no podrán desarrollar todo su potencial.
El moderador, Francisco Rodríguez Lucena, concluyó la mesa destacando la necesidad de pasar del compromiso institucional a la acción estructural: “La resistencia antimicrobiana es una amenaza global que requiere respuestas locales bien organizadas. El PROA tiene que ser el lugar donde se encuentren la regulación, la evidencia, la gestión y la práctica clínica. Y para eso hace falta voluntad, estructura y seguimiento”.
Segunda mesa: visión asistencial y el reto de proteger a los más vulnerables
Bajo el título “Realidad asistencial de los PROA y el futuro de los pacientes más vulnerables”, la segunda mesa del Encuentro de Expertos ofreció una perspectiva amplia, comprometida y muy pegada al terreno sobre cómo se vive la implementación de los Programas de Optimización del Uso de Antimicrobianos (PROA) desde la práctica clínica diaria. Moderada por Raúl Ferrando Piqueres, gerente de la Agrupación Sanitaria Interdepartamental (ASI) de Castellón – Hospital General Universitario de Castellón, la sesión reunió a cuatro perfiles técnicos y asistenciales de alto nivel con responsabilidades directas en el desarrollo y liderazgo de equipos PROA en algunos de los hospitales más relevantes de la Comunidad Valenciana.
Participaron en esta mesa: Mª Dolores Bellés Medall, jefa del Servicio de Farmacia y representante del Grupo PROA del Departamento de Salud de Castellón – Hospital General Universitario de Castellón; Esperanza Merino de Lucas, coordinadora científico-técnica del PRAN en la Comunidad Valenciana y jefa de sección de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Dr. Balmis (Alicante); Marta Montero Alonso, especialista de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y coordinadora del Grupo PROA del Hospital Universitario y Politécnico La Fe; y Juan Carlos Rodríguez Díaz, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital General Universitario Dr. Balmis (Alicante).
El moderador, Raúl Ferrando, introdujo el bloque recordando que el éxito del PROA no puede medirse solo en términos de consumo antibiótico, sino en cómo impacta directamente sobre los pacientes que más lo necesitan: “Hablamos de personas inmunodeprimidas, oncológicas, trasplantadas, que no pueden esperar a que el sistema funcione: debe funcionar para ellas, desde el primer momento”.
La primera intervención corrió a cargo de Mª Dolores Bellés Medall, quien detalló la experiencia del equipo PROA en el Departamento de Salud de Castellón. Bellés explicó cómo el grupo se ha ido estructurando a través de la colaboración entre farmacia, microbiología y medicina interna, desarrollando estrategias de revisión conjunta, indicadores de seguimiento y reuniones clínicas periódicas: “Nuestro modelo se basa en la intervención clínica directa. Recomendamos, evaluamos, adaptamos tratamientos y, sobre todo, dialogamos con los profesionales”.
No obstante, advirtió que la falta de tiempo protegido y la sobrecarga asistencial de los miembros del equipo siguen siendo los principales cuellos de botella: “Tenemos estructura, sí. Pero sin más personal ni dedicación exclusiva, nos quedamos a medio camino. El compromiso existe, pero necesitamos respaldo operativo”.
Le siguió Esperanza Merino de Lucas, quien ofreció una mirada experta y profundamente clínica desde la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Dr. Balmis (Alicante), una de las más avanzadas en la región. Merino centró su intervención en los riesgos que suponen las resistencias antimicrobianas para los pacientes más vulnerables: “Hablamos de personas frágiles, inmunodeprimidas, con infecciones recurrentes y muchas veces sin margen terapéutico. El PROA debe llegar antes, no después. Necesitamos microbiología inmediata, no reactiva”.
Denunció que en demasiadas ocasiones las decisiones se toman con incertidumbre, sin datos microbiológicos disponibles o con resultados que llegan tarde: “En estos pacientes, un día de retraso en ajustar un tratamiento puede marcar la diferencia. Por eso, el PROA debe estar en el corazón del proceso asistencial, no en la periferia”.
Desde el Hospital Universitario y Politécnico La Fe, Marta Montero Alonso ofreció una intervención clara y muy crítica con la falta de reconocimiento formal de los PROA en la estructura hospitalaria. Como coordinadora del grupo PROA de La Fe, subrayó la necesidad de que estos equipos no sean percibidos como órganos consultivos, sino como parte integral del circuito de toma de decisiones clínicas: “Somos especialistas que intervenimos sobre el tratamiento del paciente. No puede ser que lo hagamos sin estar dentro de los órganos que definen procesos, criterios o prioridades”.
Montero también insistió en la necesidad de visibilidad, autonomía funcional y representación dentro de las comisiones clínicas de alto nivel. “El PROA es un motor de cambio, pero necesita espacio, tiempo, y sobre todo, reconocimiento institucional para funcionar”.
Por último, Juan Carlos Rodríguez Díaz, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Dr. Balmis, abordó el papel de los laboratorios como primer eslabón —y a menudo, el más olvidado— del éxito terapéutico. Rodríguez reivindicó la necesidad de invertir en tecnología diagnóstica rápida y mejorar la recogida y procesamiento de muestras: “El diagnóstico microbiológico es la base de cualquier decisión racional. Pero seguimos teniendo demoras, muestras mal recogidas o protocolos que no priorizan la calidad diagnóstica”.
Rodríguez Díaz subrayó que, sin una microbiología ágil, integrada y en diálogo permanente con el clínico, el PROA pierde su eficacia desde el origen: “Una buena muestra, bien tomada y bien procesada, puede cambiar todo el curso del tratamiento. Esa es nuestra misión, pero también nuestra urgencia”.
La mesa concluyó con una reflexión: los PROA no son estructuras complementarias, sino mecanismos imprescindibles para garantizar la calidad asistencial y la seguridad terapéutica, especialmente en los colectivos más sensibles. Todos los ponentes coincidieron en que el éxito del PROA dependerá de su institucionalización efectiva, del reconocimiento real de sus profesionales y de su inclusión en las decisiones clínicas con voz y voto.
La sesión final del Encuentro de Expertos estuvo dedicada a recoger las principales ideas abordadas a lo largo de la jornada y trazar un marco de continuidad que permita convertir los aprendizajes en líneas de actuación concretas. Esta tarea fue asumida por Alva Saa Casal, vicepresidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, quien se encargó de realizar las conclusiones de encuentro, y por José María Martínez García, presidente de New Medical Economics, encargado de la clausura oficial del acto.
Alva Saa Casal inició su intervención agradeciendo la calidad técnica de las mesas, la diversidad de enfoques y la generosidad con la que los ponentes compartieron su experiencia. Destacó que, pese a las diferentes realidades hospitalarias expuestas, existe un consenso claro sobre los retos fundamentales que deben afrontarse para que los PROA evolucionen desde modelos informales hacia estructuras clínicas maduras, estables y evaluables. “Los equipos PROA han dejado de ser una novedad. Hoy son una necesidad organizativa que exige estructura, reconocimiento y liderazgo clínico real. No podemos pedirles resultados si no les damos herramientas”, afirmó.
Entre los principales mensajes que sintetizó, Saa subrayó cinco líneas clave de trabajo: consolidar los equipos PROA como estructuras clínicas con liderazgo reconocido, tiempo protegido y presencia efectiva en las comisiones de decisión; mejorar la interoperabilidad entre sistemas de información de microbiología, farmacia, historia clínica y vigilancia epidemiológica, para facilitar una respuesta coordinada y basada en datos; invertir en formación transversal y continuada, incorporando contenidos específicos sobre resistencias y uso racional de antibióticos en todos los niveles profesionales (grado, MIR, FIR y formación permanente); desarrollar indicadores de impacto clínico, más allá del consumo de antimicrobianos, que permitan evaluar resultados en salud, reducción de eventos adversos y mejora de la seguridad del paciente; y fomentar una cultura organizativa basada en la evidencia, en la que el PROA deje de ser una “iniciativa voluntaria” y se convierta en una función estructural del sistema sanitario.
“Tenemos estrategia, tenemos evidencia y tenemos personas. Ahora toca dotar de estructura a esa voluntad colectiva. Si no damos el paso de la institucionalización real, seguiremos dependiendo de héroes individuales”, concluyó Saa.
A continuación, tomó la palabra José María Martínez García, presidente de New Medical Economics, quien cerró el acto con un agradecimiento a todos los participantes, asistentes presenciales y conectados por streaming, así como a los patrocinadores Advanz Pharma y Pfizer por su respaldo al evento.
Martínez puso en valor la continuidad de esta serie de encuentros organizados por NME en distintas comunidades autónomas, con el objetivo de dar visibilidad a las buenas prácticas, facilitar la conversación técnica entre niveles y promover políticas sanitarias basadas en resultados. “En New Medical Economics creemos que compartir conocimiento es el primer paso para transformar el sistema. Por eso estamos aquí. Y por eso vamos a seguir organizando estos espacios”.
Reiteró el compromiso editorial del medio con la gestión sanitaria, la divulgación científica rigurosa y la articulación de foros independientes donde gestores, clínicos y responsables institucionales puedan encontrarse en igualdad de condiciones para pensar juntos el futuro. “Los PROA no son una moda ni una exigencia coyuntural. Son la base de un sistema sanitario más seguro, más sostenible y más inteligente. Que lo hagamos posible o no, depende de lo que hagamos a partir de ahora”, concluyó.







