La digitalización de la formación en salud, cuando se integra con una perspectiva de género y liderazgo ético, puede revolucionar la manera en que cuidamos y somos cuidados. Este artículo analiza el impacto transformador de la formación digital en el ámbito sanitario desde una mirada interseccional. A partir de la experiencia acumulada en Cuidar.RED y apoyado en evidencias, se propone una hoja de ruta que impulse la equidad, el empoderamiento profesional y la perspectiva de género de los cuidados.
Introducción
La era digital ha modificado profundamente la relación entre conocimiento, práctica y personas. En el cuidado de la salud, este cambio requiere una relectura urgente desde una mirada feminista y transformadora. La digitalización no es neutra: su desarrollo, implementación y accesibilidad están atravesados por relaciones de poder que, de no cuestionarse, pueden reproducir y ampliar desigualdades ya existentes. En este contexto, la formación digital con perspectiva de género se revela como una herramienta crítica para reconfigurar los cuidados y reconocer el papel históricamente invisibilizado de las cuidadoras.
Digitalización en salud: oportunidades y riesgos
Tecnología al servicio del cuidado
Las herramientas digitales tienen el potencial de mejorar la calidad asistencial, optimizar procesos, personalizar tratamientos y democratizar el acceso a información. Desde plataformas de terapias digitales sin perspectiva de género hasta inteligencia artificial, la transformación digital promete eficiencia y precisión. Pero también plantea retos: el riesgo de deshumanización, la brecha digital de género y la exclusión de colectivos vulnerables, siendo los más perjudicados: mujeres mayores, las personas con discapacidad y los pacientes con enfermedades minoritarias.
Género y brecha digital
Las mujeres, principales proveedoras del cuidado formal e informal, enfrentan mayores barreras de acceso a formación y tecnología. Esto se debe tanto a factores estructurales como culturales (UNESCO, 2022). La digitalización con perspectiva de género implica generar condiciones equitativas de acceso, participación y liderazgo, incluyendo la alfabetización digital crítica como derecho.
La formación digital con enfoque de género
Una herramienta de empoderamiento profesional
La capacitación digital diseñada con perspectiva de género fortalece la autonomía profesional, estimula el pensamiento crítico y permite a las cuidadoras situarse como agentes de innovación. Supera el modelo tradicional de formación pasiva y promueve la creación de redes de sororidad, colaboración y mentoría.
Contenidos interseccionales e inclusivos
El diseño de programas debe incluir:
Módulos sobre género, diversidad y derechos humanos.
Estudio de datos desagregados por sexo/género.
Análisis de casos reales con perspectiva interseccional.
Desarrollo de habilidades de liderazgo y comunicación en entornos digitales.
Experiencias exitosas: el caso de Cuidar.RED
Desde Cuidar.RED se han promovido talleres y programas que integran tecnología, empoderamiento y cuidados personalizados de precisión. Las participantes adquieren competencias digitales al tiempo que desarrollan habilidades para incidir en sus entornos laborales, institucionales y comunitarios (Piñeiro Albero, 2025).
Impacto institucional y comunitario con paso vanguardista
Transformación de las culturas organizacionales
Una formación digital con perspectiva de género tiene el potencial de modificar estructuras institucionales. Contribuye a crear ambientes laborales más inclusivos, a reducir la segregación vertical y horizontal, y a revalorizar el talento y el valor de una enfermería altamente formada, destinada a transformar las formas de cuidar y de habitar, muchas veces subordinadas en el sistema sanitario.
Participación en la gobernanza del sistema de salud
Empoderar a las cuidadoras digitalmente les permite incidir en la toma de decisiones, participar en diseños de políticas sanitarias, y contribuir a la generación de conocimiento desde sus prácticas. La tecnología, en este caso, se convierte en medio para una ciudadanía activa y no en fin tecnocrático.
Ejemplos de buenas prácticas
La integración de estas estrategias ha sido reconocida en experiencias como la plataforma Detecta-Vio, creada para la identificación precoz de la violencia de género desde el autodiagnostico y su cuidado, atención y recursos en Cuidar.red, o la campaña “Tu Puntada Tiene un Hilo” que realizamos todo el año 2024, que entreteje arte textil y cuidado comunitario para visibilizar a las mujeres y sus historias (ADeNfermero, 2024).
Estrategias metodológicas para la formación digital
Metodologías participativas y centradas en el cuidado
Las propuestas formativas deben basarse en pedagogías feministas, dialógicas y transformadoras. No se trata solo de transmitir saberes técnicos, sino de generar espacios de reflexión colectiva sobre el sentido del cuidado, las relaciones de poder y las posibilidades de acción, siendo participativas e incluyentes con todas las personas.
Herramientas tecnológicas adaptadas
Entre las herramientas más eficaces:
Simuladores clínicos con escenarios de género.
Plataformas de aprendizaje adaptativo.
Redes de mentoría digital.
Apps para el autocuidado y la prevención con enfoque comunitario.
Evaluación y mejora continua
Todo proceso formativo debe contar con mecanismos de evaluación participativa, donde las propias usuarias valoren la aplicabilidad, inclusividad y utilidad de los contenidos. La mejora continua se logra solo desde el diálogo y la retroalimentación horizontal.
Hacia una hoja de ruta transformadora
Propuestas para las instituciones sanitarias
Crear áreas de innovación en cuidados con enfoque de género.
Financiar formaciones digitales inclusivas.
Promover el liderazgo femenino en salud digital.
Propuestas para la acción política
Incluir la alfabetización digital feminista en las estrategias nacionales de salud.
Asegurar el acceso universal a tecnología y conectividad.
Reconocer el trabajo de cuidado como pilar del sistema de salud.
El papel de las redes colaborativas
Las redes como Cuidar.RED demuestran que la transformación es posible cuando el cuidado se convierte en un acto político, sostenido por alianzas, saberes compartidos y compromisos éticos.
Conclusiones
La digitalización del cuidado no puede abordarse desde una visión tecnocrática ni neutral. Implica decisiones políticas, éticas y pedagógicas que deben ser tomadas con una mirada feminista, inclusiva y transformadora. Apostar por la formación digital con perspectiva de género es invertir en la salud, en la equidad y en la sostenibilidad del sistema. La experiencia de Cuidar.RED demuestra que una salud más justa y humana es posible si se reconoce, valora y potencia el rol de quienes cuidan.
Bibliografía
- ADeNfermero. (2024). Informe de la campaña «Tu Puntada Tiene un Hilo». Recuperado de https://cuidar.red
- Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). (2022). «Gender Equality and Digital Learning». Paris: UNESCO.
- Piñeiro Albero, R. M. (2025). Cuidar en red. Una guía para las terapias digitales de cuidados con perspectiva de género. Madrid: Ed. Entintadas.
- World Health Organization. (2020). Digital education for building health workforce capacity. https://www.who.int/publications/i/item/9789240000476