Un año más Gallup publica el informe «State of the Global Workplace 2025» e irrumpe como una sacudida en el panorama laboral internacional. En él, se constata una caída preocupante del compromiso laboral a escala global. Pero más allá de las cifras, el informe dibuja un mapa emocional que interpela de forma directa a quienes lideran personas. En el sector sanitario español, donde los equipos humanos son el activo más valioso y tensionado, esta llamada a la acción no puede ser ignorada.

El dato más visible: solo el 21% de los trabajadores en el mundo está comprometido con su trabajo. En Europa, ese porcentaje cae hasta el 13%, situándonos en el vagón de cola. Y en España apenas llega al 9% según el reciente informe.

Y estos datos se pueden trasladas a euros, porque, si hablamos de pérdidas económicas, hablamos de impacto económico (438.000 millones de dólares en productividad perdida) y la desconexión laboral deteriora la cultura organizativa y la calidad del servicio. En un hospital o centro de salud, esto se traduce en demoras, errores, desmotivación contagiosa y un clima que agota a quienes aún intentan sostener el sistema.

Si bien la alta dirección toma las decisiones estratégicas, los que hacen que las cosas ocurran son los mandos intermedios y managers. Pues también aquí malas noticias: su implicación ha descendido del 30% al 27% en el último año. En el caso de las mujeres managers, la caída es de 7 puntos.

En las organizaciones sanitarias, estos perfiles coinciden con jefaturas de área, mandos de planta, coordinadores clínicos. Profesionales que muchas veces han sido ascendidos por excelencia técnica, pero que carecen de herramientas para gestionar personas. No siempre la excelencia técnica convive con el liderazgo que nuestras instituciones y empresas necesitan.

Liderar con recursos limitados, en un momento de cambio constante y con equipos ágoras no es fácil. Además, en muchas ocasiones la urgencia hace que los gestores no puedan dedicar el tiempo necesario a su labor de líderes y gestores lo que les genera frustración y desmotivación.

La soledad, la presión, la falta de formación y el desgaste emocional van horadando el vínculo de estos profesionales con su función. Y cuando ellos se desconectan, sus equipos también lo hacen.

Un manager desbordado y sin apoyo no solo baja su productividad: compromete la de su equipo. Gallup estima que el 70% del compromiso de un equipo depende de su manager. ¡Ahí es nada!

En el ámbito sanitario, esto impacta en indicadores clave: rotación, ausentismo, errores asistenciales, quejas, incluso en resultados en salud.

Sabiendo de esta situación y apoyándonos en el informe de Gallup ¿qué podemos hacer?

Formar en habilidades de comunicación. La formación básica en gestión reduce a la mitad los niveles de desconexión activa. La comunicación como esa habilidad humana que facilita la conexión entre equipos.

Enseñar a liderar desde la transformación no solo desde la gestión de tareas.

Construir una marca empleadora con propósito capaz de atraer y comprometer ese talento que tanto necesitan nuestras organizaciones.

Evaluar el clima interno con herramientas adaptadas. No hay acción sin diagnóstico.

Escuchar de forma diaria a nuestros equipos. La encuesta de clima no es suficiente.

Impulsar una cultura institucional que valore y cuide a quienes lideran. Porque son el eslabón que mantiene todo unido.

Invertir en el equipo es la mejor inversión que puedes hacer para atraer y mantener a tus clientes

Si las personas caen, todo el sistema también se tambalea.

En tiempos de inteligencia artificial, robots quirúrgicos y telemedicina, la clave sigue estando en lo humano. Y eso pasa por cuidar, formar y acompañar a quienes están cada día sosteniendo los equipos, resolviendo conflictos, dando la cara y tratando de mantener viva la llama.

Cuidar a nuestras personas y contar con el mejor talento, no es buenísimo. es una decisión estratégica.

Como reza la portada de mi libro Tenemos que Hablar de Employer Branding (Amazon 2023): “Estamos en un cambio de era donde la transformación es inevitable. Que las personas estén en el centro, no es una opción. Que los CEO y las marcas tienen una gran responsabilidad, no es discutible”.