“Una comunidad de aprendizaje es una obra en construcción”
Caine y Caine, 2010

Una comunidad es un grupo social del que forma parte una persona, un conjunto de personas que viven juntas bajo ciertas reglas o que tienen los mismos intereses. Los diccionarios las definen como conjuntos de personas vinculadas por características o intereses comunes o conjunto de las personas de un pueblo, región o nación. En estas definiciones se enfatiza la función del espacio físico y el sentido de una identidad en común. Personalmente encuentro que hay algo que nos desvelan las dos palabras que le dan sentido: “común” y “dad” diríase que se quiere enfatizar un verbo generoso, dar, en imperativo, y que nos apunta pistas sobre el qué, lo común.

En 1993, Howard Rheingold, crítico y ensayista estadounidense, especialista en las implicaciones culturales, sociales y políticas de las nuevas tecnologías de la información, acuñó el término comunidad virtual. Se trataba de nuevos conjuntos de personas que demostraban los mismos tipos de comportamientos que las comunidades “auténticas” del mundo real. Rheingold escribió que “las personas en las comunidades virtuales hacen más o menos lo mismo que las personas en la vida real, pero dejan de lado el cuerpo”.

El concepto de comunidad virtual se centra en la idea de compartir y cooperar y hace referencia a un grupo de individuos que voluntariamente se asocian a través de Internet con un fin común. Las motivaciones que llevan a los usuarios a agruparse pueden ser muy diversas, desde el hecho de compartir gustos e inquietudes hasta coincidir en intereses u objetivos. Solo es necesario que existan elementos comunes para que un usuario decida unirse a una comunidad, y esa unión crea en el usuario un sentimiento de pertenencia.

«Solo es necesario que existan elementos comunes para que un usuario decida unirse a una comunidad»

El desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación ha permitido potenciar la conexión de personas para intercambiar conocimientos y opiniones o compartir experiencias sobre alguna temática en particular. Internet se convierte en un soporte fundamental facilitador de las comunidades en línea para permitir la interacción entre sus miembros.

En la sociedad actual, la llamada sociedad del conocimiento, se observa un cambio y una transformación hacia una nueva cultura profesional, en la cual el individualismo se transforma en colaboración. La construcción de una cultura colaborativa significa que existen relaciones asociativas, apoyo, planificación, reflexión y retroalimentación, entendidas como una empresa común. En la literatura pedagógica, para definir el trabajo colaborativo, se utilizan con frecuencia los conceptos de comunidad de práctica, comunidad de aprendizaje, comunidad de conocimiento, comunidades formativas, comunidades virtuales, etc. Senge, del centro para el aprendizaje organizacional del instituto tecnológico de Massachusetts define a las comunidades de aprendizaje como organizaciones en las que las personas expanden continuamente su capacidad para crear los resultados que realmente desean, donde se fomentan patrones de pensamientos nuevos y expansivos y se liberan las aspiraciones colectivas, en las que las personas aprenden continuamente a ver “el todo” juntos.

Las principales conclusiones de los estudios que tratan del interés de los profesionales por el uso de estas comunidades nos indican que pueden resultar beneficiosas para su propio desarrollo profesional, les capacitan en las habilidades y competencias transversales relacionadas con las Tecnologías de la Información y la Comunicación, con la orientación a la innovación y la capacidad de criba de información relevante.

En las comunidades buscamos satisfacer la necesidad de pertenecer a un grupo para sentirnos parte de él, sintiéndonos útil, parte activa y fundamental de este. El ser humano es un ser social, que desde que nace lleva a cabo conductas para obtener respuesta de la comunidad a la que pertenece. No deben subestimarse por ello los efectos positivos que proporcionan como elemento motivador y los beneficios obtenidos a través del aprendizaje colaborativo y activo para el desarrollo de competencias transversales, no sólo las tecnológicas, sino también las que tienen que ver con la lectura crítica o el trabajo en equipo y la comunicación en medios digitales.

Fomentemos pues entre profesionales y pacientes la pertenencia y participación activa en las comunidades. Seamos generosos, diseminemos nuestro conocimiento a través de ellas y bebamos del conocimiento común que se genera en su seno.