Destacarse de la competencia es el objetivo de cualquier empresa que anhela crecer. Para ello es primordial que identifiques un diferencial competitivo y que se lo enseñes al público al que apuntas. Un punto diferencial no es lo mismo que un valor agregado.

El valor agregado puede ser el factor determinante del éxito de tu empresa, algo que puede marcar la diferencia entre tu negocio y el resto de la competencia.

Las empresas continuamente están buscando ventajas competitivas que puedan ofrecer a sus clientes para satisfacer sus necesidades de manera más eficiente. Desean ahorrar espacio, tiempo y dinero, así como mantener bajos sus costos mientras se adaptan mejor a los comportamientos tan cambiantes de sus clientes.

El valor agregado es la característica extra que un producto o servicio ofrece con el propósito de generar mayor valor comercial dentro de la percepción del consumidor. Este término puede ser el factor determinante entre el éxito o el fracaso que una empresa tenga, debido a que se encarga, también, de diferenciarla de la competencia.

La importancia del valor agregado está relacionada con el reto que tienen las organizaciones para posicionarse en mercados cada vez más exigentes y dinámicos, además de la existencia de presiones competitivas, legales, sociales y económicas del entorno.

Este plus que las empresas tienen se da en todos los ámbitos, es decir, tanto en servicios como en productos.

Lo podríamos resumir en una simple frase: “hacer algo más de lo que a uno le piden o por lo que a uno le pagan”.

El valor agregado marca la diferencia, y se traduce en utilidades en el futuro”

Significa llevar a la empresa pasos adelante de lo esperado para generar ventas y obtener más clientes. No es más que un servicio o trabajo que se anexa sin costo alguno. Lo importante es saber qué valorará el mercado, el cliente.

Brindar un valor agregado a tus clientes puede traerte muchos beneficios que se traducirán en buenas utilidades. Lo único que hay que hacer es diseñar una estrategia, y es fundamental contrastar con el mercado que el valor percibido desde el interior de la empresa es sentido como tal por el cliente, de lo contrario, podemos estar «gastando» trabajo y en definitiva dinero, en lugar de estar invirtiéndolo.

Invertir en valor agregado significa dar más, ofrecer mejor servicio y por supuesto cobrar más, pero una buena estrategia puede hacer la diferencia que necesitas para hacer tu empresa más rentable en todos los sentidos de posicionamiento comercial.

Es tan simple como no conformarse con dar lo mínimo a los clientes.

El valor agregado marca la diferencia, y se traduce en utilidades en el futuro.

En cambio un diferencial es algo que tu negocio tiene pero que la competencia no ofrece igual. Son esas cosas de las cuales se puede presumir que resuelve mejor y que lo alejan del resto. Algunos valores agregados pueden ser diferenciales si nadie más los ofrece, pero solo lo sabrá cuando conozca a fondo la propuesta de su competencia.

El punto es que no podemos quedarnos tranquilos y satisfechos solamente con nuestros valores agregados. Es cierto que estos son muy buenos, deseables y atractivos, pero no son suficientes para cambiar la decisión de compra de un cliente. Debemos enfocarnos en construir diferenciales, no solamente valores agregados. Encontrar los atributos que hacen único a tu negocio exige un autoanálisis profundo.

Tu punto diferenciador consiste en los aspectos que diferencian tu marca de sus competidores en el mercado, ya sea por ser superior o por ofrecer algo que los otros no ofrecen. Cuando la marca tiene esta característica será considerada única por el cliente.

Para encontrar este diferencial competitivo tienes que distinguir alguna ventaja en lo que ofrece tu empresa. Puede ser la buena atención o el mejor precio, por ejemplo. Pero cuidado: para que esas características sean un diferencial consistente, los competidores no deben estar al mismo nivel.

El secreto está en enfocarnos para encontrar diferenciales, no valores agregados. Porque es la herramienta para negociar mejor, para que el cliente nos prefiera. Porque tenemos algo que el resto no: somos diferenciales.

El valor agregado es fantástico ¿pero si la competencia también lo tiene? Busquemos diferenciales, no solamente valor agregado.