La pandemia de COVID-19 causada por el virus SARS-CoV-2 ha supuesto una grave alteración de la actividad quirúrgica, limitándose o suspendiéndose conforme empeoraba la situación epidemiológica (1,2) , y realizando diferentes protocolos, como derivar pacientes a otros centros públicos o privados, e incluso trasladar a los cirujanos entre hospitales (3).

El aprovechamiento de los recursos disponibles en diferentes departamentos, y la utilización diferenciada de centros o parte de estos para mantener la actividad quirúrgica programada puede resultar un mecanismo de gestión útil, en tanto que la duración de esta pandemia es indefinida.

Este planteamiento ya fue sugerido durante el inicio de la pandemia (4), y su aplicación debe adaptarse en función de las características e idiosincrasia de cada área sanitaria, condicionada y adaptada a la presión asistencial y su evolución cambiante.

No deberían demorarse indefinidamente las cirugías programadas no prioritarias, aún con el coste añadido del cribado de pacientes portadores asintomáticos de SARS-CoV-2 para mantener las intervenciones sin descuidar la seguridad de pacientes y profesionales (4), debido al riesgo de empeoramiento de los pacientes no oncológicos(5), visitas a urgencias, y la afectación personal y laboral en un momento ya de por sí complicado para todos ellos (6).

A tal efecto, puede plantearse la centralización de la atención a pacientes con COVID-19 en el “hospital COVID”, manteniendo otro “hospital NO COVID”, en los que mantener el programa de CMA (Cirugía Mayor Ambulatoria) ya que supone menos dificultades organizativas, menor posibilidad de cancelación por falta de camas, y no requiere disponer de camas de pacientes críticos para no ocupar las mismas con pacientes demorables en aquellos momentos en que sean escasas.

Previamente a la intervención (día d), y en las 72h previas como máximo (d-3) – idealmente el día previo (d-1) a la intervención – a todos los pacientes se les realiza una prueba de cribado de SARS-CoV-2, preferiblemente mediante PCR, y quedan aislados domiciliariamente hasta la intervención (7). A la hora de programar se pueden establecer pacientes de reserva, para sustituir aquellos que resulten positivos.

Imagen 1. Algoritmo de gestión de los pacientes programados. 1: pacientes de bajo riesgo; 2: pacientes de alto riesgo, se intervienen en hospital con más recursos; 3a: pacientes de bajo riesgo, de los cuales (3b) algunos se intervienen en el hospital COVID; 4: pacientes de alto riesgo. d: día de la intervención.

Los pacientes deben ser informados y aceptar ser intervenidos con las condiciones establecidas, incluyendo la posibilidad de seguimiento telefónico, la suspensión de las intervenciones si empeora el estado del hospital, así como el hipotético riesgo de contraer COVID-19 durante su estancia en el centro (8).

Ante la incertidumbre acerca de la evolución de la pandemia, la cooperación entre diferentes servicios, departamentos, y regiones, puede resultar en un mejor aprovechamiento de los recursos sanitarios, y así mantener la actividad quirúrgica programada.

Bibliografía

  1. Maldonado-Marcos E, Caula-Freixa C, Planellas-Giné P, Rodríguez-Hermosa JI, López-Ben S, Delisau-Puig O, et al. Estudio del impacto de la pandemia por SARS-CoV-2 en la práctica quirúrgica urgente y electiva en un hospital de tercer nivel. Cirugía Española [Internet]. agosto de 2020 [citado 16 de febrero de 2021]; Disponible en: https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S0009739X20302633
  2. informacion.es. Sanidad suspende las operaciones no urgentes y prohíbe visitas [Internet]. Información. 2021 [citado 22 de febrero de 2021]. Disponible en: https://www.informacion.es/comunidad-valenciana/2021/01/08/sanidad-suspende-operaciones-urgentes-prohibe-27203543.html
  3. Alberola P. Sanidad envía a médicos a operar a la privada por la falta de quirófanos [Internet]. Información. 2021 [citado 22 de febrero de 2021]. Disponible en: https://www.informacion.es/comunidad-valenciana/2021/02/12/sanidad-envia-medicos-operar-privada-34621106.html
  4. Di Martino M, García Septiem J, Maqueda González R, Muñoz de Nova JL, de la Hoz Rodríguez Á, Correa Bonito A, et al. Cirugía electiva durante la pandemia por SARS-CoV-2 (COVID-19): análisis de morbimortalidad y recomendaciones sobre priorización de los pacientes y medidas de seguridad. Cirugía Española. noviembre de 2020;98(9):525-32.
  5. Balibrea JM, Morales-Conde S. Posicionamiento del Grupo de Trabajo «Cirugía-AEC-COVID» de la Asociación Española de Cirujanos sobre la planificación de la actividad quirúrgica durante la segunda ola de la pandemia por SARS-CoV-2: la cirugía debe continuar. Cirugía Española. febrero de 2021;99(2):77-9.
  6. López Cano M, Saludes Serra J, Rosselló-Jiménez D, Pereira JA, Rodrigues Gonçalves V, García Alamino JM. Cirugía de la pared abdominal después del SARS-CoV-2: ¿es hora de restablecer los procedimientos no esenciales pospuestos? Cirugía Española. noviembre de 2020;98(9):507-9.
  7. Liang ZC, Chong MSY, Liu GKP, Valle AGD, Wang D, Lyu X, et al. COVID-19 and Elective Surgery: 7 Practical Tips for a Safe, Successful, and Sustainable Reboot. Annals of Surgery. febrero de 2021;273(2):e39-40.
  8. Howard A, Hodgson H, Vun J, Panteli M, Palan J, Pandit H, et al. The Patient’s Perspective on Returning to Elective Surgery After COVID-19. Annals of Surgery. febrero de 2021;273(2):e41-3.