Esta pregunta, ¿cuántas veces la hemos oído? Y hoy una vez más la pongo aquí con la única finalidad de crear el debate, por mi parte más necesario que nunca, sobre nuestro modelo sanitario.

Como presidente del Foro Español de Pacientes me toca acudir a numerosos congresos y debates, donde se habla de la situación de nuestra sanidad.

En todos ellos siempre hay un denominador común que se repite y son las enormes diferencias entre las comunidades autónomas en el ámbito sanitario.

Da igual de lo que hablemos: medicamentos, servicios, financiación, listas de espera… Podría seguir enumerando una tras otra, pero el resultado es que en España tenemos unas diferencias muy notables entre nuestras comunidades.

Ya hace mucho tiempo que desde nuestra organización reclamábamos, al igual que muchas organizaciones y personas, un pacto por la sanidad. Pero a esto que parece muy lógico y también imposible realizar, yo le quiero añadir un apartado que desde mi visión se debe abordar en este hipotético pacto.

Haciendo de vidente y suponiendo que se celebra una reunión y que además se llegaran a importantes acuerdos nacionales, por muy bien elaborado, o bien detallado e incluso si además este pacto llega con un gran acuerdo político, hay algo que no puede faltar. ¿Quién va a velar por el cumplimiento de ese pacto, de esas estrategias o decisiones que se incluyan en ese pacto?

Creo que no debemos ser ingenuos para pensar que si no hay una institución que trabaje en vigilar este gran acuerdo de Estado, el paso del tiempo va a ir poco a poco agrietando el pacto y apareciendo las primeras grietas de la desigualdad o incumplimientos.

La respuesta desde mi punto de vista es clara, el Ministerio de Sanidad que, aunque la sanidad esté trasferida y entiendo así debe seguir, alguien de controlar los distintos acuerdos y estrategias en su cumplimiento, velando por la equidad de servicios y atención de todos los españoles.

No hay que inventar nada, sencillamente hay que dotar de esa competencia a nuestro Ministerio, una institución que poco a poco va perdiendo un protagonismo y autoridad que nunca debió perder.

Es necesario más personal y presupuestos para nuestro Ministerio, pero aquí vuelvo a sacar la pregunta de esta editorial: ¿Quién le pone el cascabel al gato? Porque dudo mucho que las comunidades estén por la labor de querer ser fiscalizados en los cumplimientos de las estrategias y acuerdos.

Y mientras no salga nadie que esté decidido a proponer esto, muy a mi pesar, sospecho que los pacientes y ciudadanos seguiremos sufriendo este deterioro continuo de nuestra sanidad pública. Una sanidad publica que es un bien y un orgullo de país, pero que el camino al que vamos es que poco a poco cada día semana y mes, el número de personas que se incorporan a la sanidad privada es mayor, y esto podría llevarnos a una desaparición de nuestra sanidad o a cambiar el modelo actual hacia otros donde lo público desaparece.

Desgraciadamente poco se habla de esto en los telediarios a pesar de que somos muchos, sí, muchos los que no dejamos de reclamar y advertir de la situación de la sanidad pública.