“Tenemos muchísimos datos, pero muy poca información”

En esta entrevista para New Medical Economics, Sandra Flores ha contado cómo ha sido entrar en la jefatura de un Servicio de Farmacia como el del Virgen del Rocío en plena pandemia por coronavirus. Flores ha hecho un análisis de su servicio poniendo en valor a su equipo y a la sección de ensayos clínicos, «la gran desconocida de la farmacia hospitalaria».

¿Qué balance hace de su labor como jefa del Servicio de Farmacia del Hospital Virgen del Rocío?

Llevo 15 meses en el cargo. Haciendo balance, creo que ha sido una situación que ha permitido cohesionar al equipo. La pandemia ha hecho que nos tuviéramos que reorganizar hasta mentalmente y me ha permitido tener un sentimiento de equipo que quizá hubiera sido más difícil conseguirlo en situaciones normales.
La pandemia ha sido un momento de cambio que otorga otra serie de oportunidades que no lo hace el día a día habitual y a nosotros nos permitió como servicio unirnos más, resituarnos, volvimos a nuestros orígenes. La farmacia de hospital en los últimos años hablaba mucho de su especialización y con la llegada de la pandemia nos hemos tenido que situar en nuestro ser primario de ser farmacéutico de hospital. Lo imprescindible era que le llegase la medicación a los pacientes, en tiempo y forma, en esos momentos no contábamos con las nuevas herramientas a los que nos hemos habituado y que facilitan enormemente nuestro trabajo actual, existía un paciente y un profesional sanitario que tiene que dar respuesta a la necesidad de ese paciente. Volvimos a la farmacotecnia básica de hacer soluciones alcohólicas, de trabajar codo con codo con la enfermería … volvimos a ser un servicio trasversal de soporte para ayudar sin ningún tipo de recursos, porque esos meses fueron de incremento exponencial de la demanda, cambios constantes normativos, situaciones que no habíamos pensado encontrarnos, no eran viables pensando en el Sistema Nacional de Salud del siglo XXI.

El balance es tremendamente positivo, la pandemia hizo que, en nuestro caso, todo el personal sanitario diera lo mejor de sí mismo. Me incorporé a la jefatura en un momento en el que todo el mundo afloró esa parte buena y estaba muy receptivo a los cambios. Si algo hemos sacado es que somos flexibles. Es un balance muy positivo, sobre todo a nivel de equipo y de satisfacción profesional, sin duda.

¿De cuántas personas se compone su equipo?

Actualmente somos 170 personas, es uno de los servicios de farmacia hospitalaria más grande de España, similar al del Vall Hebrón. Es un servicio de recursos humanos grande y complejo. En este hospital hay mucha dispersión, aquí hay 4 almacenes distintos y 6 unidades de farmacia satélite, por lo que la dispersión de la logística y la dispersión de los recursos humanos aumenta la complejidad.

La unidad cuenta con dos cargos intermedios: la jefatura de servicio y la supervisión. Desde la dirección se está trabajando en volver a dotar al servicio de los cargos intermedios, que son necesarios.

¿A qué retos se enfrenta?

Nos enfrentamos a uno común de todo el sistema sanitario, que es la justificación de la presencialidad del paciente en muchos de nuestros actos. Nos habíamos acostumbrado a que el paciente tenía que venir sí o sí al hospital, con la llegada la pandemia hemos tenido que repensar qué valor aportamos en cada una de nuestras intervenciones, porque si no, no tenemos manera de justificar la presencialidad del paciente. Nos enfrentamos al reto de no olvidar lo que hemos aprendido hace años, no olvidar los valores humanos, que la persona es el centro de todo, que es imprescindible.

También nos enfrentamos a los retos de las actividades puestas en marcha en este último año para dar respuesta a esta situación, repensarlas, plantearlas y dirigirlas a los colectivos que más se puedan ver beneficiados de ella como la telefarmacia. La telefarmacia llegó como una ola y había que hacerla, ahora toca el momento de sentarse, y más allá de los aspectos logísticos que más o menos están superados, pensar en lo que podemos aportar al paciente. Nos enfrentamos al reto de coger lo mejor de los últimos 15 meses e implementarlo en esta “nueva realidad”, va a ser un reto de todos nosotros volver a justificar qué valor aportamos en ese contacto humano con los pacientes, en un ámbito mirando la pandemia.

Como profesión nos enfrentamos a cómo balancear la necesidad de la súper especialización del farmacéutico de hospital con no olvidar nuestras competencias transversales y que hemos puesto de manifiesto este último año, sí o sí las tenemos que seguir llevando a cabo. Hay que seguir haciendo evaluación que es nuestra piedra angular de funcionamiento, hay que seguir haciendo gestión, hay que hacer farmacotecnia de cómo combinar esos dos escenarios tan diferentes en el servicio, a mí me parece un reto tremendo.

Prácticamente la totalidad de los medicamentos son aprobados como de uso de dispensación hospitalaria, con lo cual el primer el primer contacto del paciente con la farmacia siempre es con la farmacia del hospital. En esta nueva situación, estamos empezando a gestionar cuándo deja de ser necesario esa presencialidad del paciente y podemos trasladar a los pacientes a casa, cuando empezamos, cómo y a quién empezamos a administrar los tratamientos enzimáticos, sustitutivos, etcétera, a los pacientes en el propio hogar, cómo incorporamos a esos pacientes en la toma de decisiones en el día a día, porque es verdad que nos ha acercado mucho para encontrar soluciones entre las partes, nos hemos acercado mucho a los clínicos, a los farmacéuticos de hospital y al paciente. En ese acercamiento he descubierto que no hablábamos con ellos, por lo menos no o suficiente. Todas las historias tienen dos visiones y hay que escuchar, uno de los retos fundamentales es cómo incorporar a los pacientes, la pregunta es ¿cómo se incorporan a los pacientes en la gestión del día a día del servicio de farmacia? Ahora es cuando nos sentamos con ellos, empezamos a tratarlos y pensamos que quizás no nos habíamos entendido antes. Yo prefiero al paciente siempre formado y abierto al debate, hay que ser paciente, pero no penitente. No se trata de tener un paciente que solo reclama, se trata de tener un paciente con el que se pueda establecer contacto, con el que se pueda hablar, intercambiar opiniones…. Lo que he aprendido estos meses es que los pacientes agradecen mucho la sinceridad, y desde ahí el 90 por ciento de los conflictos desaparecen, no las reivindicaciones, que todo el mundo es legítimo de hacerlas, pero los conflictos desde el entendimiento desaparecen.

¿Cuáles son sus líneas estratégicas para liderar un Servicio de Farmacia de calidad?

Hay que seguir trabajando en cómo incorporar la mejor evidencia y los resultados de salud en la toma de decisiones dentro del hospital por supuesto, pero también fuera, el farmacéutico de hospital tiene que seguir participando en todas las estrategias de evaluación y selección de medicamentos a nivel local, pero también autonómico y nacional. En este sentido, creo que los profesionales de un hospital como es el Virgen del Rocío tenemos la obligación de coger ese micrófono y de hablar. No se puede estar en un hospital como el Virgen del Rocío, por lo que eso significa y con lo que implica, y ser ajeno a la toma de decisiones en materia de política farmacéutica, a nivel autonómico o nacional, va intrínseco.

Es como estar en un hospital universitario, deben tener residentes, creo que esa mochila la tienes que hacer, tienes que ser el vocal de tu profesión en muchos foros y lo tienes que hacer, tienes que actuar o tienes que intentar actuar como conector de los distintos servicios de tu comunidad. A mí me parece interesante porque en general la farmacia hospitalaria en nuestra comunidad, durante muchos años ha estado poco cohesionada y creo que ahora nos toca.

La responsabilidad y el lujo de ser del Virgen de Rocío conlleva responsabilidad, tienes privilegios, pero tienes obligaciones. Tienes la obligación de ir a foros, toca expresar tu opinión y sobre todo aunar el trabajo de los compañeros.

¿Tienen automatizados los procesos logísticos en su Servicio?

Tenemos automatizados la mayor parte de los procesos logísticos. En la dispensación intrahospitalaria el esfuerzo hecho en los últimos cinco o seis años ha sido tremendo porque hemos pasado de una automatización en el paciente hospitalizado del 75 por ciento a cerrar el año 2020 casi el 100%, a pesar de ser año de pandemia ha sido un año en el que se ha implementado la prescripción electrónica, la automatización y se ha dimensionado en todo el hospital infantil. La atención al paciente hospitalizado está totalmente automatizada y para el paciente externo ya hemos inaugurado las nuevas consultas de atención farmacéutica que están también automatizadas. El año pasado atendimos 72000, estamos dando los últimos retoques, pero también ha supuesto un esfuerzo, lo hemos puesto en marcha desde junio de este año hasta ahora.

La Farmacia es aliado fundamental en resultados de salud y en la atención al paciente, ¿qué sistemas utilizan para obtener estos resultados y hacerlos efectivos en la práctica clínica?

En nuestro caso es el talón de Aquiles. Hoy en día estamos empezando. No hemos tenido sistemas de información que permitan extraer de manera más o menos ágil los resultados en salud de los tratamientos. Nosotros tenemos muchísimos datos, pero muy poca información, ese es el resumen de este servicio.

Como línea estratégica del nuevo proyecto de gestión, se incorporó no solo la evaluación de la evidencia disponible, sino también los resultados de salud, que son los que tienen que guiar las estrategias de selección y evaluación de medicamento y de posicionamiento terapéutico en el centro. Hemos empezado la implementación de un sistema en primer lugar, de ayuda a la validación farmacéutica, y en un segundo lugar, de extracción de datos en vida real. Implementamos HIGEA, como el Hospital Gregorio Marañón, para la parte de pacientes hospitalizados. Para los pacientes oncohematológicos hemos incorporado también el módulo de extracción de datos de resultados en vida real. La idea es incluir también la parte de pacientes externos que es la que nos queda, pero queremos de algún modo intentar automatizar la obtención de resultados porque los necesitamos.

Ya llevamos meses en el que un punto fijo del orden del día de la Comisión de Farmacia es precisamente la evaluación de resultados que hemos tenido de los medicamentos que se han incorporado en los últimos años en la vía fármaco terapéutica.

Creo que obtener resultados en salud es una obligación ética de todos nosotros.

¿Cuántos ensayos clínicos se están realizando en este Hospital? ¿Cuál es vuestra implicación en este ámbito?

Actualmente con medicación tenemos 500 abiertos. Este hospital tiene la ventaja de tener un Instituto de Investigación Biomédica (IBIS), es un potencial de atracción de investigación independiente tremendo. El hospital per se te obliga a estar en un nivel muy alto porque casi todos los servicios tienen algún tipo de ensayo, de investigación clínica independiente y el soporte total y absoluto de una unidad de ensayos clínicos que acaba de refundarse.

Estoy convencida de que Ensayos Clínicos es la gran desconocida de la farmacia hospitalaria. Siempre ha sido un área tradicionalmente en la que había pocos facultativos del propio servicio, te apoyabas en personal externo contratado, hasta que no me he incorporado a la jefatura de este Servicio no he descubierto lo critico que es la unidad de ensayos clínicos en la farmacia hospitalaria, el trabajo que se realiza es exquisito. He reorganizado el servicio y he incorporado dos facultativos especialistas de área en la unidad de ensayos, me han dotado de recursos, también materiales y asistenciales, y la apuesta por esa unidad es clarísima, ha sido el patito feo en muchas ocasiones de este servicio, pero ahora es el escaparate del servicio de farmacia y del hospital.

¿Os llegan los resultados de los ensayos clínicos?

No, es una carencia tremenda

¿Qué camino debería seguir la Farmacia Hospitalaria para seguir con su desarrollo?

Lo primero es tener claro cuál es nuestro objetivo porque en algunas ocasiones ha podido estar un poco desdibujado. Aportamos valor cuando somos capaces de trasladar conocimientos a otros profesionales o de ayudar al paciente en áreas en las que otros profesionales tienen más carencia. Tenemos que seguir para avanzar, tenemos que tener claro que somos farmacéuticos de hospital y dónde queremos ir y eso es otra cosa, a una farmacia clínica o una farmacia no centrada en el medicamento, pero sin perder de vista cuál es nuestra profesión y lo que es todo el manejo, el conocimiento del medicamento, su evaluación… creo que ahí podemos aportar muchísimo.

¿Qué función desempeña la farmacia hospitalaria en la evaluación y selección de medicamentos en los Comités FCT de las CC. AA?

En nuestro caso, no solo lo dicen las normativas, sino que lo hacemos. En el Virgen del Rocío, el servicio de Farmacia Hospitalaria es el que lidera la evaluación y selección de los medicamentos, no solo la Comisión de Farmacia, sino las distintas comisiones de calidad que tienen algo que decir acerca de los tratamientos. Creo que participamos en todas. Afortunadamente, el tamaño del servicio permite también que, en recursos humanos con mayor o menor esfuerzo, tengamos representación, tenemos una vocalía. Creo que prácticamente todas las comisiones de Farmacia tienen relación con medicamentos en general, la implantación de procesos, el comité de tumores es el soporte transversal que ayuda al resto de servicio y estoy encantadísima.

¿Qué necesidades tiene en estos momentos la Farmacia Hospitalaria para seguir desarrollándose (formación u otros temas)?

La formación siempre y la investigación es incorporarla de verdad a los servicios de farmacia hospitalaria al mismo nivel que otros servicios clínicos. Nunca vamos a ser capaces de integrarnos totalmente si la formación y la investigación no van dirigidas de manera transversal al Servicio de Farmacia y al Servicio Clínico correspondiente. Además, hay que seguir invirtiendo en la optimización, nuestro futuro tiene que ir por ahí, cada vez hacer menos las tareas que no requieren que lo haga un facultativo y centrar nuestros recursos en nuestros conocimientos, desligando de todo lo que podamos y centrándonos en esos aspectos fundamentales.

¿Cómo se ha adaptado la Farmacia a la nueva situación que ha provocado la COVID-19?

La farmacia se ha adaptado, como todo el mundo, aprendiendo a combinar, dando respuesta a lo urgente sin olvidar lo necesario. En nuestro caso, ha supuesto la implementación de nuevas actuaciones que empezaban tímidamente a asomar, algunos compañeros ya tenían implementado la telefarmacia. Hemos sido capaces de adaptarnos porque hemos sido capaces de resituarnos, hemos sido capaces de articular nuevos circuitos de dispensación intrahospitalaria.

Te levantabas cada día sin saber qué nueva normativa o qué nueva directriz había sobre la adquisición y dispensación de un medicamento concreto que pasaba a ser restringido en doce horas y con lo que ello conlleva de cambios de tratamiento, de protocolización, de información. El papel informativo del servicio farmacia durante la pandemia creo que ha sido clave y además perdurará en el tiempo. Pero es verdad que en general era un servicio conocido por prestar información, pero se han acostumbrado los últimos 12 meses, la pandemia ha reforzado lo que ya veníamos haciendo el año anterior.

¿Han tenido desabastecimiento de medicamentos durante la pandemia?

Nos ha tocado ser el punto coordinador de los hospitales de la provincia día tras día y en ocasiones de algunos hospitales fuera de la provincia. Creo que estamos todos acostumbrados en el día a día a este nuevo problema de los desabastecimientos, ocurre cada vez más a menudo, es tremendo. Creo que Europa tiene que pararse, reflexionar el por qué hemos perdido músculo de la industria. En el caso concreto de la pandemia, hemos vivido situaciones que ninguno había pensado que íbamos a vivir. El levantarte y tener que optimizar los viales, teníamos que aprovechar hasta el último mililitro porque no había y no sabíamos si al día siguiente íbamos a tener. No pensé nunca que la dirección de un centro me iba a preguntar todos los días antes de irme a la cama cómo estaba el stock de medicamentos, porque era una preocupación. O sea, el no saber si al día siguiente disponíamos de suficiente medicación para tratar a los pacientes y cómo gestionabas además la falta de medicación en otros hospitales que no tienen la suerte de estar en un hospital grande de una capital con los recursos que ello implica.

Ha sido una situación de guerra absoluta, de llegar al hospital y lo primero era preguntar ¿cuántas bajas? ¿Quién está en cuarentena? ¿Quién ha caído malo? Y la segunda pregunta era y ¿hoy qué falta? La carga de trabajo que supuso la petición individualiza de algunos tratamientos creo que es poco conocida, pero hubo que seleccionar y priorizar y en ese momento era prioritario conseguir medicación. Para ello tenía a facultativos pidiendo medicación a la agencia, justificando medicación, a enfermería optimizando lo poco o mucho que había en ese momento y otros dos compañeros redistribuyendo la asistencia entre nosotros y el resto de hospitales. Fue volcar la mitad del servicio en gestionar el suministro de medicación.

He aprendido a ver las cosas con otra perspectiva. Tuvimos la suerte de no tener problemas. Íbamos siempre al límite, como fue todo el mundo, pero no tuvimos nunca problemas. Lo pasamos mal, pero nunca tuvimos ningún día con una falta que provocara desabastecimiento como tal. No tuvimos nunca que decir a los médicos que no había medicación, tuvimos suerte.

¿Cree que la crisis sanitaria actual va a suponer una potenciación del funcionamiento del sistema de telefarmacia?

Creo que hemos cogido todos suficiente experiencia con los circuitos logísticos, nos hemos dado cuenta de que la logística no es lo principal. Nos quedan ahora los deberes de la identificación clara de a quién beneficia la telefarmacia con el objetivo último de evitar que el paciente se desplace. Tenemos que redireccionar, ver en quién revierte positivamente esa telefarmacia, cómo lo identificamos y cómo abordamos la atención farmacéutica. Hay que pensar cómo vamos a hacer esa atención farmacéutica desde otro prisma. Nos quedan los deberes de poder gestionar eso para medir los resultados en salud y la satisfacción de los pacientes. En nuestro caso este tema no lo tenemos resuelto y sigo todavía un poco con la inercia de que es necesario hacerlo, queda muchísimo trabajo por hacer.