La farmacia rural resulta clave en las poblaciones donde otros servicios comunes fallan. Ahí donde han ido desapareciendo servicios (empezando por los consultorios médicos), la cruz verde sigue encendida.

La farmacia rural, además de ser una infraestructura sanitaria esencial, contribuye a fijar población, en especial femenina y en edad de trabajar, y favorece el empleo, posicionándose, así como un actor fundamental para hacer frente al reto demográfico. Estas son algunas de las conclusiones del informe “Aportación de valor del modelo de Farmacia a la cohesión social y el reto demográfico”, elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) que fue presentado en la jornada “Farmacia: Cohesión Social y Salud Pública”, celebrada en el Senado.

Los datos del informe reflejan que las farmacias rurales producen un impacto económico de 1.600 millones de euros anuales, con un efecto multiplicador superior al de otros sectores productivos de alto valor añadido, lo que pone de manifiesto la capacidad tractora de la farmacia sobre otras actividades. Además, concluye que la actividad de las farmacias aporta 23.600 empleos a jornada completa y, por cada euro que generan, el conjunto de la economía española se beneficia en 4,30 euros, mientras que por cada empleo se favorece la creación de otros 3,26 puestos de trabajo a jornada completa.

Para analizar y debatir sobre las conclusiones del informe, New Medical Economics junto al Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha organizado una Mesa de Trabajo titulada ‘Farmacia y Cohesión Social’. Moderada por José María Martínez, presidente de NME, ha contado con la participación de: Jesús Aguilar Santamaría, presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, Alberto Catalán Higueras, portavoz del Grupo Parlamentario Mixto-Unión del Pueblo Navarro en el Senado y Diego Vizcaíno Delgado, socio director de Economía Aplicada de AFI.

En primer lugar, los expertos hicieron una radiografía de la farmacia rural en España. Jesús Aguilar contó que España es el país de la OCDE que mayor número de oficinas de farmacia tiene por cada 100.000 habitantes, “nosotros ocupamos el ranking número uno y un 99% de los ciudadanos dispone de uno en su lugar de residencia”. También señaló la diversidad existente de farmacias, al igual que la hay en el propio país.

Jesús Aguilar Santamaría y José María Martínez García.

Jesús Aguilar Santamaría y José María Martínez García.

Por su parte, Alberto Catalán indicó que el modelo de farmacia en España es acertado, “en los momentos de mayor dificultad se ha visto su buen funcionamiento, durante la pandemia todos los ciudadanos tenían dificultades para acceder a su médico, sin embargo, la farmacia estaba con la puerta abierta y la cruz encendida”.  El senador también señaló su preocupación por la despoblación y el envejecimiento, “son dos retos fundamentales a futuro y en esas cuestiones la farmacia juega un papel fundamental”.

En la misma línea, Diego Vizcaíno considera que la farmacia es un activo de calidad, de gran valor añadido, y que mantiene su presencia en el territorio, con gran capilaridad, “los datos que hemos tenido la ocasión de corroborar señalizan esa cobertura”. Para realizar el informe han puesto el foco en municipios de menos 5.000 habitantes, “incluso en municipios rurales de 800 personas la farmacia está presente, eso no sucede con otras infraestructuras básicas”. Desde el punto de vista de estructura económica, el economista piensa que la farmacia es muy importante, “es un factor que, con su presencia, contribuye a lograr un mayor equilibrio territorial, social y demográfico”.

Modelo de farmacia español, motor de cohesión social y una referencia para Europa

El informe “Aportación de valor del modelo de Farmacia a la cohesión social y el reto demográfico”, además de dejar clara la realidad, marca las potencialidades de esta especialidad. “El modelo español de farmacia, si algo está permitiendo, aparte del desarrollo económico, es la cohesión social y territorial”.  Castilla-La Mancha, Castilla, León, Extremadura, Aragón y Navarra son las comunidades que más vacío demográfico sufren. Por el contrario, en todo el litoral, incluso el Atlántico, se localizan las zonas menos afectadas por este proceso.

“Gracias al informe hemos sido capaces de exponer una situación que estábamos viendo desde hace tiempo y eso es muy importante. Si seguimos con estas despoblaciones y con estos sistemas, en cuatro días no podrá existir tampoco un farmacéutico, porque no atenderá a nadie”, afirmó Jesús Aguilar. El presidente de los Farmacéuticos contó que ante esta situación la ministra de Sanidad ya ha adquirido un compromiso con ellos, para que puedan seguir manteniendo sus servicios en esas áreas más despobladas. “Aproximadamente hay 700 farmacias en una situación ya muy comprometida y no hay que subvencionar porque los farmacéuticos no pedimos subvención”, indicó Aguilar.

Una manera de ayudar a estas farmacias es considerándolas VEC, de viabilidad económica comprometida.  Son farmacias cuya facturación por dispensación de recetas es inferior a los 12.500 euros mensuales y/o 235.000 euros/año. Debido a la baja facturación de las farmacias VEC el Estado les aplica un índice corrector a su facturación que asumen las administraciones regionales. Pero para los farmacéuticos esto no es suficiente y se podría completar con la concertación de servicios necesarios en estos núcleos de población y que puede ofrecer las farmacias.

“Los farmacéuticos no tenemos un sueldo de la administración, trabajamos con el margen de nuestra profesión. Con este acuerdo queremos potenciar el papel del farmacéutico, poder cubrir esas necesidades que tienen los ciudadanos y que en estos momentos no pueden ser cubiertas por nadie. Y que todo eso pueda ser concertado con los sistemas autonómicos de salud de tal manera que demos una viabilidad también económica a esas áreas y no desaparezcan esas farmacias de todos esos municipios”,

En este sentido, el portavoz del Grupo Parlamentario Mixto considera que se puede hacer algo más y fundamentalmente por parte de las administraciones autonómicas, “el liderazgo y la coordinación tiene que ser nacional, independientemente de la sensibilidad que tenga cada responsable de la comunidad autónoma”.

Para Diego Vizcaíno no es sostenible ni eficiente esta situación de polarización de territorios, “tenemos que aprovechar lo que ya tenemos y quizá logremos no solamente un objetivo en términos de eficacia, que es muy importante, sino en términos de eficiencia”.  Al realizar el estudio también han podido observar cómo la existencia de oficinas de farmacia mitiga la pérdida de población en los municipios rurales. Asimismo, en la población femenina rural hay una conciencia mayor de la necesidad o de la aportación de valor que hace la oficina de Farmacia en ese territorio, de forma que también representa un activo para moderar el proceso de masculinización que afecta a muchas zonas rurales.

Según Alberto Catalán, en todo este tema, se debería aplicar el principio fundamental de “prevenir antes que curar y en esa línea el farmacéutico juega un papel fundamental”. Catalán considera que es una oportunidad magnífica y que habrá que remunerar de alguna manera la asistencia que se presta por parte del farmacéutico.

Por su parte, Jesús Aguilar tiene miedo de que se llegue tarde a poner solución a esta situación, “tenemos 55000 profesionales muy cualificados y no les estamos sacando como país el provecho que les tenemos que sacar. Esto es lo fundamental. El caso es más sangrante si lo llevamos a las áreas rurales, donde están y tenemos el riesgo que dejen de estar porque sean ya situaciones absolutamente imposibles. Este es el llamamiento que hacemos a todas las administraciones”.

La vinculación existente entre la farmacia y el propio centro de salud es otro reto pendiente, “hay veces que es inexistente y esa relación debería de ser fluida”, señaló Alberto.

Supervivencia del modelo de farmacia en los municipios rurales

Para que el modelo de farmacia sobreviva y se pueda prestar un mejor servicio en los municipios rurales “debemos optimizar los recursos que tenemos, sería lo ideal. Esa concepción de la productividad, de la eficiencia, pasa por aprovechar los activos con los que contamos”, explicó Diego. Para el experto “los farmacéuticos no son parte del problema, son parte de la solución”, y “su capacidad de proveer servicios de alto valor puede ayudar a lograr una mejor atención sanitaria a un coste asumible para las administraciones públicas”.

“Los farmacéuticos creemos que podemos ayudar muchísimo en las áreas rurales y en las ciudades también”, comentó Aguilar. Para el presidente de los Farmacéuticos, las administraciones tienen que estar para para velar por los intereses de los ciudadanos, “y ahí es donde se tienen que tomar las decisiones de los ciudadanos”.

Diego Vizcaíno Delgado y Alberto Catalán Higueras.

Diego Vizcaíno Delgado y Alberto Catalán Higueras.

Según Diego es preciso evaluar con rigor y datos las políticas públicas que se están diseñando para hacer frente al desequilibrio territorial y comparar, desde el punto de vista de las políticas de gasto e inversión, las distintas alternativas en términos de eficacia y eficiencia. Por su parte, Alberto considera que es mucho más fácil de abordar que cualquier otro tipo de planteamientos, e insistió: “el farmacéutico no es parte del problema, es parte de la solución y desde el punto de vista economicista, mucho más barato”.

Otras soluciones para paliar esta situación pasan, desde el punto de vista de Diego Vizcaíno, por la toma de conciencia del rol esencial de las oficinas de farmacia, la coordinación entre los distintos activos que tiene el Sistema Nacional de Salud a su servicio o la definición de objetivos comunes entre las administraciones autonómicas, la administración territorial y la sanitaria.

Según Diego hay también una posible vía de incentivos por el lado de la fiscalidad, “la cuestión es garantizar que un servicio que tiene valor tenga también una sostenibilidad económica y unos visos de estabilidad en el tiempo. Eso va a hacer que no se aplique un apoyo puntual para resolver un problema coyuntural, sino que se dé estabilidad y garantía de permanencia en el tiempo a este tipo de profesionales y de servicios en las áreas rurales”.

Para Alberto Catalán, “hay que aplicar el sentido común”, y considera que tiene que haber un plan nacional que sea el que pilote a todas las comunidades autónomas, cada una con sus peculiaridades. “Tampoco es baladí la cuestión del desabastecimiento, pero solo lo vemos cuando en la Farmacia no hay amoxicilina”, señaló.