La palabra contexto y en especial lo que realmente implica el contexto en la atención a la salud de los ciudadanos, dado el momento actual hiperdominado por la IA (Inteligencia Artificial), considero que es un tema de reflexión importante de abordar.
Para la RAE, el contexto es el “entorno físico o de situación, político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el que se considera un hecho”.
En la disciplina enfermera, en la enfermería, el contexto constituye un elemento central, uno de los 4 conceptos que forman parte del metaparadigma enfermero.
Los metaparadigmas de cualquier disciplina se refieren a enunciados o grupos de enunciados que identifican sus fenómenos relevantes (Naranjo-Hernández, 2019). Son temas centrales y conceptos unificadores que forman la base de la disciplina, reseñando los fenómenos de interés y columna vertebral de lo que hacen, estudian y da sentido a las personas dentro de una disciplina/profesión (Chila Reina et al., 2023).
La enfermería, como el resto de las disciplinas, tiene su marco de referencia formado por una serie de conceptos organizados y relacionados entre sí que guían la investigación, la práctica asistencial, la gestión y la formación.
El metaparadigma enfermero, definido como el conjunto de fenómenos que permiten la definición del cuidado, así como el conjunto de las relaciones entre los fenómenos (Domínguez del Campo et al., 2017), está constituido por: la persona, el entorno, la salud y el cuidado.
El entorno, el contexto que rodea a la persona se considera una dimensión inseparable de ella, con una relación entre ambos de carácter dinámico y recíproco, de modo que cualquier alteración en la persona o en su contexto, implica necesariamente una modificación en el otro. En este sentido, el contexto se interpreta como un determinante adicional de la salud (Durán de Villalobos, 1998).
Estos cuatro elementos que forman el metaparadigma enfermero: persona, entorno, salud y cuidado han sido conceptualizados de maneras diferentes por distintas enfermeras para dar lugar a los modelos conceptuales, que son quienes guían la práctica profesional del cuidado.
Como señalábamos en otro artículo de esta misma revista, decía el sabio Leonardo da Vinci que «los que se enamoran de la práctica sin la teoría son como los marineros que navegan barcos sin timón ni brújula, que nunca podrán saber a dónde van». Efectivamente, la teoría es la que sustenta y proporciona el conocimiento para la práctica profesional mediante la descripción, explicación, predicción y control de los fenómenos. Por ello reseñar la importancia del contexto en la atención a la salud de las personas, es diferenciarlo de lo que se entiende por contexto en el uso de la IA como nuevo compañero en las organizaciones sanitarias.
Virginia Henderson, una de las teóricas más influyentes en la historia de la enfermería moderna, conceptualizó el contexto como el conjunto de todas las condiciones e influencias externas que afectan a la vida y al desarrollo de un organismo. Madeleine Leininger, enfermera, antropóloga y teórica del cuidado transcultural, reconocida como una de las figuras más influyentes en el desarrollo del pensamiento enfermero del siglo XX, conceptualizó el entorno como el conjunto de hechos, situaciones y experiencias en escenarios físicos, ecológicos, sociopolíticos o culturales. Por su parte, Callista Roy lo definió como todas las condiciones y circunstancias que rodean y afectan el desarrollo y comportamiento de la persona (Ruiz et al., 2010).
En la era actual de la salud digital, en la interacción con sistemas de IA, emerge el término contexto en la atención a la salud, llegando casi a desvirtuar la relevancia máxima de la influencia del contexto de la persona en su proceso de salud y la relevancia de la valoración amplia y profunda de ese contexto para llegar a comprender y abordar ese proceso de salud/enfermedad.
Hablar de contexto en la relación con la IA es en gran medida hablar de prompt o instrucciones contextualizadas, que son parámetros predefinidos que permiten al algoritmo generar respuestas adaptadas.
Sin embargo, esta aproximación tecnológica, aunque valiosa como herramienta complementaria, se diferencia radicalmente del contexto humano integral que las enfermeras valoramos en nuestra práctica diaria y que guía el cuidado adaptado a la realidad de cada persona.
El contexto en el cuidado humanizado va mucho más allá de los datos estructurados. Implica la comprensión profunda de narrativas personales, expresiones no verbales, aspectos culturales arraigados, valores, creencias, dinámicas familiares, redes de apoyo, etc., que configuran la experiencia única de salud de cada persona. Las enfermeras observan e identifican sutilezas en la interacción con el paciente que ningún algoritmo podría captar.
Los profesionales y los gestores sanitarios se enfrentan al desafío de integrar herramientas tecnológicas sin perder la esencia de la atención realmente personalizada y del cuidado contextualizado. La IA ciertamente puede procesar volúmenes ingentes de información clínica, generar patrones significativos y hasta hay quien afirma que tiene capacidad de empatía, que más que empatía es simulación de empatía o empatía virtual, que nada tiene que ver con la empatía humana.
La IA es incapaz de comprender la complejidad y la multidimensionalidad del contexto humano que es por sí mismo un determinante de la propia salud.
La verdadera innovación es entonces encontrar la sinergia adecuada, aprovechando la IA para procesar grandes volúmenes de datos, mientras preservamos y potenciamos la capacidad humana única de comprender a las personas de forma integral y en interacción con su contexto como factor condicionante de su salud.
Este conocimiento no puede reducirse a variables incluidas en un prompt de IA, sino que requiere presencia, escucha, reflexión, participación, consenso, etc.
El reto está en aprovechar la eficiencia y capacidad analítica de la IA, y la profundidad y riqueza de la comprensión contextual humana propia de las enfermeras.
Bibliografía
- Chila Reina, R. M., Figueroa Merino, B. R., Zambrano Pilay, E. A., & Patiño Suqui, G. M. (2023). Metaparadigma de enfermería y la tecnología en el contexto actual. RECIMUNDO, 7(4), 75–84. https://doi.org/10.26820/recimundo/7.(4).oct.2023.75-84
- Domínguez del Campo, M., Jiménez Rodríguez, M. L., Domínguez del Campo, M., & Jiménez Rodríguez, M. L. (2017). Formalización del binomio persona – entorno: una aproximación algebraica en Cuidadología. Ene, 11(3). https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1988-348X2017000300005&lng=es&nrm=iso&tlng=es
- Durán de Villalobos, M. (1998). Enfermería: Desarrollo teórico e investigativo (Facultad de Enfermería. Universidad Nacional de Colombia, Ed.).
- Naranjo-Hernández, Y. (2019). Modelos metaparadigmáticos de Dorothea Elizabeth Orem. Revista Archivo Médico de Camagüey, 23(6). http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1025-02552019000600814&script=sci_arttext&tlng=pt
- Susana Santos Ruiz, S; Lopez Parra, M; Varez Pelaez, S & Abril Sabater, D. (2010). Visión del profesional de enfermería sobre el entorno como parte integrante del metaparadigma. Enfermería Global, 9(1). https://doi.org/10.6018/EGLOBAL.9.1.93711