Como hemos escrito en otras ocasiones en este mismo espacio, para poder resolver más con los mismos recursos es necesario provocar el efecto venturi mediante medidas de tipo organizativo, de procesos asistenciales, de recursos humanos y tecnológicos. Y esto puede realizarse mediante pequeños cambios o grandes medidas.

En los enriquecedores intercambios de opiniones y reflexiones que venimos compartiendo, y concretamente en el que días pasados tuve con la Dra. Mercedes Carrasco, actualmente subdirectora médico del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, estuvimos departiendo sobre la necesidad de superar la continuidad asistencial mediante la aplicación de modelos organizativos en torno a la gestión de patologías (como primer paso estándar, y enfermos finalmente de manera personalizada). Integrando desde la Atención Primaria y la multiplicidad de prestaciones asistenciales en el marco de la atención especializada, en un único proceso con diferentes perspectivas de abordaje correctamente ordenadas. Un paso fundamental para lograr hacer a cada paciente lo que hay que hacerle, solo lo que hay que hacerle, en el momento preciso, y de la mejor manera posible.

Ese paso permitiría subir un escalón más en el abordaje de la atención domiciliaria, proponiendo una revisión, y considerar el domicilio como un punto más de atención en un proceso asistencial integrado donde llega el equipo de profesionales que interactúan en diferentes motivos con el paciente, sin necesidad de “estar a pie de cama” gracias a las ventajas que ofrece la tecnología actual.

Tradicionalmente, el médico siempre ha ido a visitar al enfermo en su casa, a pie de cama. Sin embargo, en una sanidad más compleja como la actual, donde el peso de la sanidad, para bien o para mal, se ha desplazado a la denominada atención especializada, esa costumbre se ha visto relegada por una imposibilidad organizativa, técnica e incluso presupuestaria de que el médico sea el que se desplace.

«En el modelo actual de atención domiciliaria desde Atención Primaria, el médico solo acude cuando existe imposibilidad de desplazarse por parte del enfermo»

En el modelo actual de atención domiciliaria desde Atención Primaria, el médico solo acude cuando existe imposibilidad de desplazarse por parte del enfermo (urgencias al margen, lógicamente).
Esto se complementa con el desarrollo de lo que se ha denominado hospitalización a domicilio, un modelo que convive con el de atención primaria y llevada a cabo bajo el marco de un servicio específico y por profesionales que se han especializado en el servicio. Se ha planteado, por tanto, como un proceso secuencial de otros por los que viene transcurriendo el viaje asistencial del paciente en atención especializada. Con su consecuente mejora de reducción de la necesidad de camas por estar el paciente en su casa hospitalizado. Otro aspecto más que apunta al efecto venturi.

El modelo actual de atención en el domicilio se basa, por tanto, en la convivencia de dos líneas de atención que, en la línea que proponemos en esta reflexión, ambas deberían ser unificadas e integradas dentro del modelo de gestión por enfermedades. O siendo más preciso, gestión de personas enfermas.

Por tanto, debería hablarse de asistencia sanitaria en el domicilio, más allá de quien sea el responsable de actuar en cada momento, evitando colocar al paciente en un nivel u otro del sistema, poniendo el foco en su problema de salud, y no en la organización. Y, con ello, poner el foco en lo que hay que hacer, antes de quien debe hacer. Los servicios u especialidades es una cuestión organizativa.

Esto hoy en día es factible pues la tecnología lo permite. No solo como telemedicina de consulta o control de constantes, sino que yendo un paso más allá, realizando un triaje proactivo desde el domicilio del paciente. A partir de un sistema de alarmas y algoritmos basados en guías clínicas y en un plan asistencial personalizado del paciente, se puede mantener al mismo en contacto con todos los profesionales involucrados en su atención sanitaria, haciéndoles intervenir en cada caso cuando corresponda, en el lugar adecuado. No solo atendiendo al paciente en el domicilio, por tanto, pero evitando viajes innecesarios.

Más agilidad, optimización de recursos, más tranquilidad del paciente. El equipo profesional en el domicilio de guardia virtual en casa, desplazando el paciente solo cuando realmente sea necesario.