Desde la Fundación IDIS hemos lanzado diez principios que consideramos indispensables para que nuestro sistema sanitario se adapte a las nuevas exigencias y necesidades actuales y futuras que plantea nuestra sociedad. Un manifiesto que pone el acento en aquellas particularidades que necesitan una atención muy especial por parte de todos.

Es necesario contar con todos los agentes del sector: administraciones, pacientes y sus asociaciones, profesionales, sociedades científicas, empresas e instituciones, en la construcción de un modelo sanitario y sociosanitario viable y sostenible. Un sistema público reforzado y un sistema privado cooperativo que, sin duda, es clave para orquestar un modelo asistencial suficiente, viable, solvente y a la vez exigente basado en resultados sanitarios y de salud.

Su consecución ha de ser esencial para asignar los recursos necesarios para desarrollar una asistencia caracterizada por unos resultados sobresalientes en cuanto a excelencia en el servicio prestado y de percepción del paciente respecto de su experiencia vivida a lo largo de su contacto con el sistema.

Vivimos en una era de código abierto y trabajo en red en la que la suma de todos y el esfuerzo multiplicador del conocimiento compartido es lo que hace que se puedan lograr grandes hitos como por ejemplo la consecución de una vacuna frente al SARS-CoV-2 (COVID-19) en un tiempo récord, ello es fruto de la fusión de lo urgente y lo importante y de la cooperación institucional y organizacional privada-pública que son claves.

Asistimos a un cambio disruptivo en el ejercicio de la medicina, entendiendo esta de una forma holística y global que involucra a todas las profesiones sanitarias y otras que, a pesar de no serlo, hoy en día ya cumplen un rol esencial en la prevención, cuidado y recuperación de la salud. Todo en aras a desarrollar una medicina más personalizada, predictiva y precisa.

La cooperación y simbiosis entre lo privado y lo público cada vez es más evidente y necesaria, es más, son dos entornos interdependientes a los que no se les debería tratar de interponer barreras ficticias que a nada positivo conducen y que son agentes causales de buena parte de los déficits que afligen a nuestro sistema público de salud y que se han visto patentes y manifiestos con la actual pandemia.

El paciente es el dueño de sus propios datos de salud, y debería tener la posibilidad de hacer uso de ellos en base a su propio criterio, en sus diferentes contactos y trayectos, dentro del sistema público y privado

Cuando hablamos de modelos de cooperación privada-pública en muchas ocasiones hablamos de conciertos, concesiones y mutualismo administrativo fundamentalmente, pero además de ellos hemos de poner el acento en novedosas fórmulas que se sustenten en la innovación y el servicio a todos los niveles.

En este ámbito, sin duda, que la cooperación privada-pública sustentada en la disrupción digital que transforma procesos, procedimientos y paradigmas en base a herramientas tecnológicas en constante evolución y desarrollo es fundamental. No en vano, tal y como apuntan los datos, la medicina hacia la que evolucionamos y nos dirigimos es una medicina más personalizada y precisa, más preventiva, poblacional y participativa, y por supuesto con un talante predictivo muy marcado.

Llama la atención que disponiendo de los mimbres necesarios para generar un sistema de intercambio de información y datos entre diferentes puntos todavía no hayamos alcanzado una interoperabilidad universal en nuestro país que incorpore a todos los centros de los dos ámbitos de titularidad y establezca conexiones con otros ubicados al menos en nuestro entorno geográfico natural que es Europa.

Actualmente, el paciente no es el eje sobre el que pivotan los servicios que ofrecen los sistemas de salud, encuentra obstáculos para poder ejercer sus derechos contemplados en la Ley de Autonomía del Paciente, entre otras normativas y regulaciones. Asimismo, existen también problemas para profesionales y organizaciones, ya que los médicos acceden a la información clínica de sus pacientes sin garantías de que esté completa debido al tránsito del paciente por el sistema en su vertiente pública y privada.

El paciente es el dueño de sus propios datos de salud y debería tener la posibilidad de hacer uso de ellos en base a su propio criterio en sus diferentes contactos y trayectos dentro del sistema público y privado. Una de las formas de mejorar los datos de experiencia de paciente (patient journey) y los resultados sanitarios es, sin duda, la de trabajar con ahínco en un proceso de interoperabilidad que abarque todos los centros de nuestro sistema sanitario.

Un sistema interoperable evitaría sin duda duplicidades y redundancias en pruebas diagnósticas, desplazamientos e inconvenientes a los propios pacientes, gastos innecesarios lo que incrementaría la eficiencia del sistema, demoras injustificadas motivadas por la desconexión, presión asistencial debida a las reiteraciones, complejidad y variabilidad en la práctica clínica, minusvalías en términos de calidad, seguridad y resolución asistencial, etcétera.

Para obtener todos los beneficios que supone implantar una estrategia adecuada en materia de interoperabilidad se hace necesario estimular una mayor inversión en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), es imprescindible favorecer una inmersión digital del sistema sanitario en su conjunto adaptándolo a la nueva realidad protagonizada por dichas herramientas digitales, es fundamental eliminar las trabas y barreras legales que dificultan o desincentivan su implantación y se hace cada vez más urgente generar un cambio cultural en el profesional sanitario que le haga liderar este proceso tecnológico evolutivo que es ya insoslayable.

Hoy en día es muy importante adaptarse a la nueva cultura en la que la tecnología da la mano a la práctica clínica para ello es clave cambiar de mentalidad y pensar más en resultados sanitarios y de salud más que en actividad y todo ello con el uso indefectible de las TIC, que son ya las protagonistas de esta revolución en marcha y que deben servir para dar un servicio excelente y de calidad a todos los pacientes.

En este contexto de innovación nuestras empresas y centros de investigación destacan en el concierto mundial de naciones a través de sus resultados y buena prueba de ello es su participación en consorcios europeos de elevado perfil como es el caso del proyecto Harmony uno de los mayores proyectos del programa BD4BO (Big Data for Better Outcomes) del programa IMI2 auspiciado por la Unión Europea y la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (EFPIA).

El objetivo del citado programa es mejorar los resultados en salud y la evolución de los sistemas de salud europeos hacia modelos basados en el valor y la medición de resultados para dar respuesta a las necesidades más importantes, en el caso de Harmony en el ámbito de las hemopatías malignas.

Harmony es un ejemplo evidente de colaboración público-privada con 53 socios, incluyendo 45 socios públicos de 11 países europeos cuyos resultados se traducirán en un acortamiento de los plazos de la investigación y desarrollo de nuevos fármacos innovadores y permitirá un acceso más temprano a los mismos por parte de los pacientes.

Otro ejemplo de excelencia innovadora surge del último estudio realizado a nivel mundial por la consultora Apex Market Research en el que la multinacional tecnológica GMV se encuentra entre los Top 10 en el ámbito de la radioterapia intraoperatoria (RIO), destacando en la categoría de empresa innovadora. Las compañías con esta clasificación en la matriz empleada por Apex Market Research, se corresponden con aquellas organizaciones que han demostrado innovaciones sustanciales en sus productos en comparación con sus competidores.

Estos dos ejemplos ilustran perfectamente la relevancia y prestigio de nuestro tejido industrial innovador a la vez que la necesidad de impulsar la colaboración entre la vertiente privada y la pública a todos los niveles con el objetivo fundamental de alcanzar los mejores resultados sanitarios y de salud en beneficio del paciente y para ello es esencial utilizar todos los recursos disponibles que ofrece el sistema, públicos y privados, mediante una adecuada estrategia y un correcto y oportuno establecimiento de sinergias.