El sistema sanitario se encuentra en un momento crucial y las demandas sanitarias requieren una mejor manera de abordar las enfermedades crónicas y las patologías de una población cada vez más envejecida. Por ello, es fundamental apostar por la interoperabilidad de los sistemas tecnológicos para mejorar la calidad, eficacia y eficiencia de los servicios sanitarios.

El entorno sanitario ha sufrido muchas modificaciones a lo largo de los años, pasando de una medicina reactiva en la que el paciente atendía simplemente a los consejos de su médico, a una colaborativa en la que los pacientes demandan más interactividad e información por parte de los especialistas, de hecho, los profesionales de la medicina son las fuentes a las que se recurre de manera más habitual para obtener información sobre temas de salud. Sin embargo, cada vez hay más personas que recurren a las nuevas tecnologías como fuente de información.

En esta línea, se hace indispensable integrar las nuevas tecnologías en el sistema sanitario para permitir un acceso más fácil a la información paciente, una mejora del coste-eficiencia, la libre movilidad del paciente a lo largo del sistema sanitario o el acceso del paciente a su historial clínico, entre otros beneficios.

Las nuevas tecnologías en el ámbito sanitario persiguen dos objetivos. Por un lado, ofrecer mejoras en la calidad asistencial, y por otro, proporcionar a los profesionales sanitarios información en cualquier momento independientemente de la fuente de donde proceda. La incorporación de la historia clínica electrónica, la cita médica por Internet o la receta electrónica son algunos de los ejemplos de lo que la tecnología ha conseguido en el ámbito sanitario. En este contexto, los profesionales hacen hincapié en la necesidad de una historia clínica única o con criterios de compatibilidad, ya que les permitiría disponer de los datos (análisis clínicos o pruebas diagnósticas) de cualquier paciente desde cualquier dispositivo electrónico. También es importante en este contexto dinamizador y facilitador el papel que ocupa la solicitud de la cita médica online o la posibilidad de adquirir medicamentos en la farmacia a través de la receta electrónica.

La evolución del paradigma en la salud y la medicina nos ha llevado a la denominada uHealth (salud ubicua) que supone ahorros en el gasto sanitario, mayor eficiencia, cambios en los hábitos y educación y nuevas formas de interacción con los pacientes. La telemedicina es un buen ejemplo de este tipo de novedades; de hecho ya está implantada en el entorno sanitario privado y público donde los pacientes pueden realizar consultas a distancia con su médico habitual mediante una webcam y una serie de elementos básicos de diagnóstico (electrocardiograma, ecocardiograma, medidores de constantes, etcétera.) sin necesidad de desplazamientos al centro, lo que permite una mayor accesibilidad, un seguimiento más personalizado del paciente y un alivio de los tiempos de demora en las citaciones.

De este contexto armonizado de datos surgen los beneficios de la implantación de sistemas de información, a través de los cuales se puedan compartir los datos de salud de los ciudadanos -siempre con su autorización y respetando la privacidad de los mismos-, este entono de compartición es obvio para una atención de más calidad que evite duplicidades y facilite el tránsito del paciente por el sistema sanitario; esto se traduce en una continuidad asistencial entre sistemas, sobre la que entendemos que debería apoyarse cualquier estrategia de mejora en adelante.

Pero, una historia clínica interoperable solo existirá si se produce una armonización de todos los datos de los pacientes. Y esos datos provienen no únicamente de los centros de atención sanitaria pública, sino de los servicios de atención sanitaria privada, de los centros de atención sociosanitaria públicos y privados o de las propias farmacias, agentes todos ellos a tener en cuenta, puesto que son parte de la infraestructura de salud en nuestro país.

La Fundación IDIS, que ha defendido desde su nacimiento el aprovechamiento de los recursos -y ese es uno de los beneficios de que los sistemas sean interoperables- viene trabajando en un proyecto en los últimos dos años para la disponibilidad de un sistema de historia clínica única dentro del propio sector, que será realidad en el año 2022. Solo sumando esfuerzos y multiplicando voluntades podremos hacer frente a la creciente demanda asistencial en un entorno cambiante y poco favorable.

En definitiva, es esencial una actuación para la consecución de una historia clínica única puesto que el paciente es único, pero es injustificable que se excluya de los planes previstos a los servicios sanitarios privados. La complejidad del propio sistema, por la diversidad de infraestructuras tanto del sistema sanitario como sociosanitario (atención primaria, especializada, hospitales, residencias y farmacias) obliga a hacer un esfuerzo de integración de todos los recursos como fórmula para garantizar el funcionamiento de una historia digital única, cuyo impacto sería muy beneficioso tanto en la mejora de la atención al paciente como en la necesaria eficiencia del sistema.

Es necesario apostar, de una vez por todas, por una continuidad asistencial basada en criterios de interoperabilidad de los servicios sanitarios y sociosanitarios teniendo en cuenta a todos los agentes implicados puesto que Sanidad somos todos.

En este contexto de evolución y transformación digital y aunque las nuevas tecnologías presentan innumerables ventajas en el entorno sanitario, los expertos encuentran algunos obstáculos en la interoperabilidad tales como la necesidad de adaptación de los sistemas de información, la fragmentación de los sistemas de salud en 17 sistemas o la protección de la privacidad y datos de los pacientes entre otros son tan solo algunos de los obstáculos a solventar para la efectividad del modelo. Por ello, preciso llevar a cabo acciones sobre la gobernanza y actuar sobre los procedimientos y procesos para lograr un sistema sanitario sostenible a través de las nuevas tecnologías.

Dentro de las acciones de gobernanza se hace necesario contribuir al desarrollo del Marco Europeo de Interoperabilidad para e-Salud, impulsar la agenda digital propuesta por el Gobierno y dotar de carta de naturaleza a la sanidad electrónica con un centro de referencia. Por otro lado, es conveniente incidir sobre el plan de acción con avances como la historia clínica electrónica, la receta electrónica, el diagnóstico por imagen compartido, la telemonitorización o los datos de laboratorio y pruebas clínicas compartidas. Finalmente, sería de gran ayuda clarificar los procedimientos de protección de datos, impulsar el uso de los estándares internacionales de información clínica, fomentar la educación en TIC´s e interoperabilidad y establecer indicadores de seguimiento y mejora.

Doce años han transcurrido desde el momento fundacional del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) a lo largo de todo este tiempo la Sanidad en nuestro país ha vivido y pasado por múltiples vicisitudes, hechos y dichos protagonizados por quienes de alguna forma han sido y son cabeza de lista en los diferentes entornos de los que está compuesto este rico y a la vez proceloso sector sanitario.

Tratando de buscar y establecer un denominador en común de este tiempo cargado de incertidumbre y zozobra creo que tanto la colaboración público-privada, como la importancia y relevancia no solo de los datos en todos los contextos, sino de todo lo que supone la disrupción digital, la fuerte impronta de la innovación y el estrés sanitario al que se ha visto y se sigue viendo y abocando nuestro sistema fruto de inequidades, demoras y carencias en todos los sentidos han sido y continúan siendo los protagonistas del debate en su más amplio sentido.

Seguimos afrontando el futuro con la incertidumbre del cambio de ciclo que supone la transformación digital en un momento en el que conviven usos y costumbres fuertemente enraizadas con la cultura de una sociedad que ansía adoptar la innovación como un elemento clave de desarrollo.

En este contexto, por las diferentes herramientas y canales de comunicación discurren nuevos conceptos vinculados a todo lo que supone la disrupción digital entendida esta como aquella que es capaz de cambiar procedimientos y procesos fuertemente asentados y promover una nueva forma de desarrollar las tareas que hasta el momento nos parecían inamovibles, perennes y por lo tanto no perecederas.

Un ejemplo lo tenemos con la medicina no presencial especialmente asentada a lo largo de la pandemia producida por el virus SARS CoV2 (COVID-19) con herramientas especialmente útiles como es la suite Antari de GMV o todo lo vinculado a la ciencia del dato y la seguridad de la información.

A lo largo de este tiempo de pandemia hemos podido comprobar cómo el nivel de información de que disponemos acerca del virus, de las diferentes formas de enfermar, de su transmisibilidad y datos epidemiológicos, del diagnóstico, el abordaje terapéutico y del pronóstico y complicaciones es ingente. Toda esta información es un elemento clave para poder abordar con éxito problemas de similar magnitud que puedan surgir en el futuro.

La evolución de nuestra sociedad se encuentra estrechamente vinculada a la seguridad que podamos ofrecer a los ciudadanos y en este sentido los riesgos y las amenazas no solo provienen de los entornos clásicos que hasta ahora todos conocíamos, sino que a ellos se han añadido situaciones como los agentes biológicos, químicos y de otra índole como pueden ser los derivados del cambio climático, que tan graves consecuencias vaticinan y auguran los expertos.

Este panorama de nuevo nos ofrece un reto evidente, el de saber anticiparnos al futuro, previendo no solo las consecuencias de estas situaciones, sino además estableciendo los parámetros que permitan abordarlas con garantías de éxito; es ahí donde radica precisamente la salvaguarda de nuestra realidad, valores y subsistencia como civilización. Dejar un legado de sostenibilidad a las generaciones futuras es uno de los grandes retos que tenemos por delante que nos compromete a todos.

Aprender de las lecciones que nos ofrece la vida supone no solo estar atentos y afrontar los diferentes escenarios que nos presenta cada situación y cada exposición intempestiva, sino preservar, estructurar, tomar buena nota y analizar todos los datos en sus diferentes formas y modalidades de tal forma que por medio de ellos obtengamos respuestas de valor a las innumerables consecuencias y situaciones que se puedan cernir sobre nosotros y nos puedan afectar de una u otra forma.

La ciencia de los datos conlleva el saber afrontar numerosos retos, entre ellos el de la privacidad y seguridad, el de las garantías jurídicas a la hora de donar datos de una forma voluntaria, el de la armonización para que su análisis sea ágil y eficaz.

En este sentido, la multinacional tecnológica GMV, junto con otras 16 entidades en consorcio, son las encargadas de la creación de una red federada con inteligencia artificial para acelerar la investigación clínica y sanitaria en nuestro país. El proyecto, denominado TARTAGLIA, se enmarca en el programa Misiones de I+D en Inteligencia Artificial de la Agenda España Digital 2025 y de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Estará financiado por la Unión Europea a través de los fondos Next Generation EU y cuenta con un presupuesto de más de 7,5 millones de euros.

Los datos clínicos de las personas son de los más críticos y sensibles y su uso para la creación de modelos de inteligencia artificial está muy limitado por las restricciones regulatorias, administrativas, de seguridad y privacidad. La aplicación de nuevas tecnologías para resolver este problema y poder experimentar las condiciones de gobernanza de una red federada segura, se convierten en los factores clave para que todas las regiones e instituciones de salud nacionales puedan contribuir y beneficiarse de los bancos de datos.

La labor de GMV consiste en aprovechar los métodos criptográficos avanzados, que mantienen los datos de pacientes cifrados mientras se realizan todos los cómputos necesarios, asegurando así el equilibrio entre privacidad y la posibilidad de utilizar los datos sin exponerlos ni moverlos de las organizaciones.

Este trabajo permite un mejor entrenamiento de los modelos matemáticos como apoyo a la toma de decisiones, y contribuirá a la medicina personalizada y de precisión, mejorando los tratamientos de los pacientes, así como a acelerar los ensayos clínicos, entre otras cuestiones.

Es esencial una actuación para la consecución de una historia clínica

Además de la línea de investigación en una configuración de aprendizaje federado, el proyecto TARTAGLIA tiene otros retos de investigación con el uso de la inteligencia artificial (IA), como es en el diagnóstico con ultrasonido y en cuatro áreas clínicas: alzhéimer, cáncer de próstata, diabetes y pacientes crónicos complejos.

Como explica Inmaculada Pérez Garro, directora de Salud Digital de GMV, “aunar entidades y empresas líderes en esta materia y crear un consorcio público-privado hace de TARTAGLIA un proyecto PAIS y tractor que contribuirá a que España sea proveedora de innovación y conocimiento en el ámbito internacional”.

El consorcio cuenta con la solución IBM Cloud Pak for Data, que facilitará el trabajo conjunto de los proveedores de datos. La solución de IBM, que se apoya en modelos analíticos avanzados y en el tejido de datos, permite a TARTAGLIA aplicar la IA en cualquiera de los sistemas de España y de la Unión Europea en donde residen los datos, por lo que podrá centrarse en sus verdaderos objetivos de investigación.

Para Juan Carlos Sánchez Rosado, Health Industry Leader de IBM para España, Portugal, Grecia e Israel, “el proyecto supone una excelente oportunidad de avanzar en el desarrollo de modelos de inteligencia artificial de forma federada sin necesidad de mover los datos, lo que facilita el cumplimiento normativo y la seguridad de los datos; un elemento crítico, especialmente cuando se trata de datos sensibles. Esto, a su vez, permitirá aplicar una mayor eficiencia, agilidad y automatización al desarrollo de modelos de IA en Sanidad”.

“Demostrar el funcionamiento de métodos de IA en el entorno de datos federado representa una etapa clave para el uso avanzado de la información biomédica”, afirma Alfonso Valencia, director del Departamento de Ciencias de la Vida del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación.

GMV lidera en varios consorcios europeos de investigación sanitaria paquetes de trabajo tecnológicos para la explotación de datos clínicos y epidemiológicos en los que aplica tecnologías de vanguardia como IA, big data, analítica avanzada, etc. Entre algunos de los proyectos emblemáticos en su haber cabe destacar, en España, el desarrollo de la primera plataforma de explotación de datos clínicos y epidemiológicos (de su categoría), HEXIN, en un proyecto de colaboración público-privada con la Xunta de Galicia o la plataforma big data del proyecto MOPEAD para la detección precoz del Alzheimer. En Europa, actualmente desarrolla la plataforma big data de la Alianza HARMONY para la investigación de cánceres hematológicos y la del proyecto OPTIMA, para cánceres de mama, próstata y pulmón.

Participan en TARTAGLIA agencias, fundaciones e institutos de investigación ligados a los servicios autonómicos de salud de Galicia, Comunidad Valenciana, Cataluña, Canarias y Rioja; universidades, spin-off, pymes del tejido nacional y grandes empresas con ámbito internacional. Las entidades que conforman el proyecto son: GMV, Accexible Impacto SL, Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación, Dasel SL, Fundació ACE, Institut Català de Neurociències Aplicáis, Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana, Fundación Canaria Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias, Fundació TIC Salut Social, Fundación para la investigación del Hospital Universitario y Politécnico La Fe-Comunidad Valenciana, Fundación Rioja Salud, Opinno, Pixelabs SL, Agencia Gallega para la Gestión del Conocimiento en Salud (ACIS), Universidad Complutense de Madrid, PricewaterhouseCoopers Asesores de Negocios SL, Fundació Hospital Universitari Vall D’ Hebron, Institut de Recera y Veratech for Health, SL.

La iniciativa Misiones de I+D en Inteligencia artificial 2021 forma parte de la Agenda España Digital 2025, de la Estrategia Nacional de Inteligencia Digital, y está recogida en la reforma 1 del componente 16 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El programa está gestionado por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial perteneciente al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

A través del Programa Misiones de I+D en Inteligencia Artificial, se financian proyectos que se presenten en la modalidad de cooperación, es decir, deberán formar parte del consorcio por lo menos, una gran empresa, un organismo de investigación y difusión de conocimiento y cinco pymes. Las ayudas se destinarán a proyectos tanto de baja madurez tecnológica (conocidos como de investigación industrial) como de madurez tecnológica promedio (de desarrollo experimental). Los proyectos tienen una duración máxima hasta el 31 de diciembre de 2024.

Los cinco sectores estratégicos en los que deben enmarcarse los proyectos para formar parte del programa y recibir la financiación son agricultura, salud, medioambiente, empleo y energía del siglo XXI. Respecto a la salud, se busca la creación de un sistema inteligente de análisis de datos que permita anticipar y actuar de manera temprana y ultra rápida ante las principales enfermedades físicas y psicológicas en 2050, en el contexto de la descentralización del sistema de salud y el envejecimiento.

Entre los criterios de valoración del programa, se hace hincapié en el impacto de cada proyecto atendiendo a factores como la reducción de la brecha de género en el ámbito de la IA, la vertebración territorial del país, la participación de las pymes como entidades finales que participen en los casos de uso, la transición ecológica, la difusión de resultados y conocimientos o el empleo generado.