Ni diabetes, ni cáncer o enfermedades raras. Ninguna de estas es ya la patología más prevalente en la actualidad. A día de hoy, es la cronicidad y, por ende, la que más atención de personal sanitario y gasto e inversión sanitaria requiere.
Esta es una de las principales conclusiones que se han puesto de relieve durante la celebración del I Congreso Internacional ‘Investigación y docencia en salud, cuidados basados en la evidencia: retos en la atención a la cronicidad’.
Hasta el momento, la cronicidad se ha contemplado de una manera deslazabada, dividida por enfermedades crónicas, y su abordaje, al menos en España, ha sido muy residual. Existe, efectivamente, una Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad del Sistema Nacional de Salud, que, tras su lanzamiento en 2012, ha habido un pequeño avance, pero sin grandes efectos prácticos en la ciudadanía. Y reflejo de esto es que la prevalencia de las enfermedades crónicas sigue aumentando.
Es por ello que, uno de los objetivos sea, tal y como en dicho encuentro internacional puso sobre la mesa, la de aunar esfuerzos y ahondar más en conocer sus resultados en investigación y saber qué parte de esos resultados son los que deben tenerse en cuenta para saber cuáles son los que realmente aportan valor y qué indican sus tendencias para, en base a ello, tomar decisiones sólidas, rigurosas y, sobre todo, con criterio.
Prevenir y promover
En cuanto a temas clave en esta estrategia, sería investigar e invertir más y mejor en prevención y la promoción de la salud. Y es que, aunque se destinan muchos recursos a la identificación de nuevos medicamentos, tratamientos o tecnologías sanitarias, lo realmente relevante es la prevención y la promoción de la salud de la ciudadanía, para todas aquellas enfermedades crónicas que desarrollen a lo largo de su vida, puedan ser abordadas adecuadamente y, sobre todo, de una manera personalizada.
Ahora bien, los expertos recordaron que promoción de la salud “no implica solo a los sanitarios”, sino a toda la sociedad y su entorno. Y puso varios ejemplos al respecto muy esclarecedores. A saber: si una ciudad está preparada para caminar por ella; si se favorece las actividades deportivas; si posibilita a los jóvenes espacios propios para jugar; o si en los colegios en vez de fomentarse la ingesta de alimentos sin nutrientes de calidad otros por saludables y sanos, se posibilitaría la salud. Y aunque si bien es cierto que esto no tiene la inmediatez de los efectos de un medicamento, a la larga es más beneficioso para cualquier sociedad y sistema sanitario del mundo.
Pero los expertos también alertaron de que ni debemos ser catastrofistas ni demasiado optimistas; tan solo realistas y ser conscientes de “la complejidad de la vida de hoy, que necesita un abordaje multidisciplinar”, en el que se integren, entre otros parámetros: escuela, familia, alimentación saludable, deporte, etc.
Situación en España
El aumento en la esperanza de vida, fundamentalmente, está generando que enfermedades como la diabetes, la insuficiencia cardíaca, la enfermedad neurodegenerativa o el cáncer se hayan convertido en afecciones crónicas más prevalentes.
En España, más del 70% de los ingresos hospitalarios y más del 80% de las visitas a la Atención Primaria están relacionadas con problemas de salud crónicos, tal y como pone de relieve un estudio de la Federación Española de Diabetes (FEDE), o que es la principal causa de gasto en salud en el país, situación que se extiende a nivel internacional.
Es por ello, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), tenga por objetivo reducir en un 25% la mortalidad prematura por enfermedades crónicas en 2025. Y para ello, tal y como se destacó finalmente en este congreso internacional, “la investigación en salud y el conocimiento basado en la evidencia deben ser el motor para el cambio”.