La diabetes mellitus es un síndrome metabólico que se caracteriza por hiperglucemia y se desarrolla como resultado de la falta o déficit de la secreción de insulina o, en ocasiones, de resistencia a su función. Los efectos duraderos de la hiperglucemia están asociados con daño, disfunción y falla, a largo plazo, a diferentes órganos, especialmente a los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y a los vasos sanguíneos.

La diabetes mellitus es un importante problema de salud pública que preocupa a nivel mundial y que contribuye a aproximadamente 5 millones de muertes al año por complicaciones relacionadas. Se estima que más de 422 millones de adultos viven con diabetes mellitus en todo el mundo y se espera que este número aumente a aproximadamente 439 millones de adultos en 2030 y 642 millones en 2040. La incidencia de diabetes mellitus está aumentando a un ritmo elevado a nivel mundial.

La diabetes mellitus tipo 2 representa casi el 90% de todas las formas de diabetes mellitus. La diabetes mellitus tipo 2 es un grupo heterogéneo de trastornos que se desarrollan como resultado de una secreción alterada de insulina o resistencia, que resultan en hiperglucemia.

Lograr un buen control glucémico entre pacientes con diabetes mellitus tipo 2 es de suma importancia para retrasar o prevenir la aparición temprana de complicaciones relacionadas con la diabetes que se asocian con una mayor morbilidad y mortalidad.

Tanto el control glucémico bueno como el deficiente en los diabéticos generalmente se predicen por diferentes factores que pueden ser modificables o no modificables.

Por ejemplo, el consumo de alcohol, que es un factor modificable, generalmente se asocia con la incapacidad de los pacientes para lograr un buen control de la glucemia debido a la falta de ejercicio de una serie de acciones beneficiosas que incluyen el autocuidado y una ingesta dietética deficiente, que en conjunto contribuyen a un control deficiente de la glucemia.

¿Se puede prevenir la diabetes mellitus?

La prevención de la diabetes mellitus, en particular la diabetes mellitus tipo 2, es posible y se centra en la adopción de un estilo de vida saludable. Aquí hay algunas estrategias para prevenir la diabetes mellitus tipo 2:

Mantener un peso saludable: El exceso de peso, en particular la obesidad, es un factor de riesgo significativo para la diabetes tipo 2. Mantener un peso adecuado a través de una dieta equilibrada y actividad física regular puede reducir este riesgo.

Alimentación saludable: Optar por una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, y limitar el consumo de alimentos procesados y ricos en azúcares agregados puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2.

Ejercicio regular: La actividad física regular, como caminar, nadar o andar en bicicleta, puede mejorar la sensibilidad a la insulina y ayudar a controlar el azúcar en sangre. Se recomienda al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana.

Controlar la glucosa y la tensión arterial: Mantener niveles de glucosa en sangre y tensión arterial dentro de rangos saludables es esencial para prevenir la diabetes tipo 2, especialmente si tienes factores de riesgo.

Evitar el consumo excesivo de alcohol y no fumar: El consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo pueden aumentar el riesgo de diabetes tipo 2. Evitar estas prácticas es beneficioso para la salud en general.

Vigilancia médica: Realizarse exámenes médicos regulares y controlar los niveles de glucosa en sangre es importante, especialmente si tienes antecedentes familiares de diabetes o factores de riesgo.

La prevención de la diabetes tipo 1, que es de origen autoinmune, es más difícil de abordar y actualmente no se puede prevenir de la misma manera que la de tipo 2. Sin embargo, la investigación científica en este campo continúa avanzando.

Es importante recordar que la prevención de la diabetes tipo 2 implica un enfoque a largo plazo en la adopción de un estilo de vida saludable. Consultar con un profesional de la salud es fundamental para diseñar un plan de prevención personalizado y recibir orientación específica.

¿Cuáles son los factores de riesgo de la diabetes mellitus?

Los factores de riesgo para la diabetes mellitus, en particular la de tipo 2, pueden variar de una persona a otra. Algunos de los factores de riesgo comunes incluyen:

Obesidad: El exceso de peso, en particular la grasa abdominal, es un factor de riesgo importante. Cuanto mayor es el índice de masa corporal (IMC), mayor es el riesgo.

Historia familiar: Si tienes antecedentes familiares de diabetes, especialmente de diabetes tipo 2, tu riesgo puede aumentar debido a factores genéticos.

Edad: El riesgo de diabetes tipo 2 aumenta con la edad, y es más común en adultos mayores.

Sedentarismo: La falta de actividad física regular puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2. El ejercicio ayuda a controlar la glucosa en sangre.

Dieta poco saludable: Consumir alimentos ricos en azúcares añadidos, grasas saturadas y bajos en fibra puede contribuir al riesgo de diabetes.

Tensión arterial alta: La hipertensión arterial puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.

Niveles altos de colesterol: Tener niveles elevados de colesterol LDL («colesterol malo») o triglicéridos en sangre también puede ser un factor de riesgo.

Síndrome metabólico: Este conjunto de condiciones que incluye obesidad abdominal, hipertensión, niveles elevados de azúcar en sangre y niveles anormales de lípidos en sangre aumenta el riesgo de diabetes tipo 2.

Historia de diabetes gestacional: Las mujeres que han tenido diabetes gestacional durante el embarazo tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.

Origen étnico: Algunos grupos étnicos, como afroamericanos, hispanos, indígenas americanos y asiáticos, tienen un mayor riesgo de diabetes tipo 2.

Es importante destacar que tener uno o más de estos factores de riesgo no garantiza que se desarrollará diabetes, pero puede aumentar la probabilidad.

La adopción de un estilo de vida saludable, incluyendo una alimentación equilibrada y actividad física regular, es clave para reducir el riesgo de diabetes mellitus tipo 2, incluso si tenemos factores de riesgo. Además, el control médico y las pruebas de detección regulares son importantes para identificar y abordar cualquier riesgo potencial.

¿Por qué se considera una enfermedad silenciosa?

La diabetes mellitus tipo 2 a menudo se conoce como «la enfermedad silenciosa» porque en sus etapas iniciales puede no presentar síntomas evidentes, o los síntomas pueden ser tan leves que pasan desapercibidos. Esto significa que una persona puede tener diabetes tipo 2 durante un período prolongado sin ser diagnosticada, lo que a veces se llama «diabetes silente».

Algunas de las etapas por las que la diabetes tipo 2 puede ser considerada una «enfermedad silenciosa» incluyen:

Fase asintomática: En las etapas iniciales de la diabetes tipo 2, es posible que no se presenten síntomas obvios. La glucosa en sangre puede estar elevada, pero la persona no se siente enferma. Esto hace que sea importante realizar pruebas regulares de detección, especialmente si se tienen factores de riesgo.

Síntomas leves o inespecíficos: Cuando aparecen síntomas, como sed excesiva, micción frecuente, fatiga o pérdida de peso inexplicada, a menudo se les presta poca atención o se atribuyen a otros factores, como el envejecimiento.

Complicaciones a largo plazo: La diabetes tipo 2 no tratada o mal controlada puede llevar a complicaciones graves, como enfermedades cardiovasculares, daño renal, neuropatía y problemas oculares. Estas complicaciones pueden desarrollarse silenciosamente durante años antes de que se manifiesten síntomas evidentes.

Dado que el diagnóstico temprano y el control de la diabetes tipo 2 son fundamentales para prevenir complicaciones a largo plazo, se enfatiza la importancia de la detección regular, especialmente en personas con factores de riesgo conocidos.

Los exámenes médicos de rutina y las pruebas de glucosa en sangre son herramientas esenciales para identificar la diabetes tipo 2 en sus primeras etapas, cuando se pueden tomar medidas para controlarla adecuadamente a través de cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, medicamentos.

Conclusiones

La diabetes mellitus es indudablemente un problema de salud mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos de salud han señalado la diabetes como epidemia global en constante crecimiento.

Su prevalencia va en aumento sobre todo en las últimas décadas, teniendo en cuenta que tiene un impacto severo en la salud, provocando complicaciones y enfermedades graves como enfermedades cardiovasculares, daño renal, neuropatía, problemas oculares o incluso amputaciones.

No podemos olvidarnos del gran impacto económico que provoca a nivel mundial. Los costes asociados con el tratamiento, la atención médica y sus complicaciones son enormes.

Dada la magnitud de este problema de salud global, los gobiernos, las organizaciones de la salud y la comunidad médica deben trabajar continuamente, a lo largo de todo el año, para crear conciencia, mejorar la detección y el tratamiento y promover la detección.

Pero no debemos olvidar que la educación se recibe desde que nacemos, y desde ese momento debemos hacer énfasis en la educación sanitaria sobre estilos de vida saludables y la promoción de la actividad física y una alimentación adecuada.

Debemos impartirla desde el núcleo familiar y desde la educación en el colegio.

Sería adecuado y beneficioso incluir una asignatura de educación sanitaria, en el plan de estudios de las escuelas.

Esta asignatura impartida por un profesional de la salud podría abordar una variedad de temas relacionados con la salud y el bienestar, como la nutrición, la actividad física, la salud mental, la prevención de enfermedades incluidas las de transmisión sexual, la sexualidad y la educación emocional, entre otros.

Fomentar los hábitos desde una edad temprana puede tener un impacto positivo a largo plazo en la salud de los estudiantes y en la sociedad en general.

Proporcionaríamos un empoderamiento en los estudiantes para tomar decisiones sobre su propia salud y bienestar, lo que es esencial en la sociedad actual.

La inclusión de esta asignatura requeriría una planificación y un enfoque cuidadoso para garantizar que sea relevante, accesible y efectiva.

También podría integrarse con otras asignaturas como educación física y biología, para proporcionar una educación integral sobre la salud.

Una asignatura de promoción de la vida saludable y de la salud puede contribuir a una sociedad más saludable y empoderada en el futuro.

El personal sanitario desempeña un papel fundamental en la educación sobre la salud, por su experiencia y conocimiento y capacidad de respuesta, de ahí la importancia de promover la inclusión de este tipo de profesionales en los colegios.

La colaboración entre profesionales de la salud y el sistema educativo puede llevar a una mejor compresión de la importancia de la salud y la prevención de enfermedades desde una edad temprana.

Además, también es una tarea importante crear conciencia en personas con edades más avanzadas.

Fomentando la importancia de realizar exámenes de detección regulares, especialmente en adultos mayores y personas con factores de riesgo conocidos.

Aumentando las campañas de concienciación, e incluso se podrían incluir testimonios de personas que padecen la enfermedad, y su tardío diagnóstico por malos hábitos de vida.

También se puede impulsar la participación involucrando a las personas, a través de organización de caminatas, carreras, ferias de salud y eventos relacionados con la diabetes. Estas actividades pueden fomentar la participación activa de personas en su propia salud.

En resumen, prevenir la diabetes y aumentar la conciencia sobre la enfermedad requiere una combinación de esfuerzos a nivel comunitario, educación, atención médica y políticas de salud pública. La clave está en la promoción de un estilo de vida saludable y en la detección temprana, lo que puede reducir la carga de diabetes y mejorar la calidad de vida de las personas.