La actual pandemia derivada de la COVID-19 está trayendo consigo una vertiginosa transformación de los sistemas sanitarios, especialmente en todo lo relacionado con la generalización del uso de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación y, con ello, acelerando la implantación de una nueva forma de abordar la asistencia sanitaria, de la que saldrán beneficiados fundamentalmente las personas con patologías crónicas como la diabetes.

Las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación en general, y la telemedicina, la teleasistencia, el telediagnóstico o las videoconsultas, en particular, constituyen, a día de hoy, una gran oportunidad de mejora en la calidad asistencial de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS). Y es que, estas herramientas permiten establecer nuevos canales de comunicación entre los profesionales sanitarios y los pacientes, en los que el paradigma de espacio – tiempo adquiere un nuevo significado.

Por lo que se refiere a la diabetes, la telemedicina cuenta con un recorrido menos extenso que en otras afecciones, como puedan ser las dermatológicas, en las que su uso ya está más generalizado. Sin embargo, la COVID-19 ha provocado que en muchos hospitales y centros de salud de España se haya acelerado su utilización en el área de Endocrinología y Atención Primaria, con el objetivo de seguir atendiendo a los pacientes con diabetes, al mismo tiempo que evitando desplazamientos innecesarios y, con ello, reduciendo el riesgo de exposición a posibles infecciones.

A nivel general en España, se estima que en los dos últimos meses se han reducido al 20% las consultas presenciales

El balance realizado durante este tiempo de confinamiento, tanto por profesionales sanitarios como por las personas con diabetes y sus familiares es, en general, positivo. Por una parte, los centros hospitalarios y de salud están sabiendo adaptarse a la nueva realidad, dando una respuesta satisfactoria a las necesidades de sus pacientes a través de la teleasistencia; y por otra, las personas con diabetes, además, han visto reducidos sus traslados a los centros de salud y hospitalarios.

A largo plazo, además, esto irá a más, pues esta forma de actuar no es algo puntual, sino que dejará huella. En este sentido, ya son varios los planes de centros hospitalarios para extender la aplicación de la tecnología, independientemente de crisis puntuales como la del coronavirus. Y en este contexto, las personas con diabetes serán uno de los principales beneficiarios, al ser el colectivo de pacientes crónicos más elevados en España.

Si bien es cierto que muchos pacientes, antes de la pandemia, tenían sus dudas y eran reticentes ante este modelo asistencial, la experiencia que han tenido a raíz del coronavirus ha generado un cambio de opinión y que valoren en mayor grado esta nueva alternativa. De hecho, y a nivel general en España, se estima que en los dos últimos meses se han reducido al 20% las consultas presenciales.

Pero la teleasistencia aportará mucho más a las personas con diabetes, pues su tratamiento es integral; no solo es importante el seguimiento del tratamiento farmacológico, también es clave su educación y formación diabetológica continuada en el tiempo. En este sentido, las nuevas tecnologías pueden ofrecer formaciones online que, además, pueden programarse en grupo.

Por otra parte, la crisis sanitaria generada por la COVID-19 también está contribuyendo a la consolidación de e-pacientes, un paciente conectado y habituado a las nuevas tecnologías. Y lo que es más importante, que las utiliza, no por obligación, sino porque conoce sus ventajas.

Son personas con capacidad de toma de decisiones compartidas, personas que aprenden con y de los profesionales sanitarios, lo que conlleva la obligación de brindarles más información, herramientas y una participación más fácil y accesible en aquellos temas que le afectan en primera persona.

Con el paso del tiempo, los e-pacientes cada vez tendrán más formación en el uso de las diferentes herramientas virtuales, a través de las que podrán establecer un contacto directo con los profesionales sanitarios, al mismo tiempo que tendrán un mayor criterio a la hora de poder autocuidarse y ayudar a los demás.