Recientemente, en Twitter lancé un “reto” al Ministerio de Sanidad y a la AEMPS, después de conocerse más detalles sobre el modelo innovador en el Reino Unido para financiar el uso de nuevos antibióticos. Por primera vez, dos de estos productos serán financiados a través de un “pago por suscripción” o modelo “delinked”, donde el retorno está “desvinculado” (delinked) de la fórmula tradicional de ‘precio x volumen’. Así, el retorno no dependerá del volumen de ventas, si no del valor del producto. El reto lanzado: ¿por qué no probar un modelo parecido en España?

En términos generales, los sistemas de pago/reembolso actuales no ofrecen un retorno apropiado o suficiente para los antibióticos. El modelo “tradicional” [precio * volumen] ni fomenta la I+D ni el uso ‘apropiado’ de nuevos antibióticos, y varios estudios demuestran que el retorno para nuevos antibióticos es mucho más bajo en comparación con otras áreas terapéuticas (e incluso negativo). Por lo tanto, algo hay que hacer.

Los economistas solemos distinguir entre incentivos “push” y “pull” para fomentar la I+D, dependiendo de si la “recompensa” es condicional a tener una tecnología en el mercado. O, en otras palabras, estos incentivos se utilizan para mitigar diferentes tipos de riesgo. Los incentivos push financian/recompensan la I+D ex ante, independientemente del resultado; por lo tanto, se intenta reducir el riesgo científico durante el proceso de desarrollo. Los pull ofrecen recompensa para la I+D ex post, si el output de la I+D consigue ganancias en salud. Así, este incentivo reduce el riesgo comercial o económico. Obviamente, hay modelos híbridos.

En el caso concreto de los antibióticos hay mucho camino recorrido en incentivos “push” – tanto en EEUU como en Europa. Varios informes recientes ponen de manifiesto la necesidad de mantener estos incentivos push, pero de manera mucho más coordinada; existe una gran fragmentación.

Pero a mi juicio, el problema principal radica en la falta de “incentivos” pull. El modelo tradicional no funciona para (algunos) antibióticos. Hace más de una década se puso encima de la mesa el concepto de “delinkage”. En este modelo, los retornos están «desvinculados» (delinked) de la fórmula tradicional de ‘precio x volumen’, ya que este retorno no depende del volumen de ventas. Existen varios informes más o menos recientes donde se habla de la necesidad de estos modelos – también llamados “market entry rewards”, “global launch reward” o “insurance framework”. Las cifras estimadas por varias organizaciones están alrededor de entre $800m y $2.600m por antibiótico, dependiendo de los incentivos push adicionales (y que pueden financiar parte de la I+D).

Este modelo para algunos antibióticos (y reitero que este modelo sería aplicable sobre todo para aquellos antibióticos con un uso muy limitado durante los primeros años, precisamente para no fomentar la resistencia, y para infecciones graves) representa una estrategia de reducción del riesgo tanto para el fabricante como para el sistema sanitario.

¿Y cuánto hemos avanzado? Pues poco, lamentablemente. Pero las buenas noticias son que la iniciativa británica sigue su curso. Así, se sabe que se espera que haya dos antibióticos (para infecciones graves) financiados con este modelo “delinked” a partir del 2022. El pago a la empresa dependerá del valor del antibiótico. Y ese valor, ¿cómo y quién lo determina? El (famoso) NICE (National Institute for Health and Care Excellence) seleccionará estos dos antibióticos (antes de final de año) para evaluarlos durante el año que viene, y esta evaluación determinará el pago a la empresa. Es importante remarcar que la evaluación tendrá en cuenta, por primera vez, algunos elementos de valor del tratamiento que van más allá del valor aportado al paciente, y que normalmente no se tienen en cuenta. Esta adaptación se debe a las características de los antibióticos.

Obviamente, no es fácil implantar modelos de este tipo – y, de hecho, según mi entender, el único modelo “delinkage” para antibióticos es el del Reino Unido ya comentado. Y ha llevado su tiempo: en el 2009 (en una conferencia organizada por Suecia durante su Presidencia de la UE) se lanzan nuevas ideas para incentivos pull, y se empieza a hablar sobre la posibilidad de desvincular el retorno con el uso; aunque no se habla explícitamente del concepto “delinkage”, los acuerdos llegados en esa conferencia sientan las bases como alternativa a considerar. Así, en el 2015 empieza el diálogo en el Reino Unido entre los diferentes agentes y organizaciones, públicos y privados, y, finalmente, en el 2019, se anuncia el compromiso de lanzar el nuevo modelo. Ahora, se espera que en el 2022 se ponga en práctica, por fin.

Espero, y así pide el Reino Unido, que más países utilicen estos modelos, ya que un país por sí solo no podrá ofrecer el “premio” necesario – el Reino Unido cubriría alrededor del 3-3,5% de la cantidad necesaria. Es necesario actuar ya – hay que pasar a la acción.

Jorge Mestre Ferrándiz