En el año 2020, en esta misma publicación, hacíamos un repaso amplio de lo qué es y lo qué no es la alfabetización en salud, del nivel medio de los ciudadanos, de su impacto y concluíamos que es un determinante más de la salud, como lo son otros determinantes sociales.

Y hacíamos un llamamiento a la responsabilidad que tenemos los profesionales de la salud para implementar medidas que mejoren la alfabetización en salud de los ciudadanos. ¿Qué ha pasado desde 2020?

Lo primero que llama la atención si buscamos el término heath literacy en PubMed, es que las publicaciones científicas sobre esta temática han descendido desde entonces, pasando de 1.268 artículos en el año 2020, a 815 a punto de acabar el año 2023.

Parece que el tema decrece en interés a pesar del claro impacto de la alfabetización en salud en los resultados en salud de los ciudadanos y en la relación directa que tiene con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el ODS 3.

Cierto es, que con el paso del tiempo se asume como un tema interdisciplinar y de interés para publicaciones científicas relacionadas con la salud pública, la comunicación o la educación para la salud. Es, además motivo de múltiples estudios publicados en revistas con factor de impacto incluidas en Journal Citation Reports (JCR) y Scimago (SJR).

Esto tiene un interés especial por la complejidad de la alfabetización en salud en la que intervienen, por supuesto, los profesionales de la salud, pero también otros profesionales que les proveen de información fiable, relevante, actualizada y adaptada para los ciudadanos, como pueden ser los bibliotecarios o los desarrolladores y diseñadores de soluciones digitales para poner a disposición de la ciudadanía los temas de salud. La perspectiva y la participación de sociólogos o antropólogos también aporta aspectos clave a un tema que ya se considera complejo y multidimensional.

Pero, la alfabetización en salud no solo aplica a adultos y sobre todo enfermos, sino que es especialmente relevante poner el foco en la población infantil, sana y en todos los entornos en los que interactúa. El colegio, la familia, los iguales, el barrio, ahí es donde también hay que trabajar la alfabetización en salud. Entornos saludables que promueven hábitos de vida sanos, que son coherentes en el mensaje y en la forma, que motivan a prácticas saludables, que reconocen los logros, los cambios, etc.

Por eso el interés de que el trabajo, la investigación y las publicaciones se hagan extensivas a otras muchas disciplinas que también están involucradas en la alfabetización en salud.

‘El entrenamiento en autocuidados que proveen las enfermeras es el componente fundamental de la alfabetización en salud’

En cuanto a las estrategias, las más clásicas como la mejora de las habilidades de comunicación del profesional para llegar a proveer al paciente/ciudadano de la información más relevante, de forma clara, sencilla, entendible, con mensajes clave y utilizando técnicas como el Teach Back para evaluar la comprensión de la información por parte del usuario, ya han demostrado que mejoran la alfabetización en salud y tienen resultados como mejor autocuidado de la propia salud, hábitos de vida más saludables, una mejora de la adherencia al tratamiento, mejor uso del sistema sanitario, etc.

Otras estrategias basadas en el uso de dispositivos móviles, con monitorización, registro y envío de datos online, la teleasistencia, recordatorios, calculadoras de dosis, algoritmos de decisión en el autocontrol de enfermedades crónicas, etc., se están desarrollando a un ritmo vertiginoso. La eSalud es realidad y está de moda. Objetivo, evitar a toda costa el aumento de desigualdades de acceso y crear más barreras de uso precisamente por un bajo nivel de alfabetización en salud.

Especialmente interesante la web de la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ) con multitud de recursos para trabajar la alfabetización en salud (https://www.ahrq.gov/health-literacy/index.html).

Especialmente interesante la web de la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ) con multitud de recursos para trabajar la alfabetización en salud (https://www.ahrq.gov/health-literacy/index.html).

Pero, sin duda, el entrenamiento en autocuidados que proveen las enfermeras en diferentes ámbitos como el colegio, el domicilio, la comunidad, el centro de salud, los centros de mayores o los hospitales, en todas las etapas vitales de la persona y tanto en la promoción de la salud como en la prevención de la enfermedad, como a las personas enfermas, es el componente fundamental de la alfabetización en salud.

Solo entendiendo las necesidades de la persona, su entorno, sus creencias, su cultura, sus valores, sus recursos, sus capacidades o sus preferencias, realmente se puede llegar a que la persona entienda la información que le da el profesional de la salud o que él mismo recupera, a identificar información realmente apropiada y veraz, a estar capacitado para interpretarla, juzgarla y aplicarla en función de sus circunstancias y sus necesidades. Así si se consigue un nivel óptimo de alfabetización en salud y, sobre todo, la capacitación real de las personas para gestionar su propia salud y hacerse responsables de ella.

Las enfermeras por su formación, perfil profesional y por su posición en las organizaciones sociales y sanitarias, lideran todo el movimiento de la alfabetización en salud trabajando en equipo con otras disciplinas también involucradas. Es, por tanto, un reto interdisciplinar para continuar trabajando en 2024.

Bibliografía

Juvinyà-Canal, D. (2021). Alfabetización en salud en la comunidad. Innovación educativa, (31).

Montesi, Michela. (2017). Health literacy: a narrative, interdisciplinary review of the literature published about biomedicine, library economy and documentation. Revista Cubana de Información en Ciencias de la Salud, 28(3)

Paucar-Caceres, A., Vílchez-Román, C., & Quispe-Prieto, S. (2023). Health Literacy Concepts, Themes, and Research Trends Globally and in Latin America and the Caribbean: A Bibliometric Review. International Journal of Environmental Research and Public Health, 20(22), 7084.