El 15 de octubre es la fecha que la OMS decretó en 2008 para el Día Mundial del Lavado de Manos. Un hábito que debe formar parte de nuestra rutina diaria y a través del cual evitaríamos el contagio y la propagación indiscriminada de muchas enfermedades. Dicha conmemoración cobra todo su valor este año 2020, pues la actual pandemia que vivimos ha visibilizado la importancia de la higiene de manos como una de las medidas más eficaces para prevenir la trasmisión de la COVID-19.

El objetivo de este día es recordar a la población mundial que la práctica de la higiene de las manos sea algo regular, así podremos evitar la transmisión de muchas enfermedades que atacan principalmente a nuestro sistema digestivo, pero que pueden terminar comprometiendo otras partes de nuestro organismo, sobre todo en los grupos más vulnerables que componen nuestra sociedad como son los niños y las personas mayores.

A través de nuestras manos somos capaces de realizar la gran mayoría de acciones de nuestra vida diaria. Con ellas cocinamos, nos aseamos, hacemos la compra y un sinfín de actividades más a lo largo de cada jornada, convirtiéndose en la puerta de entrada de gérmenes, bacterias y sustancias que pueden ser nocivas para nuestra salud. El propósito de esta celebración no es otra que servir de guía haciendo hincapié de cuáles son los momentos más importantes del día donde debemos prestar más atención en lavar nuestras manos. En general, debemos mantener una correcta higiene cuando vamos a cocinar o comer y después de haber ido al baño o realizar un cambio de pañales a nuestro bebé.

Mención especial merecen los profesionales de la salud, para los cuales, las manos son nuestra principal herramienta de trabajo y la base de cualquier procedimiento médico. En la mayoría de los casos permanecen expuestas al contacto con fluidos corporales y pueden actuar como vectores con capacidad de transmitir patógenos de un enfermo a otro. Es un error pensar que la utilización de guantes sustituye en ocasiones al lavado de manos. Por ello, para garantizar una atención limpia es imprescindible que tomemos conciencia sobre una adecuada higiene de manos cada vez que atendemos a un paciente, un gesto tan fácil como efectivo que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Según la OMS lo ideal es lavarse las manos con agua y jabón, pues con agua sola no es suficiente. Pero hay ocasiones que no tenemos disponible agua corriente ni jabón, y para estas situaciones existen en el mercado todo tipo de soluciones, como geles a base de alcohol o líquidos antibacterianos. El lavado de manos con agua y jabón es una de las maneras más efectivas y baratas de prevenir enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias agudas. Estas enfermedades causan la muerte de 3,5 millones de niños y niñas cada año y afectan a la salud de millones más, tanto en países en desarrollo como en países industrializados. El acceso al jabón no es siempre fácil en muchos lugares del mundo y en países como Etiopía mucha gente utiliza cenizas o arena para llevar a cabo su aseo personal.

Una buena manera de celebrar este día es realizando charlas en los centros educativos donde se les enseñe a los menores sobre la importancia de ser correctamente aseados. La población infantil y escolar es la principal destinataria del Día Mundial del Lavado de Manos. Sin dudarlo, las niñas y niños actúan como agentes del cambio, llevando a sus hogares y comunidades las buenas prácticas de higiene aprendidas en la escuela. Su activa participación y las intervenciones culturalmente sensibles buscan asegurar un cambio de comportamiento sostenido en el futuro más próximo.

Enraizar la práctica del lavado de manos con jabón antes de comer y después de usar el inodoro podría salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica

En la actualidad, se hace mucho énfasis en este tema, debido a la situación epidemiológica existente a nivel mundial, algo tan sencillo y banal del que todo el mundo habla pero que no funciona todo lo bien que debería pues sigue estando asociado considerablemente a infecciones y contagios. Enraizar la práctica del lavado de manos con jabón antes de comer y después de usar el inodoro podría salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica. Por tal razón, la higiene de manos es considerada como una de las intervenciones de salud pública más eficaces y baratas del mundo. Una tarea que depende de todos y cada uno de nosotros conseguirla.