Anda la política revuelta y uno de los motivos sin duda es la pandemia de la COVID-19, los ciudadanos no dejamos de escuchar la reiteración en sus argumentos y en sus formas, echamos en falta el consenso, la unidad de esfuerzos y la búsqueda del bien común por encima de otros intereses.

En esta crisis sanitaria cada vez se nota con más intensidad la falta de la voz de los expertos con mensajes claros que puedan ser comprendidos fácilmente por la población. El manifiesto a favor de una respuesta coordinada, equitativa y basada en la evidencia científica emitido por 55 sociedades científicas nacionales, que representan a más de 170.000 profesionales sanitarios tras la celebración del primer congreso nacional COVID-19 bajo el lema “en salud mandan, pero no saben” deja muy clara esta urgente necesidad.

Esta inquietud fue expresada y puesta de manifiesto también en la mesa de expertos “Retos y tendencias en la era de la COVID-19” perteneciente a la jornada de innovación organizada por la Fundación IDIS en colaboración con Farmaindustria y Fenin.

En dicha mesa los doctores Ricardo Cubedo, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid y responsable de Sarcomas y Cáncer hereditario de MD Anderson; Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina preventiva y salud pública de la Universidad Rey Juan Carlos; Santiago Moreno, jefe de Servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal; y Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS, analizaron la situación vivida durante la pandemia y reflexionaron sobre la situación actual desde las distintas áreas.

Señalaron que la primera ola dejó algunos aprendizajes en el modo de organizar a los pacientes y profesionales y enseñó la necesidad de implantar algunas medidas de control que hay que seguir. En este sentido, la responsabilidad ciudadana quizás no esté interiorizada del todo, especialmente en algunos sectores de nuestra sociedad debido probablemente a un problema de falta de percepción del riesgo. Por ello, es importante que los medios de comunicación adopten más si cabe un papel protagonista donde la información sobre el coronavirus haga calar estos mensajes para una mayor concienciación.

Según la experiencia y ámbito de actuación de cada uno, se han establecido recomendaciones para minimizar el impacto de la pandemia y algunas soluciones de cara al futuro. Así, los expertos incidieron en la importancia de reforzar y dotar de recursos a la Atención Primaria y a la salud pública; atender a los consejos de los expertos; priorizar la atención a los pacientes crónicos; apoyar la vacunación frente a la gripe, aprovechar todos los recursos disponibles con un sistema sanitario colaborativo (público-privado), impulsar su digitalización y apoyar más si cabe en el enorme potencial que tiene la red de farmacias de nuestro país. Asimismo, los participantes manifestaron la necesidad de realizar cuanto antes un Pacto por la Sanidad no condicionado a ideologías y recursos una vez que la pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto las debilidades de nuestro sistema sanitario y la importancia de contar con un sistema único e integrado que no discrimine lo público de lo privado.

Una de las debilidades evidentes de nuestro sistema sanitario está relacionada con la velocidad a la que se van incorporando las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a pesar de tener una presión asistencial y financiera creciente que está generando no pocos problemas de acceso, eficiencia, equidad y cohesión, principios fundamentales que junto al de universalidad fueron consagrados por la Ley General de Sanidad hace ya más de 34 años.

No es motivo de esta reflexión profundizar en los motivos relativos a la financiación, la reactividad al cambio, la formación especializada en estas materias, las barreras jurídicas, la falta de consensos, los intereses profesionales, etcétera, tan solo voy a poner el acento en algo que es evidente, las tecnologías de la información y la comunicación en sus diversas variantes constituyen uno de los mayores avances de la medicina junto a las innovaciones en imagen, la decodificación del genoma humano e Internet.

La digitalización interoperable no es una opción, sino que es un requisito indispensable para todos los sistemas sanitarios

En la era digital, la tecnología hace que la Sanidad sea más eficiente y accesible, mejorando las prestaciones asistenciales puestas a disposición de todos los pacientes (paciente digital en un contexto de salud bajo demanda, es decir comunicación médico-paciente a cualquier hora del día). En este sentido, la interoperabilidad es clave y precisa reconocer al paciente como propietario de sus datos clínicos participando de forma proactiva y corresponsable en aquellas decisiones que le afectan.

Imaginemos por un momento si en esta pandemia todo el sistema sanitario hubiera estado plenamente digitalizado, todos los operadores sanitarios hubieran dispuesto de una historia electrónica inteligente compatible e interoperable, una historia que permitiera recoger todos los datos de los pacientes y plantear las cuestiones a las que queremos dar respuesta mediante algoritmos específicos que permitieran la generación de evidencia a través de técnicas de análisis masivo e inteligente de datos. Sin duda, que el resultado hubiera sido mucho más prometedor en esta y en otras crisis sanitarias que puedan surgir en el futuro.

Un ejemplo de resultados contrastados en España en relación con la aplicación de la ciencia de los datos y sus herramientas es Hexin en Galicia, la plataforma big data desarrollada con tecnología de GMV que contribuye a la mejora de la vigilancia epidemiológica, la asistencia clínica, la gestión y la investigación médica. Al explotar la ingente cantidad de información de la que dispone el Sistema Gallego de Salud —informes médicos, notas, recetas, pruebas diagnósticas que se originan en sus distintas áreas de competencia— se convierte en una herramienta esencial para sus profesionales de la salud con la que extraer información y obtener resultados de salud de sus pacientes. Asimismo, con la información que aporta, se faculta la evaluación del modelo de farmacia por medio de técnicas de data mining que permiten comparar los patrones de los servicios farmacéuticos.

La abundancia de datos que generan los sistemas sanitarios y la capacidad de ser analizados que ofrecen plataformas como Hexin permiten establecer correlaciones de causa y efecto en, por ejemplo, diversas enfermedades raras, ayudando a predecir y detectar posibles contagios, … Gracias a la plataforma es posible conocer fácilmente el número total de personas que presentan determinados síntomas o la incidencia y prevalencia de enfermedades, sospechas de efectos adversos de un tratamiento y factores de riesgo. El sistema es capaz de dar apoyo a diagnósticos y tratamientos, e incluso de adecuar protocolos de asistencia en enfermos crónicos.

Los beneficios que aporta una plataforma de estas características son múltiples, para el paciente, un diagnóstico temprano redunda en una mejora de su calidad de vida. A la vez, supone un ahorro significativo en costes en tratamientos, incidiendo tanto en el bolsillo del paciente como en la sostenibilidad del sistema sanitario. Del mismo modo, en el tratamiento de enfermedades crónicas, el sistema también contribuye al seguimiento de los pacientes (adherencia a los tratamientos, visitas al especialista…) alertando de incumplimientos, contribuyendo a analizar la efectividad de los tratamientos, mejorando su eficacia y ahorrando tiempo y dinero.

A la vez, al compararse perfiles de pacientes con similares síntomas o dolencias o medir la comorbilidad (presencia de uno o más trastornos o enfermedades además de la enfermedad o trastorno primario) se aporta información para la investigación médica y el desarrollo de nuevos medicamentos.

En términos de interoperabilidad el envejecimiento de la población, el aumento de las enfermedades crónicas, el desarrollo tecnológico vinculado a una ingente cantidad de datos e información y el acceso creciente de la población a las innovaciones tecnológicas hacen necesario un cambio en la gestión hospitalaria que facilite el acceso del paciente (propietario de sus datos de salud) y el profesional a toda la documentación clínica disponible y proveniente de aquellos centros por los que el paciente haya transitado.

La integración de los sistemas tecnológicos juega un papel importante en la seguridad del paciente y, además, va a suponer un desahogo en el consumo de recursos sanitarios (evitando duplicidades y redundancias de consultas y pruebas diagnósticas) facilitando la precisión en el seguimiento de los pacientes, reduciendo los errores médicos y, por lo tanto, mejorando los resultados de salud bajo un prisma de eficiencia.

Actualmente, el paciente no es el eje sobre el que pivotan los servicios que ofrecen los Sistemas de Salud, encontrando obstáculos para poder ejercer sus derechos contemplados en la Ley de Autonomía del Paciente, entre otras. Asimismo, existen también problemas para profesionales y organizaciones, ya que los médicos acceden a la información clínica de sus pacientes sin garantías de que esté completa, contrastada y actualizada. Y, por otro lado, existe desconexión y falta de consenso entre todos los agentes del ámbito de la salud para alcanzar un modelo accesible, óptimo y común. Pero todos estos problemas tendrían solución con sistemas interoperables.

Sin duda, el paciente es el mayor beneficiario de los modelos de interoperabilidad, porque adquiere un papel activo en el cuidado de su salud y el control de su historial. Así, por ejemplo, puede acceder a su información clínica desde cualquier lugar, centralizar la información de distintas organizaciones en un único punto o compartir información con otro profesional médico con el objetivo de obtener una segunda opinión sobre un caso terapéutico concreto. Para el profesional también es un proceso positivo, debido a que existe una práctica clínica cooperacional (donde se evalúan todos los informes realizados por cualquier profesional) y se mejora la eficiencia de los procesos asistenciales (se incrementa la calidad de la atención asistencial al contar con información más completa y contrastada con pacientes). En lo que respecta a los beneficios de las organizaciones, la ventaja principal se encuentra en la legalidad al garantizar el correcto tratamiento de los datos personales de los pacientes. Además, se puede destacar la continuidad asistencial, el cumplimiento de las competencias, la eficiencia o la situación en la vanguardia, entre otros beneficios.

Hoy en día no hay nada que pueda contribuir más al cambio en nuestro sistema sanitario que un paciente bien informado, corresponsable en la gestión de su propia salud, y un profesional sanitario que realiza la labor asistencial con los mayores estándares de calidad, seguridad y resultados, todo ello a través de herramientas innovadoras que enfaticen la relación médico-paciente. La digitalización interoperable no es una opción, sino que es un requisito indispensable para todos los sistemas sanitarios.