• La última jornada de este encuentro nacional aborda la necesidad de formación específica para los Directivos de la Salud, el cambio de cultura que requiere el nuevo modelo de compra sanitaria y la sostenibilidad desde el punto de vista del usuario
  • Cerca de 3.000 congresistas procedentes de toda España han participado en este evento para ponerse al día en las tendencias de la gestión hospitalaria y valorar los retos a los que se enfrentan los gestores sanitarios

Desde el metaverso, a la inteligencia artificial; desde la digitalización de procesos médicos o de la formación continua a la necesidad de humanizar al paciente y hacer del sanitario un sistema sostenible y respetuoso con el medio ambiente. A lo largo de las tres jornadas que ha durado el 23 Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria se han puesto sobre la mesa las múltiples necesidades de innovar que tiene el sistema: en la planificación, en la organización, en la relación con los profesionales o en cómo se incorporan las nuevas generaciones, por ejemplo. Y todo ello, según aseguró Rafael López Iglesias, miembro de la Junta Directiva de SEDISA -una de las asociaciones organizadoras de este encuentro- requiere la profesionalización de los Directivos de la Salud, de forma que ocupen los puestos los mejor preparados.

Para ello, según explicó López, SEDISA trabaja en tres vertientes: el desarrollo profesional continuo, la fijación y análisis de competencias directivas mediante un sistema de autoevaluación para que los Directivos de la Salud obtengan una certificación de sus competencias, un máster de gestión sanitaria y “la gran estrella de todo esto que es la creación de es un grado universitario”, afirmó López, quien aseguró que así “podremos conseguir que estén profesionalizados y que los mejores y con mayor formación puedan dirigir las organizaciones sanitarias, y por tanto, despolitizar sus nombramiento”. “Evidentemente los gobernantes van a nombrar personas afines a sus planteamientos, pero lo deseable es que ese no sea el único móvil, sino que se pueda elegir además a la persona con mejores cualidades profesionales”, sentenció.

En la misma línea, Candela Calle, Directora General de la Fundación Sant y coordinadora de la Escuela SEDISA de Liderazgo, incidió en la necesidad “de liderazgos fuertes” para hacer toda la transformación del sistema sanitario, lo cual significa que tengan cuatro competencias: dimensión personal, relacional, técnica y social. Para todo ello, insistió, SEDISA crea la escuela de liderazgo con tres objetivos: formar; asesorar y hacer consultaría a las instituciones y potenciar la investigación con respecto a liderazgo, “añadido lo importante que es ejercer mentoría a todos los Directivos de la Salud que se incorporan a la gestión”, subrayó.

En otro orden de asuntos, en esta última jornada se abordó también el modelo de innovación abierta que el Jefe de servicio de Innovación de la Consejería de Salud de Andalucía, Javier López, explicó en función de la experiencia de esta institución que puso en marcha este modelo -abierto al sector público por primera vez durante la gestión de Obama en EEUU- en 2012, después de que la crisis dejara al sector privado sin la posibilidad de afrontarla por si sola. Porque la innovación abierta es al fin y al cabo la colaboración de todos los agentes posibles: uno lanza el reto a la sociedad, un problema para el que no tenga solución, y la busca a través del conocimiento externo de modo que después se pueda llevar al mercado generar beneficio. Así desde esta Consejería se han lanzado ya tres retos: uno relacionado con la enfermedad Epoc; otro con la diabetes tipo 1 en menores de 8 años, y la última con enfermedades músculo esqueléticas. “Al final el beneficio es para el propio sistema sanitario, en nuestro caso la respuesta fue mucho más positiva e inmediata de lo que esperábamos desde el primer reto”.

En materia de ley, se abordaron también los desafíos de la compra pública innovadora y la necesidad, según lo planteó José María Gimeno, catedrático de la Facultad de Derecho de Zaragoza, de cambiar la cultura en la gestión y pasar del precio al valor. Y es que, la Ley sobre contratos del Sector Público supone todo un reto para los profesionales de la compra pública sanitaria. No es una normativa que remoza la anterior, sino un cambio radical en los fines y principios de la Ley sobre contratación pública. El fin de la hegemonía del factor precio en la compra sanitaria, fruto de esa nueva orientación que desde las instituciones europeas se le ha dado a la compra pública, la introducción de nuevos elementos de valoración de licitadores y ofertas, y la aparición de nuevas reglas y figuras, plantean un escenario radicalmente nuevo para el que hay que prepararse y formarse debidamente. “Hay que abordar la compra pública en clave de inversión, como nos dice Europa, y no de ahorro presupuestario”, explicó Gimeno, quien subrayó que “para eso está la compra pública, tiene un importante componente estratégico y lo que tenemos que valorar es cuánto me aporta, hacerla pivotar en torno a los resultados y a las necesidades del paciente, no de cuánto me gasto”, sentenció.

Y respecto a la sostenibilidad, en esta última jornada se planteó la necesidad de incluir al usuario en la estrategia, y abordarla como un trabajo en equipo. Y es que, según se puso de relieve, es necesario un nuevo modelo de cuidados que contemple las diferentes etapas y servicios como la atención a domicilio o la prevención que evitarían ingresos que ahora sobrecargan el sistema y que, además, significaría tener en cuenta las preferencias de cada persona, respetando cómo quiere envejecer cada uno. En definitiva, una solución más personalizada que les haga sentirse escuchados.