En el mundo, cerca de 537 millones de personas adultas viven con diabetes, estimándose que aumente a 643 millones en el año 2030, según la Federación Internacional de Diabetes (IDF, según sus siglas en inglés). Por lo que respecta a España, con alrededor de 6.000.000 millones de personas con diabetes, una cifra que ha aumentado en más de la mitad en los últimos diez años, es el segundo país de Europa con mayor número de pacientes con esta patología, y se encuentra entre los diez primeros a nivel internacional, en cuanto a gasto sanitario en diabetes, alcanzando los 13.430 millones de euros, tal y como se publica en la 10º Edición del Atlas de la Diabetes.

Con estos datos, queda patente que uno de los principales retos que tiene por delante la Sanidad en general y la española, en particular, este año 2022, es la prevención y la mejora de la atención de la diabetes. Y para ello, son clave la inversión económica en, entre otras medidas: recursos humanos, innovación, educación diabetológica o formación en hábitos de vida saludables desde las escuelas hasta la edad adulta, todas ellas sobre las que ya lleva tiempo poniendo el foco la Federación Española de Diabetes (FEDE). Asimismo, y como no podría ser de otra manera, desde FEDE se ve necesario incorporar nuevas medidas para dar igualmente respuesta a crisis puntuales, tal y como está siendo la pandemia por COVID-19, ya que está repercutiendo muy negativamente sobre la calidad de vida de las personas con diabetes, tanto si contraen la infección como si no, ya que limita la continuidad adecuada de la patología. Y para que las medidas que se adopten sean las más adecuadas, desde FEDE se tiene claro que es clave la participación de los representantes de los pacientes en la definición de las políticas sanitarias que les afecten como colectivo.

Magnitud internacional

Pero esto no es nada nuevo. De hecho, la magnitud de la diabetes llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a acelerar la adopción de medidas urgentes a través de un nuevo Pacto Mundial de la Diabetes, presentado en abril de 2021, a través del cual se hacía hincapié en la necesidad de acordar una serie de metas mundiales que tuvieran  como objetivo la prevención de riesgos en las personas que no estuvieran diagnosticadas, mejorar el acceso a los nuevos medicamentos para la diabetes y reducir una mortalidad que, según datos de la IDF, se situó entre 6 y 7 millones de decesos mundiales a causa de la diabetes en 2021.

“Uno de los principales retos que tiene por delante la Sanidad en general y la española, en particular, este año 2022, es la prevención y la mejora de la atención de la diabetes”

En paralelo, desde FEDE se ha lanzado  el Pacto Nacional por la diabetes, un documento con trece propuestas para reducir el impacto de la diabetes tipo 2 en España en los ámbitos de la asistencia, la formación, la investigación y la tecnología, entre las cuales se encuentran destinar los recursos necesarios para que se mejoren áreas clave como son la formación diabetológica para pacientes y familiares; la prevención o el diagnóstico precoz, con el fin de mejorar la atención que reciben de los pacientes con diabetes tipo 2, y evitar que se merme su calidad de vida; así como reducir las hospitalizaciones e ingresos en urgencias.

En este sentido, y para poner sobre la mesa la urgencia de aumentar y mejorar la inversión en diabetes en los próximos años, el Programa de Prevención de la Diabetes (DPP) demostró que una vigilancia intensiva del estilo de vida de los pacientes podría reducir la incidencia de la diabetes tipo 2 en un 58% durante 3 años, evitando así el aumento de las comorbilidades asociadas y, en consecuencia, la pérdida de calidad de vida entre las personas con esta patología. Y, en este sentido, es clave la necesidad de que se posibilite una mayor participación de la persona con diabetes tipo 2 en la toma de decisiones que afecten a su patología.