Recordando estaba los días pasados la fábula de Esopo, la liebre y la tortuga. Todo sucedió mientras leía el enésimo artículo sobre las bondades de la aplicación de las tecnologías en el sector del cuidado de la salud, así como de su necesaria aplicación para la transformación y el diseño de su futuro.

Hemos de ser conscientes que dar forma al futuro, independientemente del sector o área de conocimiento, requiere habilidades específicas que aún no están completamente desarrolladas. Con ello no quiero decir que puedo ver mucho más allá que otros, pero estoy seguro de que necesitamos animados debates y discusiones sobre los desarrollos futuros de la gestión de la salud; a buen seguro, ello nos conducirá a una mejor comprensión de cuáles son realmente las claves de su tan ansiada transformación.

En este sentido y, gracias a momentos de reflexión que amigos y compañeros han generado, considero que me puedo aventurar a trazar algunas líneas básicas de un modelo que ilustre los desafíos que los gestores sanitarios, bien pertrechados de las correspondientes tecnologías, tendrán que afrontar en el futuro próximo. Todo arquetipo que se precie debe tener una característica primordial, la sencillez. Sin caer en lo arbitrario de su interpretación y, sabiendo que este espacio tan solo pretende ser un altavoz opinable, el paradigma de la transformación del sector salud ha de contemplar tres dimensiones o espacios: diseño, productividad y decisión. Cuando hablo de diseño me refiero a que las propuestas organizativas, logísticas, estructurales, asignativas, distributivas, etc., sean generadas y orquestadas con ayuda de la tecnología, creando las mejores estrategias posibles, pero siempre con perspectiva humana. Respecto a la productividad, se ha de orientar a un resultado en salud medible, sin confundirse con la producibilidad o productibilidad, redefiniendo su concepto, y evitando connotaciones arcaicas ligadas a otras industrias. Por último, la decisión, que inevitablemente promueve la acción y puesta en práctica, que trasciende de los debates teóricos, y que se vsincula de forma necesaria e indisoluble con la nueva ciencia de la implementación.

‘El paradigma de la transformación del sector salud ha de contemplar tres dimensiones o espacios: diseño, productividad y decisión’

Un mayor desarrollo tecnológico enfocado en la salud requerirá cambios fundamentales en los procesos, roles y, en definitiva, de toda la organización. Sin embargo, todos tendemos a sobreestimar el impacto a corto plazo de las nuevas tecnologías. Esta tendencia conduce a ciclos de exageración que terminan en desilusión. Paradójicamente, todos somos propensos a subestimar el impacto a largo plazo y los cambios fundamentales que traen las nuevas tecnologías.

La tecnología está acelerando el mundo a una velocidad ingente, más que frenética y, sobre todo, sin precedentes. El problema es que nuestra mente humana, en cambio, no ha adquirido en las últimas décadas mayores capacidades de procesamiento y comprensión. De modo que nuestro ritmo mental, aunque pueda ser extraordinario, es cada vez más lento en comparación con el de las redes y las máquinas.

Ya para terminar, recordemos que las fábulas son cortas y breves narraciones literarias, normalmente en verso, que terminan siempre con un mensaje de enseñanza o moraleja de carácter instructivo para los niños (o no tan niños). La liebre y la tortuga nos recuerdan valores como la constancia, la atención, el esfuerzo, la perseverancia y la calma, pero también señala los problemas que se derivan de la vanidad. Por cierto, la carrera comenzó hace largo tiempo y no ha llegado a su fin, bendita humanidad.