Este modo de expresión está fuertemente vinculado al profesional sanitario en su tarea diaria, en su dedicación y vocación. En buenas manos significa no solo tener confianza y credibilidad en la persona o institución en la que depositamos el cuidado o la recuperación de nuestra salud, sino que además tiene una connotación reputacional de primer orden y eso quiere decir esfuerzo y tesón en hacer las cosas de forma adecuada, en el momento preciso, con los medios indicados, con la pericia y conocimientos más actuales y aportando el nivel emocional adaptado a cada caso y a cada persona.

Vivimos tiempos de cambio profundo, no solo en los contenidos de la medicina sino también en la forma de ejercerla, cambios que suponen, sin duda, grandes avances en la concepción del ser humano, su abordaje y la forma de establecer la prevención, el diagnóstico y la terapéutica más adecuados y personalizados en cada momento.

Todavía guardo el recuerdo de mis últimos cursos en la facultad y el final de carrera allá por los años 80, una época donde el ordenador brillaba por su ausencia y desde luego la telefonía móvil, Internet y todo lo relacionado con los grandes avances que hoy en día suponen todos los dispositivos y herramientas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación y los impresionantes avances alcanzados en términos de precisión, versatilidad, acceso e individualización que se han instaurado y contribuyen a una mejora evidente tanto en la prevención como en los procesos y procedimientos de diagnóstico, tratamiento y rehabilitación del individuo).

Dicen los grandes expertos en este ámbito tecnológico que hoy en día andamos en la prehistoria de lo que va a ser el futuro y de cómo los avances en este campo van a cambiar y a determinar nuestras vidas; y no me extraña, una vez que año tras año y a una velocidad cada vez más abrumadora nos encontramos con grandes sorpresas que no dejan de asombrarnos: inteligencia artificial en torno a la denominada ciencia de los datos, robótica, realidad virtual aumentada, blockchain, sistemas XaaS y de almacenamiento en la nube, dispositivos ultrasensibles y específicos de monitorización y control de constantes a distancia, asistencia médica no presencial, redes 5G, etcétera.

El problema, desde mi punto de vista, no es tanto la velocidad de la carrera científica y de desarrollo por la innovación, sino la capacidad de asimilar, implantar y absorber todo lo que el conocimiento y su gestión nos están aportando. Aquí es donde surgen barreras que indudablemente habrá que solventar con nuevos modelos de abordaje y financiación, y con revulsivos formativos y culturales que hagan que salgamos de nuestras zonas de confort y veamos la tecnología como uno de los grandes aliados de la medicina del futuro que viene determinada por grandes retos como es el aumento progresivo de la esperanza de vida, la cronicidad asociada al envejecimiento, las nuevas formas de enfermar, el incremento constante de la demanda asistencial, la innovación y lo ajustado de los recursos destinados a salud y Sanidad en relación con los nuevos tratamientos y las nuevas herramientas tecnológicas que surgen día a día.

En este contexto de evolución disruptiva y cambio no debemos perder de vista la importancia de la relación directa profesional sanitario-paciente, un binomio que se puede ver deteriorado por diferentes motivos, entre ellos la plétora de la demanda asistencial, la carencia de profesionales, la escasez de tiempo, la falta de formación en aspectos clave como es la comunicación especializada en salud en todas sus formas: emocional, perceptiva, actitudinal y experiencial, entre otras que contribuyen a adquirir habilidades relevantes en toda relación interpersonal, especialmente en la entrevista con el paciente, como puede ser la escucha activa, la empatía, el lenguaje no verbal, la validación emocional, la capacidad de persuasión, la generación de credibilidad y confianza,… Por último un aspecto clave, las reticencias a que el paciente y sus asociaciones ocupen el lugar que les corresponde en los procesos de toma de decisiones a través de una mejora constante de su formación en el caso del individuo y de su profesionalización en el de las asociaciones.

En estos ámbitos están trabajando organizaciones como el recién creado CEI (Communication Experience Institute), el Instituto ProPatiens en España (Organización sin ánimo de lucro que trata de contribuir a mejorar el perfil profesional, de comunicación y de servicios de las asociaciones de pacientes, así como a poner en valor sus actividades y esfuerzos) o la propia EHMA en Europa (European Health Management Association).

La tecnología en este contexto de evolución y cambio es un buen “partner” y una herramienta fundamental una vez que libera no solo de tiempo al profesional para estos menesteres tan importantes y que atañen al cómputo psicosocial y de conocimiento que toda relación profesional sanitario-paciente plantea como al hecho de que, por su alto valor añadido, sensibilidad y especificidad contribuyen a descargar de presión asistencial a las consultas y a las estancias hospitalarias de una forma muy notable y consiguen ahorros económicos importantes mejorando la eficiencia y efectividad de las actuaciones sanitarias.

En este contexto innovador y tecnológico, estar en buenas manos supone confiar en aquellas organizaciones que por su trayectoria y resultados han sido capaces de solventar, por ejemplo, los grandes retos que nos plantea la tecnología y las dudas e incertidumbres que a veces vienen asociados a todo cambio, especialmente cuando este supone una modificación sustancial de nuestros comportamientos y requiere la adquisición de nuevas habilidades y aptitudes.

A lo largo de mi trayectoria profesional he tenido la oportunidad de estar vinculado a entornos de innovación determinantes en el campo de la salud, industria farmacéutica, de biotecnología, asistencial con importantes áreas de I+D, de tecnología sanitaria,… y por supuesto un contacto directo con organizaciones y empresas que desarrollan iniciativas y proyectos de gran valor añadido en el contexto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
En este último apartado hemos de pensar no solo en grandes transnacionales tecnológicas que todos tenemos en nuestro pensamiento sino también en organizaciones españolas, empresas generadas, desarrolladas y radicadas en España que están haciendo un enorme esfuerzo en este campo y que merecen ser apoyadas de forma muy especial en términos de confianza, credibilidad y puesta en el mercado. La proyección de nuestro país en este contexto es determinante y también es nuestra responsabilidad el que tengan el mayor recorrido posible de cara al cambio de modelo económico que entre todos estamos propiciando en nuestro país y que protagonizaremos todos sin excepción.

Como plantea una reconocida empresa española vanguardista y extensiva en innovación e investigación tecnológica – GMV- “El viaje digital, y con él la inteligencia artificial (IA), impacta en dos aspectos fundamentales de las organizaciones sanitarias: en el trabajo de los clínicos y en el de los gestores. Unos y otros, son colaboradores indispensables para lograr con éxito el cambio cultural necesario capaz de situar al sector sanitario al mismo nivel de adopción que otros como la banca. Un estudio presentado recientemente por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual señala que, de las 340.000 solicitudes de patentes relacionadas con tecnologías de IA a lo largo de la historia, la mitad se presentaron entre 2013 y 2016. El informe concluye que la Inteligencia Artificial ha pasado del campo teórico al mercado mundial y destaca la presencia de estas tecnologías en el sector de las ciencias médicas”.

Hoy en día “estar en buenas manos” supone entre otros aspectos disponer de una salud Preventiva, Personalizada, Predictiva, Participativa, Poblacional y Precisa (medicina de las ‘6 P’), este es el gran reto de los sistemas sanitarios. Para ello, con un paciente empoderado y en un entorno de evidencia clínica, empresas españolas como GMV diseñan y desarrollan amplios portafolios de soluciones en salud, donde las TIC se implantan transversalmente en todas las áreas, órganos y organismos del sistema.

“La medicina de las ‘6 P’ ha pasado de la teoría a la práctica y, en ella, el papel de los pacientes/clientes es protagonista. Los pacientes cada vez más informados, demandan experiencias equiparables en nivel de calidad al que otros sectores les ofrecen”, afirman los expertos desde GMV y ese es precisamente el reto y el destino: saber diseñar y protagonizar el futuro entre todos, de una forma colaborativa, inclusiva y sinérgica.