Las estaciones de otoño e invierno son, por antonomasia, en las que campañas como la vacunación contra el virus de la gripe se revalida por parte del Ministerio de Sanidad y las CCAA de toda España. Y es que, a pesar de los buenos resultados obtenidos en 2022, en los que se alcanzó el 67,7% de la población diana, nuestro país no aprueba aún en lo que se refiere a la cobertura vacunal de los pacientes con enfermedades crónicas, consideradas como factores de riesgo y para los que se recomienda la vacuna de la gripe.

Según datos del Ministerio de Sanidad, 4 de cada 10 pacientes crónicos con enfermedades para las que está indicada la vacunación de la gripe (diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma, neoplasias malignas y virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) no reciben la vacuna. Asimismo, los expertos apuntan que hay diferentes razones que explican este hecho. Una de ellas es la escasa concienciación sobre las complicaciones que puede suponer la gripe para estos pacientes. Un ejemplo, es el caso de las personas con diabetes, en las que la gripe puede derivar en descompensaciones glucémicas, resistencia a la insulina o, incluso, complicaciones agudas como la neumonía. Sin embargo, tan solo el 45,5% se vacuna contra la gripe, a pesar de que la vacuna reduce en un 79% las probabilidades de hospitalización por complicaciones en estos pacientes.

Otro de los factores es la reticencia vacunal en las personas con enfermedades crónicas. A pesar de que en España las tasas de vacunación son superiores a las de países de nuestro entorno, los expertos apuntan a la necesidad de reforzar la comunicación para combatir los discursos negacionistas, especialmente en Internet.

Más incidencia

Por otro lado, es importante estudiar tendencias como las zonas de más incidencia de infección. En este sentido, las CCAA de Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana y Cataluña son las autonomías con la mayor tasa registrada durante la primera semana de octubre, seguido de Islas Canarias, Región de Murcia, Comunidad de Madrid, Castilla y León, Aragón, La Rioja, Navarra, Cantabria y Asturias.

Para su análisis, los expertos tienen muy en cuenta cómo se produce la transmisión del virus que provoca la gripe, siendo el primer factor el que se genera por el contacto de persona a persona. Pero existen situaciones en concreto que pueden favorecer la propagación del virus y por tanto la infección de este.

Así, por ejemplo, cuando una persona infectada tose o estornuda, libera pequeñas gotas de saliva y secreciones que contienen el virus en el aire. Si otra persona inhala estas gotitas, puede infectarse. Por eso es fundamental cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo desechable o el codo al toser o estornudar.

El contacto físico con una persona infectada, como saludarla con un beso, darle la mano o cualquier otro tipo de contacto físico, puede transmitir el virus. Este riesgo aumenta si después nos tocamos la boca, la nariz o los ojos sin lavarnos las manos.

Finalmente, recordar que es igual de importante diferenciar si se padece gripe o resfriado. Para todos aquellos que no sepan, se trata de enfermedades respiratorias causadas por diferentes virus. La gripe es más intensa y debilitante, cursa con fiebre alta y síntomas que pueden durar una o dos semanas; mientras que el resfriado llega gradualmente y es menos grave, con fiebre baja y síntomas de menor duración.

Ambos comparten síntomas como congestión nasal, tos y dolor de garganta. El tratamiento básico es similar, incluyendo analgésicos, antitérmicos y descanso. No obstante, ante cualquier síntoma, se debe acudir al profesional sanitario de referencia.