La rinitis alérgica es una enfermedad atópica caracterizada por síntomas de congestión nasal, rinorrea clara, estornudos, goteo posnasal y prurito nasal.

Afecta a una de cada seis personas y se asocia con una morbilidad significativa, pérdida de productividad y coste de atención médica.

La rinitis alérgica se clasifica como un componente de la respuesta alérgica sistémica, con otras afecciones asociadas, como el asma y la dermatitis atópica, que comparten una patología sistémica subyacente.

La rinitis alérgica se puede clasificar como estacional (intermitente) o perenne (crónica).

Además de los síntomas nasales, los pacientes con rinitis alérgica también pueden presentar conjuntivitis alérgica asociada, tos no productiva, disfunción de la trompa de Eustaquio y sinusitis crónica.

Una vez diagnosticada, la rinitis alérgica se puede tratar con una variedad de modalidades, siendo los glucocorticoides intranasales la terapia de primera línea.

Epidemiología

La prevalencia de la rinitis alérgica basada en el diagnóstico médico es de aproximadamente el 15 %; sin embargo, se estima que la prevalencia llega al 30% según los pacientes con síntomas nasales.

Se sabe que la rinitis alérgica alcanza su punto máximo de la segunda a la cuarta década de la vida y luego disminuye gradualmente. La incidencia de rinitis alérgica en la población pediátrica también es bastante alta, lo que la convierte en uno de los trastornos pediátricos crónicos más comunes.

La rinitis alérgica estacional parece ser más común en el grupo de edad pediátrica, mientras que la rinitis crónica es más frecuente en adultos.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo para desarrollar rinitis alérgica incluyen:

Antecedentes familiares de atopia.

Sexo masculino.

Presencia de IgE específica para alérgenos.

IgE sérica superior a 100 UI/mL antes de los 6 años.

Nivel socioeconómico más alto.

Los estudios en niños pequeños han demostrado un mayor riesgo de rinitis alérgica en aquellos con una introducción temprana de alimentos o fórmula y/o exposición intensa al tabaquismo en el primer año de vida.

Aunque muchos estudios recientes han evaluado el vínculo entre la contaminación y el desarrollo de rinitis alérgica, aún no existe una correlación significativa.

Se han identificado varios factores que pueden tener un efecto protector sobre el desarrollo de la rinitis alérgica:

A menudo se debate el papel de la lactancia materna en el desarrollo de la rinitis alérgica, pero aun así se recomienda debido a sus muchos otros beneficios conocidos y sin daños asociados.

No hay evidencia de que evitar de mascotas en la infancia prevenga la rinitis alérgica; sin embargo, existe la hipótesis de que la exposición temprana a las mascotas puede inducir tolerancia inmunológica.

¿Cómo identificar una alergia estacional?

Se debe realizar una historia completa y detallada, las preguntas deben centrarse en los tipos de síntomas, el tiempo, la duración y la frecuencia de los síntomas, las exposiciones sospechosas, los factores que exacerban/alivian y la estacionalidad.

Los pacientes con rinitis alérgica intermitente o estacional tienen síntomas de estornudos, rinorrea y ojos llorosos. Suelen ser factores desencadenantes posibles el polen, caspa de animales, tapicerías, moho, humedad, perfumes o humo de tabaco.

Los pacientes con rinitis alérgica crónica a menudo se quejan de goteo posnasal, congestión nasal crónica y obstrucción. Estos pacientes suelen tener antecedentes familiares de rinitis alérgica o antecedentes personales de asma.

En el examen físico, los médicos pueden notar respiración por la boca, resfriado frecuente y carraspeo, pliegue nasal transverso supra-punta y círculos oscuros debajo de los ojos (ojos morados alérgicos).

La rinoscopia anterior generalmente revela hinchazón de la mucosa nasal y secreciones claras y delgadas. Los cornetes inferiores pueden adquirir una tonalidad azulada y puede haber empedrado de la mucosa nasal. Siempre que sea posible, se debe realizar un examen endoscópico interno de la cavidad nasal para evaluar si hay pólipos nasales y anomalías estructurales.

La otoscopia neumática se puede utilizar para evaluar la disfunción de la trompa de Eustaquio, que puede ser un hallazgo común en pacientes con rinitis alérgica. La palpación de los senos paranasales puede provocar sensibilidad en pacientes con síntomas crónicos.

Diagnóstico

La rinitis alérgica es en gran medida un diagnóstico clínico basado en una historia clínica y un examen físico completo. Una respuesta positiva al tratamiento empírico con un glucocorticoide nasal puede apoyar el diagnóstico.

Es posible un diagnóstico formal con pruebas séricas para IgE específica de alérgenos o pruebas cutáneas para alergias.

En pacientes con síntomas estacionales, las pruebas deben realizarse durante la temporada alta de síntomas para identificar mejor los desencadenantes específicos.

Se sabe que las pruebas cutáneas tienen una sensibilidad ligeramente superior a las pruebas de suero y son más rentables.

Las contraindicaciones para las pruebas de alergia en la piel incluyen pacientes con asma grave o no controlada, enfermedad cardiovascular inestable, embarazo o tratamiento concomitante con betabloqueantes. Los antagonistas de los receptores H2, los antidepresivos tricíclicos y el anticuerpo monoclonal anti-IgE pueden interferir con la respuesta de la prueba cutánea de alergia; por lo tanto, se recomienda la suspensión antes de la prueba.

Tratamiento

Se recomienda evitar los desencadenantes, especialmente en aquellos con síntomas estacionales, aunque no siempre es práctico.

Se pueden tomar precauciones para evitar los ácaros del polvo, la caspa de animales y la tapicería, aunque esto puede requerir cambios significativos en el estilo de vida que pueden no ser aceptables para el paciente.

Si no es factible sacar a una mascota de la casa, aislar a la mascota en una sola habitación de la casa puede ser una opción para minimizar la exposición a la caspa. Puede tomar hasta 20 semanas eliminar la caspa de gato de la casa, incluso después de retirar al animal.

Las fundas de ropa de cama impermeables a los alérgenos, el lavado de las sábanas con agua caliente y el uso de una aspiradora con filtros de aire de partículas de alta eficiencia (HEPA) también pueden disminuir los síntomas.

Las opciones farmacológicas incluyen antihistamínicos, esteroides intranasales, antagonistas de los receptores de leucotrienos e inmunoterapia.

Tipos de rinitis no alérgica

Rinitis vasomotora: rinitis no inflamatoria que puede desencadenarse por un cambio de temperatura, olores o humedad.

Rinitis infecciosa: infecciones virales o bacterianas, que se observan con mayor frecuencia en la población pediátrica.

Fuga de líquido cefalorraquídeo – rinitis clara refractaria al tratamiento.

Rinitis no alérgica con síndrome de eosinofilia – infiltración de eosinófilos en tejido nasal sin sensibilización alérgica.

Rinitis química: exposición a productos químicos a través de la ocupación, productos químicos domésticos, exposición por deporte/ocio.

Rinitis del embarazo y rinitis inducida por hormonas.

Rinitis inducida por fármacos, por ejemplo, AINE, inhibidores de la ECA, descongestionantes nasales, cocaína.

Rinitis autoinmune, granulomatosa y vasculítica – Granulomatosis con poliangitis, sarcoidosis, etc.

Pólipos nasales.

Neoplasia nasofaríngea.

Anemia de células falciformes: en un niño pequeño que presenta pólipos nasales y asma bien controlada, la prueba de cloruro en el sudor es el siguiente paso apropiado en el tratamiento para descartar fibrosis quística.

Conclusión

Los pacientes a menudo subestiman la gravedad de esta afección y no buscan tratamiento médico.

Es importante controlar adecuadamente la rinitis alérgica, especialmente debido a la relación entre la rinitis alérgica y el asma, siendo un mal control de la rinitis lo que predice un mal control del asma.

El cumplimiento del tratamiento por parte del paciente es crucial para el alivio de los síntomas.

Los pacientes deben recibir materiales educativos con información sobre la rinitis alérgica y sus implicaciones.

Además, la educación del paciente sobre la administración adecuada de los aerosoles nasales también juega un papel esencial en la respuesta del paciente a la terapia.

Se debe recomendar a los pacientes que miren hacia abajo y rocíen el aerosol nasal justo dentro de la fosa nasal apuntando hacia las paredes exteriores de ambos lados.

Se debe enfatizar que el paciente no debe respirar profundamente ni oler fuerte después de la pulverización.

Asesorar a los pacientes sobre cómo evitar los alérgenos conocidos es una tarea necesaria pero que requiere mucho tiempo.

El equipo interprofesional debe trabajar en equipo para educar al paciente y la familia, para obtener mejores resultados.