El nivel de saturación de los sanitarios es muy alto. La calidad asistencial sufre con ello, ya que la experiencia del profesional es la experiencia del paciente. Los proyectos de experiencia de paciente son un éxito precisamente porque abren espacios de diálogo que el sistema actualmente no proporciona. Pero si no cuidamos a los sanitarios, ni estos proyectos ni el cuidado básico funcionarán.

Recientemente un hospital del Este de España nos llamó para proponernos un proyecto precioso de experiencia de paciente en un servicio asistencial concreto. A medida que se iba desarrollando la conversación, una frustración se hacía cada vez más patente; la falta de motivación del personal sanitario: “están todos convencidos de la importancia de la experiencia del paciente, pero no pueden más”. Y añadieron: “cómo vamos a mejorar la experiencia del paciente si nuestra experiencia como profesionales es tan nefasta”.

Quizá este equipo fue el que se manifestó más claramente, pero a lo largo de 2022 hemos trabajado en numerosos hospitales y en la mayoría topamos con esa sensación de frustración, saturación y desmotivación.

Tenemos unos sanitarios que han realizado una labor magnífica y abnegada durante la pandemia, que en su mayoría tienen altísimos niveles de compromiso y todavía sacan fuerzas para tareas no asistenciales, proyectos e innovación. Y a los que como país hemos dejado tirados. Lo hemos visto en comunidades gobernadas por unos y por otros, más nacionalistas y menos.

«Los proyectos de experiencia del paciente son un éxito porque generan escucha y diálogo entre profesionales y pacientes»

En muchas comunidades autónomas no se les ha dado las gracias a los sanitarios con un mínimo reconocimiento material (no solo de pan vive el hombre, pero no solo de agradecimientos institucionales vive el sanitario), no se han mantenido los contratos del personal que los auxilió durante la pandemia apenas unos meses más que permitieran rebajar mínimamente la carga asistencial, organizar algunos tiempos de descanso, etc. ¿Que cuesta dinero? Pero si España ya está endeudada hasta las cejas y acaba de aprobar los presupuestos más expansivos de la historia. Estas medidas serían peccata minuta.

Afirma el Beryl Insitute que la experiencia del paciente es la experiencia del profesional. Y con razón. A más saturación del personal sanitario, menos tiempo para buenas consultas. No pensemos solamente en primaria -que es la imagen que nos viene a la cabeza cuando con la palabra consulta- pensemos que cómo se toman decisiones sobre oncología cuando en las reuniones hay 5 o hay 20 casos. “Si tuviera algo más de tiempo con mis pacientes no necesitaría PROM”, nos dijo recientemente un especialista en medicina interna.

Y con ello toca uno de los puntos principales de la experiencia de paciente: la escucha. Clínica viene de kliné, el mueble que usaban los antiguos griegos en sus banquetes y también cuando yacían enfermos. El médico, sentado a la cabecera de la kliné escuchaba al paciente y dialogaba con él. Los proyectos de experiencia del paciente son un éxito porque precisamente generan escucha y diálogo entre profesionales y pacientes. Ese tiempo extra que no hay en la consulta es el motor del cambio para la innovación clínica, asistencial, tecnológica y económica.

Cuidemos a nuestros sanitarios, por su bien, por el nuestro -que somos todos pacientes o pacientes en potencia- y por la sostenibilidad del sistema de salud.