Estamos viviendo en un entorno incierto y turbulento en las instituciones sanitarias y esto nos obliga a apostar por un modelo de gestión que se adapte a los cambios que se están produciendo.

Incorporar la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las instituciones sanitarias es un elemento esencial para avanzar en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que promueve la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

El viaje hacia la sostenibilidad ambiental, social y de gobernanza (ASG) ya empezó hace años con la integración de la RSC en el modelo de gestión. La RSC es una forma de gestionar una empresa, en la que esta y sus grupos de interés (stakeholders) marcan unos objetivos y un enfoque estratégico- teniendo en cuenta la triple vertiente (triple botton line): la económica, la social y la medioambiental. Todo ello utilizando una comunicación con la máxima transparencia.

Para la Comisión Europea, ser socialmente responsable no significa solamente cumplir las obligaciones jurídicas, sino ir más allá de su cumplimiento invirtiendo “más” en el capital humano, en el entorno y en las relaciones con los interlocutores.

Como vemos, el tren ya ha partido, y un nuevo modelo económico está en marcha, en este camino, la sostenibilidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de nuestra sociedad y en una de las grandes prioridades para las instituciones.

Entre las palancas que están haciendo posible este cambio hacia modelos de negocio más sostenibles e inclusivos cabe destacar el papel que tiene la nueva regulación y el cambio de valores de las nuevas generaciones, cambio que se ve reflejado en el ámbito laboral (ODS 8). El año pasado, en Estados Unidos, millones de personas renunciaron a su trabajo para priorizar la flexibilidad horaria o la conciliación familiar. También, en estos cambios, está afectando las preferencias de consumo y el respeto al medio ambiente (ODS 12 y 13).

Frente a estos cambios regulatorios, financieros y de nuevos valores, las instituciones sanitarias están obligadas a transformarse profundamente y de forma transversal, midiendo el impacto que generan y gestionándolo para poder mejorarlo.

Como vemos, cuando hablamos de sostenibilidad hablamos de responsabilidad, ambos conceptos abarcan aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) y, además, tiene que ver con el rol que la empresa juega en la sociedad y con la capacidad que tiene de generar valor más allá de lo económico.

Los elementos que han influido en el desarrollo de la sostenibilidad son:

1.- La pandemia: la COVID-19 ha tenido un impacto social y económico de carácter global modificando el rol de las organizaciones como actores sociales, y ha llevado a la Unión Europea a fijar la recuperación de la economía en torno a tres ejes: la digitalización, la sostenibilidad y la resiliencia.

2.- Los cambios regulatorios. Los principales marcos regulatorios en la UE y en España son:

  • El Pacto Verde Europeo. Conocido como European Green Deal, constituye una hoja de ruta para construir una economía más sostenible e inclusiva y hacer de Europa el primer continente neutro en carbono en 2050.
  • La Ley Europea del Clima. Marco legislativo de la UE en materia de clima. Su objetivo, es tener cero emisiones netas de gases de efecto invernadero de aquí a 2050. En España, para responder al compromiso asumido en el ámbito internacional y facilitar la descarbonización de la economía nacional, se aprobó la Ley de cambio climático y transición energética (Ley 7/2021).
  • La Directiva sobre las Finanzas Sostenibles (SFDR) Medidas para reorientar las inversiones y los flujos de capital hacia actividades económicas más sostenibles en todos los países de la UE.
  • La Taxonomía Europea. Sistema de clasificación que establece una lista de actividades económicas en función de su huella medioambiental (verde) y social sostenible.
  • La Directiva sobre el Reporting de la Sostenibilidad Corporativa (CSRD). Establece un marco común estandarizado para que las grandes empresas reporten información en materia ambiental, social y de gobernanza (criterios ASG). Implicará una modificación de la Ley sobre Información no financiera (11/2018) en cuanto al alcance y al nivel de exigencia. Además, la Directiva incorporará un régimen sancionador por incumplimiento.
  • Los Fondos Next Generation de la Unión Europea. Su objetivo es impulsar la sostenibilidad y la digitalización en todos los Estados miembros, confirmando el importante rol que juega el capital público hacia la inversión con triple rentabilidad económica social y medioambiental.

3.- El cambio climático: como uno de los puntos clave de la Agenda 2030.

4.- El cambio en las demandas de los stakeholders. El incremento de la presión por parte de los distintos grupos de interés sobre la responsabilidad corporativa y la sostenibilidad ha fortalecido el vínculo entre el desempeño ASG y el resultado de las organizaciones.

Y yo me pregunto, ¿están las instituciones sanitarias preparadas para adaptarse a los nuevos retos?