La salud y el bienestar de las personas están estrechamente relacionadas con el medio ambiente que nos rodea, y la evidencia científica nos indica que hay factores determinantes de la salud que están relacionados con estilos de vida poco saludables y con el medio ambiente. Por ello, es importante abordar los riesgos ambientales ocasionados por el cambio climático para proteger la salud de las personas y para que forme parte de la agenda de los centros sanitarios.

Nueve millones de personas perdieron la vida en 2019 a causa de la contaminación, según la comisión sobre la contaminación y salud de la revista The Lancet Planetary Health, la contaminación es el mayor factor de riesgo ambiental de enfermedad y muerte prematura en el mundo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un 25% de la carga mundial de morbilidad y un 23% de todas las defunciones prematuras son consecuencia de factores ambientales. Si nos referimos a la región europea, los datos indican que un 20% de la incidencia total de las enfermedades pueden ser atribuidas a factores ambientales, que afectan principalmente a los niños y a grupos de población vulnerable.

«Las instituciones sanitarias deben promover mecanismos para aumentar la capacidad de planificación y gestión en relación con el cambio climático»

El Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF), 1999, en Davos, Suiza, recomendó a las empresas adoptar nuevos principios en su gestión empresarial con relación a clarificar su posición en el ámbito de los derechos humanos, las normas laborales y el medio ambiente. Esto constituye una declaración para las empresas para que adquieran el compromiso de asumir la Responsabilidad Social (RS) como la incorporación de los impactos sociales y medioambientales de su actividad en el entorno. La Responsabilidad Social es una valiosa herramienta que potencia y promueve buenas prácticas en relación con el buen gobierno de las instituciones y el medio ambiente.

Si analizamos la relación entre la RS y el desarrollo sostenible es necesario hacerlo en el contexto de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Es una agenda compartida sobre la que tenemos que actuar todos los países, todas las empresas y todas las personas, para proteger el planeta, erradicar la pobreza y asegurar la prosperidad de todas las persones del mundo y conseguir paz y justicia universal. La Agenda tiene 17 objetivos y 169 metas. En los 17 objetivos está presente de manera directa o indirecta el rol de las instituciones en la dinámica para alcanzar las metas y objetivos propuestos. Por ejemplo, el objetivo 3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para las personas en todas las edades, se refleja en la disposición de la institución de garantizar una adecuada política laboral, un empleo digno y la preocupación por la salud y seguridad social de sus trabajadores, también reflejado en el objetivo 8.

Trabajo decente y crecimiento económico; y en el objetivo 13. Acción por el clima, alcanzar sus metas es fortalecer la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima, incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategia y planes, mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto al cambio climático y promover mecanismos para aumentar la capacidad para la planificación y gestión en relación con el cambio climático y la contaminación.

Las instituciones sanitarias deben promover mecanismos para aumentar la capacidad de planificación y gestión en relación con el cambio climático y fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y su impacto en la salud y en los centros sanitarios. Es necesario sensibilizar a directivos y a profesionales de la salud sobre su importancia, desde la valoración de los riesgos hasta la necesidad de implantar medidas para mitigar los efectos y contribuir así con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) y con el Plan Nacional de Cambio Climático. La Agenda 2030 es una agenda transformadora, que pone la igualdad y dignidad de las personas en el centro y llama a cambiar nuestro estilo de desarrollo, respetando el medio ambiente.

La evaluación de los posibles impactos del cambio climático en la salud de las personas y en los sistemas de salud es un asunto poco abordado desde el punto de vista de la investigación. Un artículo publicado en 2009 en la revista The Lancet, prestó especial atención al vínculo que existe entre las políticas medioambientales y la mejora de la salud pública, poniendo como primer ejemplo el ahorro energético y la contribución a reducir la contaminación.

El sector salud tiene la gran responsabilidad de asegurar y apoyar con investigaciones las políticas desarrolladas por el gobierno, de manera que se tomen medidas adecuadas basadas en el conocimiento de los determinantes de la salud. Resulta esencial la sensibilización y capacitación de profesionales con un enfoque multidisciplinar e intersectorial, buscando el logro de una correcta coordinación entre los diferentes sectores: hospitales, atención primaria, sociosanitarios, salud mental, etc.

Como vemos, es importante contextualizar los impactos del cambio climático y la contaminación en los centros sanitarios para lograr su reconocimiento y su análisis, y así poder diseñar estrategias que potencien el desarrollo de buenas prácticas dando prioridad a reducir la huella de carbono y hacer un uso eficiente de los recursos para garantizar la salud de las personas y del planeta.