Los robots diseñados para simular la forma e imitar los movimientos y el comportamiento humano se denominan robots humanoides. Son capaces de interactuar con el mundo físico de manera “similar” a los humanos ya que están dotados de cabeza, torso y extremidades. Normalmente, estos robots cuentan con potentes sensores de última generación, inteligencia artificial y piezas mecánicas que les dan la capacidad de observar su entorno, tomar decisiones y realizar tareas.

Sus usos en diferentes industrias son muy amplios e incluyen, entre otros, investigación y desarrollo, asistencia, cuidado de personas mayores, entretenimiento, educación, servicios o aplicaciones industriales.

En el ámbito de la salud, el uso de los robots humanoides se ha incrementado significativamente en los últimos años, particularmente a raíz de los enormes desafíos y dificultades generados por la pandemia de COVID-19: sistemas de salud sobresaturados, escasez de equipos de protección personal, mayor carga de trabajo y fatiga de los profesionales, infraestructura médica inadecuada, problemas en la asignación de recursos y priorización de la atención a los pacientes, etc.

Hospitales de prestigio a nivel internacional utilizan con éxito, desde hace tiempo, este tipo de robots para fines diversos: telemedicina y atención remota, limpieza y desinfección, seguimiento y asistencia al paciente, entrega de suministros y medicamentos, detección y controles de temperatura, concienciación y educación sobre salud pública. Algunos de los casos más conocidos son el Hospital General Changi (Singapur), el Hospital Universitario de Nagoya (Japón), el Hospital Bundang de la Universidad Nacional de Seúl (Corea del Sur), el Hospital del Sur de Noruega y el Centro Médico de la Universidad de California en San Francisco (EEUU).

Además, instituciones y centros de investigación de diferentes países están participando muy activamente en el desarrollo de nuevos robots humanoides especialmente orientados al campo médico, por ejemplo, el Instituto de Cognición Humana y Máquina (EEUU), el Instituto Italiano de Tecnología, el Centro Aeroespacial Alemán, el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (Japón), el Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología o la Universidad Técnica de Múnich (Alemania).

Pese a que el campo de la robótica humanoide está avanzando rápidamente, la adopción generalizada de este tipo de robots en entornos sanitarios presenta una serie de limitaciones y requerirá el abordaje de diferentes desafíos técnicos, prácticos, éticos y económicos, que analizamos a continuación:

Autonomía y adaptabilidad: los robots humanoides pueden adaptarse a diversas condiciones y dinámicas del mundo real, en especial a entornos de atención médica complejos con situaciones impredecibles o diferentes tipos de pacientes. Sin embargo, estos robots a menudo requieren escenarios o modificaciones específicas para poder realizar determinadas tareas.

Versatilidad: generalmente, los robots humanoides están diseñados para tareas concretas, por lo que en determinadas situaciones pueden experimentar dificultades en su capacidad para manejar distintos procedimientos o responder a escenarios complejos de atención médica. Adaptarlos a nuevas tareas o situaciones puede requerir de esfuerzos importantes relacionados con el desarrollo y la personalización.

Coste y accesibilidad: desarrollar, implementar y mantener los robots humanoides puede ser costoso, dependiendo del caso, por lo que su adopción generalizada puede verse condicionada por las restricciones financieras de los sistemas sanitarios, lo cual hace que sean menos accesibles en determinados países o regiones.

Consideraciones éticas y legales: la implementación de robots humanoides en la atención médica requiere de una cuidadosa valoración de los marcos éticos y legales. Se deben abordar cuestiones importantes como la privacidad del paciente, la responsabilidad o el potencial impacto en pacientes y profesionales para garantizar un uso responsable.

Colaboración hombre-máquina: si bien los robots humanoides pueden ayudar en diferentes tareas, no están destinados a reemplazar a los profesionales de la salud. La integración efectiva de los robots en entornos sanitarios requiere establecer roles claros y marcos de colaboración entre humanos y máquinas.

Condicionantes sociales y culturales: en el desarrollo de robots humanoides es muy importante considerar el denominado “Uncanny Valley” o “Valle Inquietante”, fenómeno por el cual las personas pueden sentir rechazo por aquellos robots con una apariencia muy similar a los humanos, y por tanto eviten adquirirlos, utilizarlos o interaccionar con ellos. El componente cultural juega un importante papel en esta cuestión. En países como Japón, acostumbrados a ver e interactuar con robots humanoides, este efecto es mucho menos pronunciado que en Europa, donde difícilmente los vemos en nuestro medio habitual.

Como conclusión, creo que es fundamental comprender que la finalidad de los robots humanoides es que sirvan de herramienta, recurso, ayuda y complemento a los profesionales sanitarios, acelerando los procesos, aumentando su eficacia y disminuyendo la interacción no necesaria, teniendo siempre como pilar central la apuesta por la humanización en la atención sanitaria. También es importante resaltar que estos robots aún se encuentran en las primeras etapas de investigación y desarrollo, y que es necesario seguir trabajando en las barreras que pueden frenar o retrasar su uso generalizado en el ámbito de la salud. Por ello, es esencial analizar cuidadosamente su función dentro del marco más amplio posible del complejo ecosistema de la salud, asegurándonos de que los robots humanoides se integren y utilicen de manera adecuada para el beneficio de los sistemas sanitarios, los profesionales y los pacientes.