En diversas ocasiones hemos abordado en nuestra columna la doble vinculación que existe entre ética/transparencia y cómo, desde el principio y pilar de la trasparencia, la empresa gestiona una nueva cultura corporativa. Realmente no deberíamos olvidar que no estamos tratando sino de una novedad. Al contario la ética, como valor moral y esencial, del “buen hacer”. Creemos que tratar de nuevo este tema unido al Código Ético empresarial, supone una necesidad para el sector sanitario.

Así pues, se incorpora la ética y la transparencia como factores de competitividad a las empresas y permite que estas puedan desempeñar su labor en un entorno favorable que incentiva la inversión y que facilita la generación de alianzas con actores que comparten su misma visión de desarrollo sostenible, que permite la rendición de cuentas que exige hoy la sociedad, y que crea confianza a pacientes, clientes y demás grupos de interés de las entidades de salud.  Así la ética y la transparencia se liderean como objetivos y factores claves del desarrollo empresarial.

De cualquiera de las normas morales que rigen la conducta y comportamiento del ser humano, de las personas, en cualquier ámbito de su vida la “transparencia”, la cualidad de transparente”, no es otra cosa que símbolo de honestidad. Es un concepto de algo claro y evidente que se comprende sin duda ni ambigüedad.

Hoy no se concibe la actividad empresarial sin aplicar ambos valores en la dinámica y gestión de las compañías, ya que se han convertido en una exigencia social sin las cuales no es viable ni sostenible ninguna empresa. La ética ha de ser entendida en el ámbito empresarial como el conjunto de principios y valores que ofrecen garantías de servicio de calidad en el que se tienen en cuenta factores como el buen comportamiento, el control sobre el abuso de poder o la supresión de cualquier tipo de práctica corrupta. Por su parte, la transparencia debe estar también presente en la cultura de las empresas como prueba de responsabilidad y compromiso con la sociedad y, en el ámbito sanitario, con los pacientes.

‘La ética y la transparencia se lideran como objetivos y factores claves del desarrollo empresarial’

La responsabilidad social de los negocios se apoya en valores éticos que guían la conducta empresarial. De esta manera, la transparencia y la ética se están convirtiendo de manera progresiva en los pilares fundamentales que sustentan la gestión responsable de las empresas, pues su impacto trasciende mucho más allá de los aspectos relacionados con la economía.

Los ciudadanos tienen cada día menor tolerancia ante los comportamientos poco o nada éticos, motivo por el que la transparencia se ha convertido en una cualidad necesaria y fundamental para recuperar la confianza de la sociedad. La honestidad, la solidaridad o la integridad son algunos de los valores que deben perseguirse no solo de manera colectiva sino también de forma individual, ya que la responsabilidad ética es siempre del que actúa y sus actos pueden incidir en la organización a la que representa.

Con nuestra Ley 19/2013 de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, España, por fin, se incorpora a la realidad normativa que imperaba en los países europeos.

En el terreno empresarial son cada día más las empresas que están comprometidas con la sostenibilidad y con la lucha contra las conductas no éticas. Y la ética, la integridad y la transparencia son ejes de gestión y la toma de decisiones. De esta forma se consigue involucrar a sus grupos de interés.

¿Y cuál es la mejor herramienta a día de hoy para crear esa confianza y gestión corporativa transparente? Pues con los códigos como herramienta para la gestión de la ética empresarial, los llamados códigos éticos y de buen gobierno que se entrelazan con el concepto de comience y respeto normativo en base al nuevo cambio legal en el que las empresas ya sufren la exigencia de la responsabilidad penal (antes no existían en nuestro ordenamiento jurídico.)

Así, las entidades sanitarias no son sostenibles si no son transparentes.

En cuanto a la ética y transparencia en el ámbito sanitario, debemos entender que la comunicación es un aspecto esencial para cualquier actividad, cuando hablamos de salud pública este aspecto se torna esencial y es imprescindible manejarla con rigor y sensibilidad.  La función social de las entidades sanitarias conlleva un componente moral que se contiene en los códigos ético, fomentados por los profesionales y el resto de los colectivos sanitarios ya que el compromiso con la salud es, sobre todo, un compromiso moral.

En este marco, los conceptos de responsabilidad social empresarial y reputación corporativa junto a los códigos éticos que reflejan los compromisos y valores de las distintas organizaciones han generado de nuevo confianza, además de recuperar e incrementar el prestigio y el reconocimiento de las mismas por parte de los ciudadanos.

En nuestra siguiente columna veremos qué valor están adquiriendo esos códigos éticos y paradigmas de gestión en base a esta compilación de códigos de carácter esencial.