Viene de largo el tema, nada más que de 1998, hace veintitrés años que se publicó la Ley de Ordenación Farmacéutica de la Comunidad de Madrid, veintitrés años en los que los farmacéuticos madrileños no se tendrían que haber cambiado la bata blanca, ni reformado la farmacia, ni asumido más funciones; plazo este en el que el tiempo no se ha parado en los aspectos de la vida cotidiana que se vive en la farmacia, todo menos precisamente la norma legal que regula y ordena su actividad que quedó varada en la arena mirando la extraordinaria demanda de servicios del proceloso mar social.
Ya en la anterior legislatura de Madrid la Consejería de Sanidad junto al Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid estuvieron trabajando duro para poner al día todo lo que se refiere a la actividad en la farmacia comunitaria, por ello, y en reconocimiento, ASEDEF entregó entonces una de nuestras distinciones al consejero Enrique Ruiz Escudero, aunque finalmente la Asamblea de Madrid terminó por no aprobar la norma y trasladar el quehacer a la siguiente legislatura en la que también tanto Consejería como Colegio han “esperado andando”, y en ello continúan, y ahora pisando el acelerador.

La extraordinaria necesidad que en la aprobación de la nueva Ley de Ordenación Farmacéutica ven las instituciones directamente afectadas y los profesionales del sector, se traduce en el anuncio de la “Memoria justificativa para la tramitación urgente del Anteproyecto de Ley” esperando que este camino sea el definitivo para sacar del ostracismo regulador una actividad sanitaria que ha demostrado en los momentos duros que aún padecemos por la pandemia, su profesionalidad y sacrificio por todos.

El farmacéutico moderno no se limita a dispensar los medicamentos fabricados industrialmente como antaño

La farmacia comunitaria, o lo que es lo mismo, la farmacia que nos encontramos en cada barrio, en nuestras calles, en las que basta con empujar la puerta para estar ante un profesional responsable de los medicamentos necesitan que se le quiten “las telarañas y una mano de pintura” legislativa urgente, modernizadora y que recoja la realidad del quehacer diario de estos establecimientos sanitarios.

El farmacéutico moderno no se limita a dispensar los medicamentos fabricados industrialmente como antaño; la atención farmacéutica irrumpió en su actividad como una tabla de salvamento de una labor profesional tan necesaria como responsable y no somos pocos los ciudadanos que acudimos a la oficina de farmacia para recabar la opinión profesional del boticario ante la más mínima dolencia para que recomiende el camino que proceda para recuperar la salud, y de verdad que su consejo siempre tranquiliza.

Son muchas las obligaciones de quienes día a día tienen que abrir sus puertas “a riesgo”, una actividad que desde el punto de vista jurídico no lo pone fácil al definir lo que es la oficina de farmacia, a saber, “un establecimiento privado de uso público”; esta definición es una mezcolanza jurídica que ya indica que no solo le afecta la Ley de Ordenación Farmacéutica y con ello el derecho administrativo sino que le afectan todas las normas civiles, mercantiles y penales de nuestro ordenamiento jurídico.

Las responsabilidades que emanan de la actividad del farmacéutico con oficina de farmacia son muchas y vivir en el “limbo administrativo” no es tarea sencilla y esto lo debe ver y apreciar la Asamblea de Madrid con el nuevo trámite que anunció el Consejero de Sanidad para que definitivamente salga a la luz y que los profesionales se vean reflejados en la nueva regulación con sus tareas, sus necesidades y reconocimientos que demandan nuevos tiempos después del transcurso de casi un cuarto de siglo.

Tanto el consejero Ruiz Escudero como el presidente del Colegio, González Díez han apostado por la modernidad de la farmacia comunitaria de la región de Madrid y de la responsabilidad de quienes forman parte de la Asamblea de Madrid ahora se espera que estén a la altura de las circunstancias que les demandan actualizar derechos y deberes de los profesionales farmacéuticos; es necesario incorporar a su quehacer diario de forma reglada la labor asistencial que desempeñan y que han demostrado sobradamente en los últimos años.

ASEDEF como institución científico-jurídica se encuentra, una vez más, en la obligación de apoyar esta urgente necesidad y en este sentido estamos seguros que cerraremos, producto de las conversaciones que mantenemos con Comunidad y Colegio, una sesión informativa/divulgativa de la nueva norma que deberá regular la actividad de la farmacia comunitaria y sus profesionales en Madrid a comienzo del próximo año.