La evolución y desarrollo digital del sistema sanitario en su conjunto es uno de los grandes retos que tienen hoy en día tanto los que determinan su destino y trayectoria como aquellos que lo gestionan y trabajan en él. Este avance es imprescindible que se dé con paso firme una vez que la evolución de la medicina, acompasada con el de la ciencia es imparable; vamos hacia una forma de abordar el proceso de enfermar más preventiva, participativa, poblacional y predictiva con el fin último de conseguir los mejores resultados sanitarios y de salud, tanto cuantitativos como cualitativos de experiencia de paciente. Es en este entono en el que la precisión y la personalización diagnóstica y terapéutica centrada en el paciente contribuyen a dotar al individuo de una mayor esperanza de vida, en las mejores condiciones posibles de calidad y bienestar, dotando de vida a los años y de años a una vida plena y longeva.

Este ambicioso camino no está exento de dificultades y retos, puesto que, además del hecho de que la arquitectura de nuestro sistema se asienta en 17 territorios diferentes y que en él conviven algo así como 40 sistema de información diferentes según apuntan los expertos, hace que algo que es imprescindible como es la homogeneización y armonización de una estrategia conjunta y sinérgica en materia digital sea un hito difícil de lograr. Gestionar de forma adecuada la información requiere una estratificación de prioridades que sea común para todos y que tenga en cuenta y fije objetivos, estrategias, planes de acción e indicadores de medida que marquen su evolución y logros.

En este arduo y a la vez fructífero viaje en torno al hecho digital es evidente que lo primero pasa por sumar esfuerzos y multiplicar voluntades teniendo en cuenta todos los recursos sanitarios asentados en nuestro país, tanto públicos como privados. Es muy importante que entre todos se contribuya a impulsar la estrategia nacional de transformación digital, la cual debe contemplar las características e idiosincrasia de los diferentes operadores del sector salud. Este plan que debería estar consensuado y armonizado por las dos titularidades, deberá contemplar aspectos tan relevantes como la historia clínica electrónica única, la interoperabilidad de los sistemas informáticos, la continuidad asistencial de todo el espectro sanitario y sociosanitario y la integración de todos los profesionales en la construcción de la biografía de salud del paciente, desde que nace hasta que muere.

Para desarrollar algo tan necesario y a la vez ambicioso hacen falta sin duda recursos asignados a dicha estrategia, recursos de flujo constante, no podemos confiar solo en los que nos puedan venir de fuera, es importante que la dotación de este plan integrador surja de los propios presupuestos generales del Estado asignados a las carteras correspondientes e implicadas y la coordinación tenga una cabeza visible y perfectamente identificable que evite la digresión y la diáspora en la toma de decisiones y actuaciones.

Cuando hablo de recursos me refiero no solamente a los económicos y financieros, sino que incluyo en este capítulo al talento, a los profesionales sanitarios que han de ir adquiriendo los conocimientos y pericia necesarios en el manejo de los diferentes desarrollos digitales y a las nuevas profesiones que han de incorporarse a este capítulo disruptivo digital, una vez que, de lo que se trata es de cambiar el statu quo de la situación analógica actual que todavía prevalece en algunos entornos.

Dicen los expertos y nos les faltará razón que “para poner en marcha toda esta “revolución de los datos” durante los próximos tres años solo las empresas del sector industrial necesitarán más de 90.000 profesionales expertos en datos e inteligencia artificial (hoy hay más de 300 puestos relacionados con la inteligencia artificial publicados en LinkedIn solo en Madrid). La falta de personal cualificado en datos e inteligencia artificial supone un obstáculo”.

El presente y el futuro se van a acrisolar y asentar tomando como base firme y sólida el trabajo en red, una red tupida en la que el trabajo conjunto enriquece el resultado. Los tiempos que vivimos y los que se avecinan, traen consigo una nueva forma de trabajar en la que el desempeño en silos aislados queda fuera de juego, una vez que entorpece el desarrollo y avance científico, contrae las oportunidades y genera ineficiencias y ausencia de estímulo para generar la competitividad y el liderazgo imprescindibles. No podemos pretender que la sanidad de nuestro país sea un motor, un tractor generador de oportunidades, si no somos capaces entre nosotros mismos de trabajar de forma abierta y sin complejos ni apriorismos entre los dos entornos de desempeño, público y privado. Generar fronteras donde no las hay, tan solo conduce al empobrecimiento del resultado, y eso lo sufrimos los ciudadanos en general y el paciente y su entorno en particular.

‘La inteligencia artificial contribuye a mejorar la investigación clínica y sanitaria, revirtiendo directamente en el bienestar de los pacientes’

Un hecho puntual, pero de extraordinaria importancia una vez que se decide acometer planes de hondo calado en materia digital es el de la seguridad de la información. Este tema no es baladí, es un asunto clave que debe ser tenido en cuenta a la hora del diseño de cualquier estructura en la que conviven herramientas que a su vez custodian y abastecen de datos a pacientes y profesionales. Por ello, la génesis de una red federada, segura, dotada de una buena gobernanza, requiere establecer un perímetro de absoluta confianza y fiabilidad que evite la fuga o el secuestro de datos por parte de los “amigos de lo ajeno” por decirlo de una forma eufemística. Los bancos de datos alimentados y enriquecidos de una forma sincrónica y homogeneizada son la llave a la solución de problemas de salud que aún no están adecuadamente resueltos, patologías complejas cuyo abordaje requiere la concurrencia de todos y de todo, es decir, de todo tipo de profesionales de la mano de la ciencia de los datos y la tecnología más vanguardista y puntera.

Los datos clínicos de las personas son extremadamente sensibles y su uso para la utilización de modelos de inteligencia artificial está muy limitado por las restricciones regulatorias, administrativas, de seguridad y privacidad tanto europeas como nacionales. Es por ello que, el desarrollo y aprovechamiento de métodos avanzados de encriptación y cifrado sin necesidad de que los datos salgan de las organizaciones que los custodian es de nuevo un elemento clave que dota a los procedimientos de investigación de seguridad y confianza.

Abordando el mapa del estado de la ciberseguridad en el sistema sanitario español, los expertos apuntan y ponen el acento en la importancia de resolver la obsolescencia del parque tecnológico y de los equipos instalados; el diseño de las redes sanitarias en las que se encuentran activos críticos (equipamiento de diagnóstico electrónico digital y de monitorización, sistemas de almacenamiento de datos e historiales, servicios de gestión de citas, agendas de quirófanos, trasplantes, etc.); en el hecho de coexistir en determinados centros de redes de acceso público (Wifi), con equipos particulares del personal sanitario; todo ello, entre otros factores, hacen que la seguridad de la información pueda verse afectada y es por ello que es imprescindible interponer las medidas necesarias a tiempo, previniendo antes que teniendo que curar, como ocurre con la salud y el ser humano haciendo un parangón.

Recientemente, Juan Ramón Gutiérrez, responsable de Inteligencia de Amenazas de GMV nos recordaba que “si todo personal sanitario tiene como principio fundamental la asepsia para proteger al paciente, tanto de su persona como del material sanitario, en una sociedad globalizada y totalmente digitalizada parece obvia la necesidad de “asepsia”, también de los sistemas de información en el sector salud. Y, aún más en los momentos actuales de crisis sanitaria en los que se incrementa la vulnerabilidad frente a atacantes de diversa índole”

De todos estos asuntos y aspectos relacionados con la nueva era digital hablaron y debatieron recientemente un nutrido grupo de expertos en la jornada organizada por InNorMadrid (Asociación para el Fomento de la Innovación en Madrid Norte cuyo fin es el de potenciar la actividad de I+D+i especialmente en las PYMES, mediante la transferencia de conocimiento de la universidad hacia la empresa) junto con el Healthcare Hub by GMV en el ámbito de la investigación biomédica y de la Ciberseguridad en el Foro “Innovación y seguridad en investigación biomédica: dos caras de la misma moneda” para profundizar en la innovación responsable y segura de la mano de las tecnologías digitales.

Todos somos conscientes de que la inteligencia artificial contribuye a mejorar la investigación clínica y sanitaria, revirtiendo directamente en el bienestar de los pacientes. En este sentido, la ciberseguridad es clave, puesto que los entornos sanitarios públicos y privados trabajan con información muy sensible que puede ser de interés para quienes buscan en la red algo muy distinto al bien.

Javier Zubieta, director de Marketing y Comunicación de Secure e-Solutions de GMV y presidente de la Comisión de Ciberseguridad de AMETIC, en el contexto de la citada reunión, afirmaba que “la inteligencia artificial necesita datos y cuantos más datos se disponga, más eficaces son sus algoritmos. Ahora bien, si los datos no se protegen adecuadamente, el sistema entero o cojea o se cae, sin olvidarnos de la presión regulatoria o legislativa que obliga a unas medidas de protección superiores en el contexto sanitario. Por lo tanto, la ciberseguridad vela por la protección y la privacidad de los datos y actúa como facilitador y palanca de la inteligencia artificial”

Un ejemplo del interés que suscita la seguridad de los sistemas informáticos lo encontramos en el Informe “Emerging Technology Trends Survey” de GlobalData, en él se destaca la preocupación que existe entre los directivos de la industria farmacéutica por este tema. Así, más del 70% de los encuestados vinculados a la implementación de tecnologías emergentes, priorizarán ámbitos como la ciberseguridad (73%), las soluciones en la nube (71%) y el big data (71%). Los grandes volúmenes de datos que manejan requieren un alto nivel de seguridad asociado con el procesamiento, la transferencia y el almacenamiento de la información.

Los expertos congregados en el citado encuentro enfatizaron y subrayaron el hecho de que “los algoritmos de analítica avanzada que se manejan para extraer evidencia del gran universo de datos que generan los hospitales involucrados en los ensayos clínicos, permiten ofrecer conclusiones capaces de incrementar la precisión de los diagnósticos y el pronóstico de las enfermedades. Todo ello revierte a su vez, en un incremento de eficiencia y eficacia en el trabajo de los profesionales de la salud, quienes pueden ver avalados sus diagnósticos con los datos que proporciona esta tecnología de alto nivel de impacto».

En este sentido, una nueva herramienta, uTile PET (Privacy-Enhancing Technologies o lo que es lo mismo, tecnologías que han sido diseñadas teniendo en cuenta una serie de principios fundamentales de protección de datos) permite manejar datos confidenciales y privados para mejorar los algoritmos de aprendizaje automático y los modelos analíticos, cumpliendo en todo momento con los requisitos organizativos y garantizando la privacidad de los datos de acuerdo con la legislación vigente ya que utiliza métodos criptográficos avanzados que mantienen los datos encriptados mientras se realizan todos los cálculos necesarios. De este modo, se hace posible que los datos sensibles de una organización nunca tengan que ser expuestos o transferidos.

En definitiva y como conclusión, no es aventurado afirmar que la salud digital es impulsora de la medicina personalizada de precisión al tener la posibilidad de gestionar grandes cantidades de datos lo que permite emplear la información útil para la toma de decisiones en salud ajustándolas a las necesidades de cada paciente en cada momento y frente a cada perfil y situación y en este ámbito tan sensible los temas de seguridad de la información y protección de datos son elementos clave.