¿Qué han aportado las enfermeras gestoras al desarrollo de los servicios del SNS en las últimas décadas?

Sin duda, su contribución tiene que ver con la mirada enfermera que han aportado a los equipos directivos y han liderado en ellos, en valor de las personas, del concepto de organizaciones centradas en las personas, por tanto, su aportación ha sido la mirada y el enfoque de un gestor, que comprende el término de necesidad de cuidado profesional de una manera integradora en su más amplia expresión, es decir, en la persona, en su familia, en sus valores, en su autonomía y en su participación activa en la decisión.

Esta aportación se ve cuando nos fijamos en estos líderes invisibles pero reales de las estrategias de humanización de todas las organizaciones sanitarias en nuestro país, o cuando se revisan los proyectos de innovación organizativa, como el telecuidado o simplemente, en el liderazgo de los proyectos de empoderamiento de los pacientes y sus cuidadores, implantando estrategias de entrenamiento en autocuidado y capacitación en salud desde las Escuelas de Salud o Escuelas de Pacientes.

Estos son los hechos, diferente es que, en la última década, emerge una corriente de otras profesiones que niega esta aportación o intenta minimizarla, seguramente, quiero pensar por desconocimiento, más que por miedo a la generación de cambio.

Últimamente se propone que las enfermeras asuman responsabilidades en los servicios que se ofrecen a la población, eso sí, cuando se pide un respaldo normativo para su aceptabilidad por parte de los equipos o la sociedad, este respaldo no llega, no se hace explícito y la estrategia fracasa, seguramente por no trabajar ni contar con enfermeras gestoras o reconocer la existencia de un liderazgo enfermero.

A lo largo de los años, las necesidades de salud de los ciudadanos se han ido modificando y lo que ayer era una reclamación impensable, que los cuidados se conviertan en servicio, hoy se han convertido en una necesidad real, demandada y más todavía, este es el camino de nuestro futuro, al que las enfermeras gestoras han de contribuir de una manera firme pero respaldadas por la autoridad sanitaria para que dichos cambios se asuman, se reconozcan y acepten con normalidad.

«Las enfermeras gestoras también conocen el valor de la presencia cuidadora de la enfermera y su liderazgo dentro del equipo asistencial»

Una pregunta que podríamos hacernos para reflexionar hoy en nuestra columna de opinión es:

¿Existe diferencia en la gestión de un centro sanitario o sociosanitario, cuando esta la realice una enfermera gestora, de cuando esta gestión está a cargo de otro tipo de profesionales?

Parece que igual existe alguna diferencia, no se sabe, sin embargo, nos deberíamos de preguntar ¿por qué hablamos de gestión enfermera como algo llamativo, pero nadie plantea como interesante hablar de la gestión médica o la gestión de un biólogo o de un abogado? Sin duda, una enfermera gestora competente, además de su mirada específica que es un valor, lo es igual que un médico competente en gestión, un abogado competente o un economista, igual siempre que esté formado, esta es mi opinión.

Hoy vamos a intentar nuevamente que las palabras tengan su sentido exacto. ¿Por qué se cuestiona que una enfermera pueda gestionar una organización sanitaria y a nadie le parece un escándalo que la gestión de este tipo de organización esté a cargo de un arquitecto o un abogado que puede que nunca haya trabajado en un hospital?

¿No parece algo poco racional, más allá de un temor infundado o una sensación irracional a la pérdida de poder, esta constante oposición de algunos grupos a la gestión profesional de las enfermeras en las instituciones cuando tienen competencias ya adquiridas? Resulta cansado y bastante negativo para el propio desarrollo de servicios en el siglo XXI, un cuestionamiento que confunde a la sociedad.

Esta es la cuestión que vamos a abordar hoy en este artículo: qué significa la palabra “gestión enfermera”, es un término diferente al de “enfermeras gestoras” y es un término que se utiliza bastante cuando a lo mejor, de lo que habría que hablar es que es diferente cuando una enfermera se dedica a gestionar servicios, que le son propios como son la división enfermera de una organización, donde hace alguna aportación específica a esta gestión de servicios sanitarios o sociosanitarios, que cuando lidera una organización de manera gerencial, y desde ahí, como no, aporta una mirada que le es propia, igual que lo hacen los médicos, los psicólogos o los economistas, cuando ejercen estos puestos, es decir, aportan su mirada específica y esto es un elemento diferenciador sin duda alguna y por supuesto de valor.

De aquí, esta es la otra pregunta que deberíamos intentar responder:

¿Una enfermera gestora puede hacer alguna aportación concreta, desde su especificidad, desde el punto de vista de la práctica el cuidado de enfermero a una gestión integral de los servicios de salud con vocación innovadora? La respuesta, por supuesto es sí, claro.

El primer elemento que tendríamos que tener en cuenta es que las enfermeras graduadas, han adquirido competencias básicas en dirección y gestión ya desde el grado.

Es importante saber que, en España, la formación en gestión de servicios, está en su base curricular enfermera, cosa que no tienen otras disciplinar sanitarias.

Por tanto, un profesional recién egresado tiene formación en gestión, de hecho, en cuarto de su grado, cursan una asignatura dedicada al mundo de la gestión de los servicios, y alguien se preguntará y esto ¿por qué?

Es sencillo, para gestionar el cuidado clínico, para planificar, para gestionar el cuidado en la micro gestión, se requiere de competencias básicas en gestión, de hecho, hasta se refleja en la Ley de Ordenación de las Profesiones, tan criticada y obsoleta, así se le reconoce a las enfermeras, les reconoce como su función la de “dirigir y gestionar cuidados”.

Esto también afecta no solo a la provisión de cuidados profesionales, sino también a la capacidad de gestión de servicios, de dirección de equipos de cuidados profesionales.

Por tanto, para prestar buenos servicios clínicos, es importante no olvidar que es necesario aplicar competencias relacionadas con la dirección y gestión de cuidados.

En el mundo clínico, el mundo asistencial, las enfermeras generalistas, al estar formadas, son capaces de reconocer la importancia que tiene la gestión y la negociación, en la planificación de cuidados y la prestación de servicios de una manera exitosa.

Así, sabiendo que conocen cómo se construyen los procesos asistenciales, el valor de los indicadores de cuidados y cómo se deben de aplicar en el día a día, pueden aplicar elementos como el liderazgo, el enfoque de cliente, o trabajar centrándose en servicios excelentes. Las enfermeras clínicas reconocen la necesidad de trabajar desde la calidad asistencial y desarrollan estructuras para desplegar todo lo que tiene que ver con innovación, trabajo en equipo y, sobre todo, gestión de necesidades de los clientes de sus pacientes y los cuidadores, prueba de ello, si alguien no lo cree, simplemente acudir a la entrega de los premios anuales de la revista Enfermería y Desarrollo, para darse cuenta de estas capacidades como hechos en nuestro país. Lo único, es que esta manera de trabajar se hace de manera invisible y, por tanto, no es reconocida por el propio sistema.

Así pues, sabemos que tradicionalmente, las enfermeras han gestionado el mundo de la práctica clínica y por supuesto, en mundo de los servicios de enfermería tanto en centros sanitarios como sociosanitarios de una manera adecuada y podríamos decir incluso única.

No debería de olvidarse su tradición como gestores y administradores, como cuando el Instituto Nacional de Previsión puso en marcha los consultorios se la Seguridad Social, estos eran gestionados por enfermeras administradoras, reconocidas y respetadas, a pesar de que en ellos se prestaban servicios médicos y enfermeros, en consulta y en domicilio.

Vale la pena recordar este antecedente, el de las enfermeras jefes y enfermeras adjuntas, porque ellas pusieron en valor como las enfermeras han gestionado servicios en otros tiempos de una manera eficaz y sin que a nadie esto le pareciese algo llamativo.

Ni que decir tiene en el mundo social, la figura de las JATAS, figuras que asumían la gestión del ámbito residencial, figuras poco reconocidas y, sin embargo, de gran valor en la administración y control de servicios de cuidados de este ámbito social.

Traigo este ejemplo al texto, simplemente porque la tradición que tienen las enfermeras como administradoras y gestoras en el sistema es larga y sólida, supone una fortaleza para el propio Sistema y nadie puede decir nada de esto, dado que son figuran de gestión anteriores a los directores de centro, aceptadas por todos, por ejemplo, más que una figura tan polémica para algunas sociedades científicas de otras disciplinas, como la natural propuesta de que las direcciones de centro, las ocupasen enfermeras.

De hecho, muchas enfermeras de una manera informal fueron elegidas por sus compañeros del centro de salud como directoras en funciones, apoyadas desde la delegación del gerente del área de salud y por la necesidad del servicio, garantizando la dirección de la organización, demostrando éxito, oficio, liderazgo y competencia.

Pero en este artículo no queremos incidir más en la capacidad de gestión de las enfermeras, que han demostrado que saben, tienen competencia y pueden, desde los hechos, demostrarlo.

Repasemos el rol y la aportación de las enfermeras gestoras, profesionales que tienen un perfil gestor y pueden gestionar servicios, instituciones, más allá de las relacionadas con los cuidados o gestión de personas o de organizaciones de cuidados al servicio de las personas.

Y como decíamos al principio, ¿qué aportan las enfermeras gestoras al mundo de los servicios sanitarios y por qué dan un elemento diferenciador y de valor?
¿La mirada enfermera puede ser algo esencial y puede generar respuestas innovadoras y ser adecuada para un enfoque de sostenibilidad, eficacia y perfil humanizado del servicio como elemento de mejora? La respuesta. Creo que es sí, pero su ejercicio debe realizarse en unas condiciones de aceptabilidad.

En pleno siglo XXI, hay algunas cosas que sabemos que son elementos esenciales de los servicios sanitarios y una de ellas, la seguridad, que los pacientes se sientan seguros, y capaces de controlar, lo que significa generar pacientes con proactividad y capacitación de las personas para su autogestión.

El liderazgo enfermero y enfermeras gestoras, visualizan esta necesidad y pueden ser capaces de reorganizar procesos, para garantiza la presencia cuidadora de las enfermeras clínicas, es una clave de la seguridad. Solo garantizando esta presencia tanto en estructura, en espacio y tiempo, se garantiza la seguridad.

Las enfermeras gestoras también conocen el valor de la presencia cuidadora de la enfermera y su liderazgo dentro del equipo asistencial, así mismo, son capaces de crear estructuras que integren lo interdisciplinar promoviendo liderazgos compartidos, estrategias que evalúen de manera individualizada y generar como actividad de valor el entrenamiento y capacitación para el autocuidado de las personas tanto para pacientes como para las personas de su entorno próximo a las que cuidar. Estas estructuras se apoyan en la autonomía y en la gestión del tiempo, y adquieren valor e identidad dentro de los procesos integrados e interdisciplinares.

La mirada de la enfermera gestora es capaz de responder, por tanto, de manera integral a las necesidades, de hacer visible en cada momento lo que se necesita y es capaz de generar respuestas, acorde con esa mirada de la persona en su global, de promover su participación y entrenarle para que tome sus decisiones compartidas como parte del equipo.

Pero si en el mundo de la meso gestión, la mirada enfermera puede aportar un liderazgo transformacional y compartido, velando por su especificidad, en el mundo de la macro gestión su papel debería de ser esencial a la hora de rediseñar estructuras de protección de salud.

Desde este enfoque, conseguir que los cuidados enfermeros profesionales entre en la agenda política, desde el diseño de un marco de cuidados, transversal, común a todas las estrategias para dar garantías a las personas más vulnerables y frágiles, resulta un enfoque de gran interés para la sociedad.

El diseño y rediseño de servicios y de nuevas estructuras que garanticen el cuidado como el confort, la seguridad y el bienestar en salud como elementos esenciales de la aportación enfermera tanto en el sistema sanitario o sociosanitario, es clave.

¿Dónde está la clave de la presencia de las enfermeras gestoras?

Si nos fijamos en el medio comunitario y en Atención Primaria, todos los documentos proponen como mejorar el primer nivel de atención, en ellos solo se pone en valor la mejora en la capacidad del diagnóstico y tratamiento, la capacidad de resolución de la práctica médica y el valor de la incorporación de las enfermeras especialistas, pero poco o nada se dice de su capacidad.

Se habla poco de problemas de salud y de la capacidad de resolución de las enfermeras especialistas, de Atención Primaria, de Salud Mental o de Salud Laboral…solo se habla de la falta de médicos, pero se dice poco de reorganización, o de rediseño de procesos y de utilización de nuevos roles para resolver situaciones como la cronicidad, o el envejecimiento, o la prevención.

Sin embargo, aunque se habla de la importancia de la promoción, en ningún lugar se dice que son las enfermeras comunitarias, las de deberían de manera proactiva trabajar y liderar estos aspectos. Su liderazgo y también su responsabilidad sobre estas acciones marcaria un antes y un después.

Pero esto requiere de voluntad y que sea de manera explícita, al amparo de la autoridad se respalde la aceptabilidad de los nuevos roles de las enfermeras, que es aquello que puede asumirse y cómo será medible para que tenga efecto.

Así mismo, a la definición de servicios de cuidados profesionales a domicilios, liderados por las enfermeras comunitarias, en la prestación de asistencia en el hogar de las personas, las enfermeras aportan adherencia, mejora de la seguridad de los cuidados en el hogar, ante situaciones de cronicidad avanzada, envejecimiento o discapacidad, y final de la vida. El papel activo de las enfermeras sería muy beneficioso para reconocer la anticipación, trabajando sobre potenciales problemas de salud y el desarrollo de su proactividad.

Otra aportación, la gestión de unidades de cuidados en salud, de nueva creación, para mejorar procesos de adaptación en situaciones de dependencia de cuidados por agravamientos o complicaciones en salud, pueden ser estructuras que requieren el conocimiento de las enfermeras gestoras en su diseño y dirección para conseguir estructuras de salud de transición eficaces de nueva creación.

En relación con el medio hospitalario, son los niveles de dependencia de cuidados los que deberían de marcar la organización y no los servicios médicos únicamente.
El diseño de las Escuelas de Cuidadores y de Pacientes, imprescindibles para facilitar el entrenamiento en autocuidado y para garantizar, la mejora en la funcionalidad, son elementos claves que requieren de modelos organizativos diferenciados e innovadores.

Figuras como la práctica avanzada, para generar respuestas innovadoras, capaces de dar un paso adelante, complementario de la práctica de las enfermeras generalistas, y especialistas, sin duda, ayudaría en la transición de los pacientes por un sistema seguro y eficaz.

Figuras como la enfermera social, la enfermera de continuidad asistencial, la enfermera gestora de casos o la enfermera entrenadora, o la enfermera de gestión de la admisión para la transición del paciente de manera individual por el sistema, suponen elementos de practica avanzada, capaces de responder a nuevas demandas de salud de los ciudadanos y de las organizaciones que buscan sostenibilidad.

Con estas pinceladas queremos remarcar el valor que aporta una enfermera gestora cuando lidera una organización desde una mirada enfermera.

Una enfermera puede ser directora general, puede trabajar como líder de cualquier proceso, siempre que aporte una mirada en la organización global, una mirada de orientación al logro, con formación en gestión, puede trabajar más allá del mundo de la micro gestión y su aportación, le viene de esta mirada, esta mirada de las personas, de los cuidados, de la humanizada, que ahora, está tan de moda y que, en realidad, parte de la idea de que las personas son el centro.

Pero se requiere voluntad para superar las resistencias al cambio, no entrar a las guerras de intereses que producen la resistencia y el miedo al cambio de la tradición.
Los cambios organizativos importantes pasan por realizar enfoques profesionales, no por problemas políticos, sino que se requiere una ciencia de gestores y parecería interesante empezar a plantearnos que hay otras maneras de organizar los servicios sanitarios, no todos hay que cambiarlo por supuesto, pero sí una parte de cómo ver los servicios, su provisión, y podemos empezar por lo más fácil, que es cuando las personas tienen dependencia, deterioro funcional, cuando las personas sufren cambios importantes a causa de su enfermedad y en su forma de vida, desde luego cambios que tienen que ver con la adaptación, con la pérdida de capacidad de autocuidado y ahí, sin duda, las enfermeras gestoras pueden aportar una visión diferente a la organización de los servicios para dar elasticidad y adecuación a las nuevas necesidades de la sociedad.

Esto tiene que ver con el liderazgo de las enfermeras gestoras y la aceptabilidad por parte del sistema de su rol como una oportunidad, desterrando la idea de que se trata de una amenaza, porque es al revés, somos una fortaleza que hay que aprovechar.

Bibliografía

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  • José Ramón Martínez Riera. Enfermeras Comunitarias. Editado AEC. 2021. Blog Enfermeras Comunitarias.
  • Belén Martínez Cruz, Manuela Monleón Yedra Carretero Lanchas. Teresa Garcia-Baquero. Enfermería en Cuidados Paliativos y al final de la vida, 2º Edición Elsevier 2022.
  • Pagina web de SEMAP: https://semap.org/ Cuidados en el Hogar y el Papel de la Enfermera especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria.