La Desnutrición Relacionada con la Enfermedad (DRE) es una un término que se utiliza para relacionar la desnutrición derivada de la enfermedad. Las consecuencias de no diagnosticar y tratar la DRE impactan de forma negativa en los pacientes que la padecen con repercusión en la calidad su vida. Constituye un problema sanitario por su elevada prevalencia y altos costes para el sistema de salud.

La DRE está infradiagnosticada e infratratada y se asocia a un incremento en la estancia hospitalaria, especialmente en aquellos pacientes que ingresan sin desnutrición pero que presentan una desnutrición al alta, que incrementa el 50% los costes asociados por paciente (J. Álvarez-Hernández, 2012) promedio: afecta a unos 30 millones de personas en Europa y conlleva un coste asociado de unos 170.000 millones de euros anuales.

(Ljungqvist O, 2009). Los tratamientos destinados a combatir la DRE, definidos como productos alimentos dietéticos para usos médicos especiales (ADUME), Food for Special Medical Purpuse (FSMP) en Europa son productos dirigidos a proporcionar una alimentación especial, que han sido elaborados y formulados para el tratamiento dietético de pacientes con DRE bajo supervisión médica, sujetos a una regulación diversa según los países de Europa.

Hay suficiente evidencia para afirmar que la intervención nutricional para combatir la DRE es coste-efectiva. Según un estudio holandés, su tratamiento supone un ahorro de entre 1.433 y 3.105 euros por paciente. Se estima que por cada euro invertido en el tratamiento de la persona con DRE, los costes sanitarios disminuyen entre 1,9 y 4,2 euros. (Kok L, 2014).

Un estudio de referencia en este campo es Prevalencia de la Desnutrición y Costes Asociados en España (PREDYCES®) publicado en Nutrición Hospitalaria en 2012. Este estudio fue nacional, transversal, observacional y multicéntrico, realizado en condiciones de práctica clínica habitual. No obstante, y sigue siendo considerando representativo del impacto económico de la desnutrición en la población española hospitalizada, a día de hoy. PREDYCES® establece una prevalencia de la desnutrición de uno de cada cuatro pacientes hospitalizados (23,7%, según criterios del test de cribado NRS 2002) del que aumenta hasta el 37% cuando se refiere a las personas mayores de 70 años, afectando fundamentalmente a los pacientes con enfermedades neoplásicas (35 %), del sistema cardiocirculatorio (29%) y respiratorias (28%). (J. Álvarez-Hernández, 2012).

El coste adicional de la DRE hospitalaria en España asciende a 1.200 millones de euros que supone el 1,8% del gasto sanitario y afecta a unas 750.000 personas, esto significa que un paciente hospitalizado con desnutrición cuesta 1600€ más que uno normonutrido. (Miguel Leon-Sanz M.D. a, 2015).

También se sabe que la intervención nutricional precoz en los pacientes anteriormente citados supone una mejoría en su calidad de vida y una disminución de la morbimortalidad. Por tanto, desde un punto de vista asistencial, resulta esencial la prevención y la detección precoz de la DRE en todos los niveles asistenciales del sistema sanitario, tanto para la mejora del pronóstico del paciente que la padece, como para el que está en riesgo de padecerla.

La intervención nutricional debería formar parte del tratamiento integral de los pacientes con enfermedad o enfermedades donde la desnutrición es más prevalente no solo en el hospital, sino también en Atención Primaria (AP)

La pregunta que surge de los datos anteriormente expuestos es clara ¿se han dado pasos en España, desde el punto de vista asistencial, encaminados a frenar la DRE? Pues bien, la respuesta es que cada comunidad autónoma sigue su propio criterio sin una aparente coordinación desde el Ministerio de Sanidad, a pesar de que existe un documento marco elaborado desde 2016 que de momento no ha visto la luz.

En mi opinión, hay diversos asuntos que sería clave mejorar, teniendo en cuenta el abordaje actual de la DRE en España.

El primero es que la intervención nutricional debería formar parte del tratamiento integral de los pacientes con enfermedad o enfermedades donde la desnutrición es más prevalente no solo en el hospital, sino también en Atención Primaria (AP).

Para realizar adecuadamente la intervención nutricional son claves las herramientas de cribado destinadas a diagnosticar el riesgo de desnutrición, el tratamiento y el seguimiento por parte de los profesionales sanitarios.

Estas herramientas de cribado están sistematizadas por las Unidades de Nutrición y Dietética (UNCYD) en algunos hospitales españoles de primer y segundo nivel.

Aunque en el hospital cabe mejoría, en mi opinión, el gran desafío es el cambio en Atención Primaria, eslabón esencial para que el paciente no llegue al hospital y reducir así los costes derivados de la hospitalización. La mejora consistiría en detectar y tratar desde AP a los pacientes que presentan patologías con más riesgo de DRE. Para ello los profesionales de AP deberían recibir formación en DRE, y se deberían establecer protocolos de derivación adecuados con la UNCYD, que deberían dotarse adecuadamente de recursos. De este modo, como ocurre con otras patologías como la Diabetes, el paciente con DRE sería tratado de forma precoz desde AP en contacto con la UNCYD, y se conseguiría reducir los costes de la DRE por la vía de que los pacientes no acudan al hospital.

Otro asunto esencial sería introducir mejoras en el acceso a los tratamientos destinados a tratar la DRE en el sistema sanitario español. La normativa que actualmente regula la inclusión de los ADUME entre las prestaciones del Sistema Nacional de Salud (SNS) viene definida por el Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, que establece la cartera de servicios comunes del SNS y el procedimiento para su actualización, por la Orden SCO/3422/2007, de 21 de noviembre mismo, y por el Real Decreto 1205/2010, de 24 de septiembre.

La primera cuestión sobre la que incidir sería el acceso al tratamiento oral complementario a la alimentación habitual, los llamados suplementos nutricionales, cuyo objetivo sería nutrir adecuadamente al paciente, de la forma más natural, complementando su dieta habitual y que representaría la vía de elección en la mayoría de los pacientes con DRE. Desafortunadamente esto no suele ocurrir, dado que la normativa no se ajusta a las necesidades reales de estos pacientes, y fomenta el uso de la nutrición enteral, (administrada vía sonda), frente al uso de la nutrición oral. También sería necesario revisar las patologías incluidas en esta regulación, ya que no siempre coinciden con las patologías que presentan más prevalencia de desnutrición. Por último, también sería interesante reevaluar la normativa referente a la formulación de estos productos, ya que su limitación a incluir innovación podría impactar directamente en los resultados, en concreto en la adherencia al tratamiento. (Salvador Peiró Moreno1, 2020). Además, el acceso a estos tratamientos nutricionales es muy desigual en el territorio español, e incluso dentro de la misma CCAA.

El tratamiento médico nutricional debe tener un objetivo terapéutico en el tiempo, y requiere un seguimiento. En este sentido, el papel de la telemedicina puede ser relevante.

En resumen, existen ya suficientes evidencias para afirmar que la intervención nutricional precoz en pacientes con riesgo DRE o DRE es efectiva en coste, mejora la calidad de vida y reduce la morbimortalidad. Por tanto, la conclusión clara, es que la intervención nutricional debería formar parte del tratamiento integral de los pacientes para conseguir mejores resultados terapeúticos.

En el camino a seguir para conseguir este objetivo, parece necesario seguir concienciando a los gestores, profesionales sanitarios que atienden a los pacientes con patologías más prevalentes, a los pacientes y sus cuidadores, en el sentido de que el tratamiento de la DRE es parte importante en un abordaje integral de las diferentes enfermedades.

Del mismo modo, los profesionales sanitarios que tratan la DRE desde las UNCYD deben ser incluidos en los equipos multidisciplinares para el tratamiento de patologías en las que se presenta la DRE. También sería deseable revisar la regulación de estos tratamientos para mejorar el acceso a los pacientes con más prevalencia de DRE tanto en la vía de administración como en las patologías indicadas.

Referencias
J. Álvarez-Hernández1, M. P.-S.-P. (2012). Prevalence and costs of malnutrition in hospitalized patients. Nutrición Hospitalaria.
Kok L, S. R. (2014). Malnutrition underestimated: The costs of malnutrition and. SEO Economic Research, 11 a.
Ljungqvist O, M. F. (2009). Undernutrition: a major health problem in Europe. Nutrición Hospitalaria , 24(3): 368-70.
Miguel Leon-Sanz M.D. a, *. M. (2015). PREDyCES study: The cost of hospital malnutrition in Spain. Nutrition, 31 1096–1102.
Salvador Peiró Moreno1, J. d. (2020). Tratamiento de la desnutrición relacionada con la enfermedad: situación de la regulación. Nutrición Hospitalaria, 37(6):1246-1280.