La salud ha sido, y aún lo es, un sector que tiene una marcada incidencia en el factor ambiental. Me atrevería a decir que generamos un impacto ambiental negativo de igual forma que cualquier industria, como la textil o la tecnológica, debido a que convergemos en un solo lugar elementos que contiene una huella ambiental significativa. No obstante, por la labor o el propósito que la salud lleva a nuestra sociedad ha sido excusada, y hasta cierto punto condescendientes, a imponer medidas que mejore o mitigue el impacto ambiental que se produce.

En aras a esta situación, uno de los conceptos que está tomando mayor auge en los tiempos que nos encontramos entre la encrucijada de la atención médica y la sostenibilidad ambiental, son los famosos “hospitales verdes”. Concepto que particularmente no considero una tendencia, sino más bien colocar un título a una serie de acciones que se han estado desarrollando con la incorporación de los Objetivos de Desarrollos Sostenibles (ODS) dentro de las estrategias de ciertos centros de salud y empresas del sector.

En un mundo donde la salud humana y el bienestar del planeta están intrínsecamente entrelazados, los profesionales dedicados a la salud deben reconocer y abrazar el papel fundamental que desempeñan en la promoción de un futuro más verde y sostenible.

En este artículo solo resaltaremos 3 de las actividades de mayor impacto dentro de la gestión ordinaria de un servicio de salud. Entre ellas mencionamos:

Consumo energético

No es un secreto para nadie el consumo desmedido que un hospital o empresa farmacéutica tiene en sus operaciones en el día a día, por lo que la enmarcamos como uno de los factores que mayor impactan en el medio ambiente.

La optimización y eficiencia del uso energético debe ser considerada como uno de los primeros elementos a buscar las alternativas para mitigar las huellas de carbono. Las alternativas de la eficiencia energética van desde implementar la actualización de sistemas de iluminación a LED, la optimización de sistemas de calefacción y refrigeración, inversión en equipos médicos energéticamente eficientes, hasta la puesta en marcha de utilizar energías renovables como la solar o la eólica.

Gestión de los residuos

El segundo de los eslabones de alto impacto es la generación de los residuos, no solo de los peligrosos sino también de los desechos comunes en grandes escalas o magnitudes. Si bien es cierto, que existen las regulaciones legales para la gestión adecuada de los residuos peligrosos y desechos sólidos, nos quedamos cortos ante nuestras realidades.

Debemos tener claro de que los sistemas de reciclaje, compostaje y tratamiento adecuado de residuos médicos no es una opción, es nuestra obligación para realmente minimizar la contaminación y maximizar la reutilización de recursos. Debemos hacer una gestión de compra más consciente de lo que adquirimos, del material de elaboración y de lo que se puede hacer post uso de esos utensilios que compramos. Hay veces que las direcciones internas nos encontramos totalmente divorciadas de las funciones de una y otra, perdiendo así de perspectiva ese eje estratégico de la sostenibilidad.

Consumo de tecnología

La innovación tecnológica, la inversión en tecnologías verdes, como sistemas de energía renovable, dispositivos médicos ecoeficientes y soluciones digitales es esencial para mejorar el desempeño ambiental del hospital. Pero nos viene una inquietud, ¿qué hacemos con los equipos que quedan obsoletos?, ¿se desechan?

Dentro de los residuos que como sector salud también producimos son equipamientos biomédicos que tras quedarse obsoletos llenan los almacenes sin producir ningún valor añadido. Cada día se producen nuevas tecnologías que, en miras de mejorar la atención de salud, creamos un vertedero de chatarras que solo nos ocupan espacio y en deterioro de nuestro medio ambiente.

Las empresas de tecnología deben crear sistemas de reciclaje o reutilización de esos equipos en desuso para poder mitigar este daño. A pesar de que existen escasas empresas que han iniciado programas de manera aisladas en algunos países de la Unión Europea y Estado Unidos, no son la generalidad.

Quiero destacar que no podemos ser miopes ante los retos financieros que implica mitigar las huellas que se producen en el sector. En este sentido, se debe de contar con un análisis de retorno de las inversiones y ser lo suficiente creativos para buscar alternativas de soluciones fuera de la caja.

Para implementar cambios trascendentales en estas 3 áreas que hemos citado se debe de contar con:

Compromiso institucional: es fundamental que la dirección de las empresas de salud y hospitales adopte una visión clara de sostenibilidad y la integración en todas las áreas de la operación.

Educación y concienciación: capacitar al personal sobre prácticas sostenibles y promover la sensibilización entre los pacientes y la comunidad son pasos cruciales para crear una cultura de sostenibilidad.

Colaboración multisectorial: trabajar en asociación con proveedores, organizaciones ambientales y otras partes interesadas puede facilitar el intercambio de conocimientos y recursos para avanzar hacia la sostenibilidad.

Evaluación y mejora continua: establecer métricas claras de sostenibilidad, monitorear el progreso y ajustar las estrategias según sea necesario son pasos indispensables para mantener el compromiso con los objetivos 2030.

La transición hacia hospitales verdes no es solo una elección ética, sino también una necesidad imperativa en la búsqueda de un futuro saludable y sostenible para las generaciones actuales y  venideras. Al adoptar un enfoque integral que abarque desde la eficiencia energética hasta la colaboración multisectorial, los profesionales de la salud pueden desempeñar un papel fundamental en la creación de un mundo donde la salud humana y la salud del planeta estén intrínsecamente interconectadas.