He retomado el Camino de Santiago.

Cada año suelo pasar una semana andando por distintas etapas del Camino de Santiago con el objetivo de disfrutar andando, conociendo y charlando con algunas personas que me encuentro por el Camino.

Por supuesto que los pensamientos convertidos en reflexiones y posteriormente en conversaciones introspectivas con muchas personas, me hacen redescubrir temas sobre los que habitualmente no tenemos tiempo para dedicar o profundizar y este año 2021 postpandemia, es año jubilar.

Esto no quiere decir que el Camino no sea solamente para jubilados de cualquier geografía, sexo o condición que en esa época hay muchos, sino para celebrar cada uno a su manera, sus motivos. Creo que fue a Woody Allen, el que dijo o escribió “hay personas que se jubilan a los 40 años y dejan de trabajar a los 65” y yo añado “que también hay personas que dejan de trabajar a los 65 y que solamente se jubilan cuando ellos mimo lo deciden”.

La palabra jubilación vine del latín “iubilare” que significa gritar de alegría, si bien para otras personas esta expresión viene del hebreo “yobel” que representa el sonido de la trompeta que anunciaba el año de retirarse del trabajo. En cualquier caso, venga de donde venga, si juntamos las dos acepciones podríamos decir que la jubilación llega con el sonido de las trompetas que hacen gritar de alegría al que se jubila…hasta hoy.

De nuevo están nuestros políticos debatiendo qué es mejor para ellos, manejando o manipulando las pensiones de jubilación. Y tal y como pinta se pueden tener tres rápidas conclusiones para los jubilados del futuro.

– Aumentar las cotizaciones mientras uno está en activo.

– Aumentar el periodo de cálculo de las mismas.

– Obviamente reducir el importe de las prestaciones.

– Retrasar la edad de jubilación por tener mayor esperanza de vida.

De hecho, hoy en día en muchas empresas han cambiado el sonido de las trompetas, un banquete de celebración y un obsequio conmemorativo de recuerdo por los años trabajados por un documento donde certifican las bases de cotización para acceder a la prestación de jubilación con esa frase de: “Enhorabuena, tú sí que tienes suerte…ahora a disfrutar”.

También es conveniente diferenciar entre jubilado y pensionista. Uno pone el foco en lo que va a hacer y el otro en cómo lo va a poder hacer.

En cualquier caso, jubilado y pensionista no siempre van unidos por la actividad posterior, sino solamente por la prestación económica. Pero ¿existe vida después de la jubilación? Existen muchas vidas, creo yo, solamente con una perspectiva distinta que viene marcada por la salud, el ánimo, la capacidad, los ahorros y obviamente el tiempo. Claro, no todas las personas que alcanzan la edad de jubilación se jubilan de la misma manera y aquí me gustaría representar algunos estereotipos con todo el respeto y aprecio a las personas que han contribuido con su trabajo durante el tiempo que fuere al desarrollo de la sociedad.

Los jubilados de “por fin”, a los que generalmente no les gustaba su trabajo y por fin es el momento de acabar con su sufrimiento. Emprenden una actividad inusual, algunos comienzan a viajar, se apuntan a clases de baile, a cursos de pintura y enología, a universidades para mayores, en fin, a multitud de opciones que se les ofrece por haber llegado a la plenitud personal y profesional y por supuesto a esos que, siendo abuelos, crían a los nietos en las ausencias diarias o temporales de sus padres. También es una actividad importante.

Un dato es que el IMSERSO para este año en el mes de octubre de 2021 se han ofrecido 816.000 plazas en su reactivación, al que acuden jubilados rápidos, raudos y depredadores de buffet, para conseguir su plaza.

También es conveniente diferenciar entre jubilado y pensionista. Uno pone el foco en lo que va a hacer y el otro en cómo lo va a poder hacer

También el ejercicio físico continuado es un valor para mantenerse en forma en la vida diaria y no solamente para correr y coger la primera línea de playa y plantar la sombrilla. Las universidades de mayores están prácticamente sin cupo de inscripción y los centros tienen las clases de baile abarrotadas.

Los jubilados activos, que continúan con actividades profesionales o intelectuales, con su profesión, creando empresas o reinventándose profesionalmente, aumentando su formación y conocimiento cómo premisa. (A lo mejor es porque no saben hacer otra cosa o porque no les soportan en su casa, es solo una opinión).

Si vemos la evolución de este colectivo desde el año 2002 que es el año donde empiezan las estadísticas del I.N.E., había 100.000 ocupados mayores de 65 años, en el año 2009 eran 158.300 en el años2019, 218.300 y en el tercer trimestre del 2020 según la EPA, estos trabajadores por cuenta propia o asalariados eran casi 221.000. Y dada la evolución de las pensiones y el crecimiento de la jubilación activa u otras nuevas modalidades que permitan compaginar ingresos por actividades y pensiones, se podía conseguir que el poder adquisitivo de estos colectivos al menos no se deteriore.

Los jubilados con vida nueva. Cuando suenan las trompetas y fanfarrias, muchos jubilados son conscientes que la vida que les queda no es la que ellos han elegido y plantean un cambio radical de convivencia con su pareja. Me ha sorprendido un dato que ha recogido La Opinión de Málaga que, si durante el año 2013 en España se produjeron 630 divorcios de personas mayores de 60 años, frente a 6.770 en el año 2019, según fuentes del I.N.E. es decir con crecimiento casi exponencial.

Y siendo más concisos, un 64 % estaban en edades comprendidas entre 60 y 69 años, un 17,5 % en mayores de 70 años y 18,5 % donde uno de los cónyuges tiene entre 60 y 69 y el otro más de 70 años. Estos datos están creciendo después de la pandemia y por muchas y diversas causas.

Posiblemente las trompetas de júbilo también suenan para la persona que toma esta decisión, en gran parte mujeres. Por supuesto que también existen otros muchos tipos de jubilados algunos de más de 60 años y otros mucho más jóvenes.

Y volviendo al Camino de Santiago, cuando alguien me pregunta les digo que está muy bien y me contestan casi siempre lo mismo… “lo haré cuando me jubile”.