Un equilibrio inestable
Hace no demasiados años teníamos más o menos claro que aun pese a las dificultades las cosas tenían más o menos certezas. Sabíamos el precio del litro de aceite, de leche, en fin, de casi todas las comidas. Si subían era por el IPC, aunque desconociéramos el significado de esas siglas. Sin embargo, era decisión del gobierno y bastaba para admitirlo, aunque entre regañadientes. Sabíamos también que poco a poco progresábamos en la sociedad. Sabíamos quién mandaba en el mundo, quién tenía más dinero, si podíamos estudiar una carrera universitaria o tener un oficio. Todo eso ya nos serviría para encontrar un trabajo estable o alguna otra oportunidad de