Calidad Siglo XXI
Mi paso por la logística me enseñó muchas lecciones de calidad. Se me grabó a fuego aquella de que solo se acordaban de ti cuando algo salía mal. Podías hacer miles de procesos bien, que nadie te felicitaría ni reconocería, pero aquel incumplimiento en el servicio te iba a dejar el cuerpo peor que una paella en un bar de guiris. Aprendí que una entrega a tiempo y con una sonrisa producía en el cliente más amor que el más sensacional de los productos. Aprendí también el valor de los procesos. Controlar y mejorar los procesos era el arma de destrucción masiva de los incumplimientos. Lo demás era como