Un nuevo mes de marzo y continuamos con la necesidad de reivindicar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. El 8M es un día de conmemoración de lo conseguido y reivindicación de lo que queda por conseguir.

Desde la empresa ya no es solo un tema de justicia social, es un tema de resultados.

La empresa sanitaria no puede prescindir del 50% del talento. Si bien es un sector con alta presencia de la mujer en la parte más operativa, no ocurre lo mismo conforme vamos escalando en la estructura de nuestras empresas. La alta dirección necesita de diversidad. La alta dirección necesita de hombres y mujeres trabajando juntos.

En las empresas donde hay diversidad hay creatividad, hay agilidad y hay toma de acción. Siempre a punto de la necesidad de cambiar nuestra forma de gestionar, en un mundo donde debemos estar siempre enfrentándonos a retos y a continuas salidas de la zona de confort.

Sé que, leyendo estas líneas, algunas de las personas estarán pensando que medidas como las cuotas suponen un perjuicio para “la mujer que es capaz de llegar por sus propios medios”. Nada más lejos. Las “mujeres que han llegado” han llegado, en la mayoría de los casos, con esfuerzos y sacrificios mucho mayores que los de sus compañeros. Las cuotas no significan ascender a mujeres sin valía, sino esforzarnos por encontrar y por ver el gran talento femenino que hay a nuestro alrededor. Cuota es organizar un congreso y asegurarnos que el talento femenino esté representado. Cada vez más la cuota está en la mirada de las personas y nos “chirría”, si me permitís la expresión, cuando no hay mujeres, o muy pocas, en la foto. Por supuesto, que las cuotas están para que desaparezcan, pero los datos apuntan a que, sin ellas, tardaríamos más de 200 años en alcanzar la igualdad. Yo no creo que esta sociedad y en concreto el mundo empresarial esté en disposición de esperar tanto. Y no me vale el “es que ellas no quieren…”.

‘En las empresas donde hay diversidad hay creatividad, hay agilidad y hay toma de acción’

Hace unos meses un directivo de una gran compañía me comentaba: “Marta, intentamos ascender a las mujeres, pero ellas son las que no quieren. Les ofrecemos flexibilidad y teletrabajo para una mejor conciliación, pero no lo aceptan”. Mi respuesta es que no se acepta porque es una trampa. No es cuestión de darle a la mujer herramientas para que pueda con todo, sino crear una cultura de corresponsabilidad donde hombres y mujeres asuman el cuidado de los niños, de los mayores y otras tareas. No se trata de incluir a la mujer en una cúpula directiva creada por el 50% sino de cocrear una nueva forma de liderar.

Y esta necesidad de establecer un nuevo liderazgo no afecta solo a la mujer. Estudios afirman que el 40% de los milennials en USA no quieren acceder a puestos directivos. No les compensa, el tipo de vida de los que hoy ocupan los puestos directivos (los que hoy tenemos 50 años) no les interesa.  Y hablo de hombres y mujeres.  Así que, o trabajamos por un nuevo liderazgo y una forma diferente de gestionar las empresas o no habrá relevo para la alta dirección.

Hay una falsa percepción de que hemos alcanzado la igualdad, Y nada más lejos. Es cierto que a nivel normativo y sobre el papel hemos avanzado, aunque aún queda. Pero los cambios culturales en una sociedad son mucho más lentos. Y todos y todas tenemos la responsabilidad de ser parte de ese cambio. Como mancha de aceite, pequeñas decisiones provocan grandes cambios. Las mujeres necesitamos estar en la alta dirección para estar donde se toman las decisiones y participar en el cambio cultural y de liderazgo que necesitamos. Mira a tu alrededor, mira con ojo crítico y comprometido, elimina el “es que” de tu vocabulario, seguro que puedes tomar decisiones, pequeñas o grandes que provoquen el cambio.

Y como siempre, para terminar, en mi parte más personal, me declaro feminista. Me niego a renunciar a un movimiento tan importante para esta sociedad. Porque el feminismo, solo busca la igualdad entre el hombre y la mujer. Cierto es que políticamente ha sido usado y maltratado por unos y por otros. Pero el feminismo es de toda la sociedad, de una sociedad y unas empresas que ganan con la igualdad.